29 ago 2021

Relaciones entre la conciencia inspirada y el sentido de la vida. Dario Ergas

(fragmento de la monografia. Clic aqui para ir al texto completo)


El interés de este estudio es aumentar la comprensión de esta estructura de conciencia, acercarnos a descripciones de los estados de éxtasis, arrebato y reconocimiento, relacionar esta estructura de conciencia con la experiencia de lo sagrado, con la experiencia de Fuerza, con el estado de despertar y el sentido de la vida, que se menciona en el Mensaje de Silo.

La conciencia inspirada desde apuntes de Psicología IV

Una estructura de conciencia es un modo global de estar en el mundo, un comportamiento mental. Así reconocemos estructuras como la conciencia angustiada (o tomada por la incertidumbre y el temor), la conciencia emocionada (o tomada por las propias cargas afectivas, intenciones, sugestiones, peligros que atribuyo como provenientes del exterior), la conciencia alienada (o fugada y perdida de sí en el consumismo).


Así también la conciencia inspirada es una estructura de conciencia, un modo de estar en que se modifica la experiencia habitual del espacio-tiempo percibiendo la realidad como totalidad, unidad, o trascendencia en distintos grados y manifestando esos contactos en la ciencia, en el arte y la mística; pero también en ciertas intuiciones intensas y pálpitos del diario vivir.


Las estructuras de conciencia son modos globales y por tanto actúan tanto en el sueño como en el semisueño y la vigilia. Así podemos tener pesadillas angustiosas y sueños inspiradores, o vivir oculto de un mundo que me acecha, o con el futuro abierto y enamorado.


Podemos distinguir diferentes “estados” en una estructura de conciencia, según la posición del yo en el espacio de representación, y la actividad o el bloqueo parcial de los mecanismos de reversibilidad (apercepción, evocación, crítica y autocrítica). Estos estados los podemos clasificar en “estados alterados”, en que el yo se emplaza en la periferia del espacio de representación; o “ensimismados”, en que el yo se internaliza. Un estado alterado puede ir desde la actividad diaria del yo, hasta su externalización exagerada en la emoción violenta. Un estado ensimismado puede ir desde la calma reflexiva hasta la desconexión del mundo externo. Pero esto se puede extremar si la conciencia está “perturbada”, en que la alteración produce alucinaciones, o el ensimismamiento nos pierde en un mundo onírico.


Silo aclara que la conciencia inspirada no es un estado alterado ni tampoco un estado ensimismado, sino una estructura de conciencia. Un modo de estar global, un comportamiento mental en que se producen desplazamientos del yo que modifican la experiencia habitual del espacio y del tiempo. Una estructura de conciencia que utiliza todo su potencial, tanto el sueño, como el semisueño y la vigilia en sus estados alterados o ensimismados, para desarrollar su

“propósito”. Un propósito que puede ser un fuerte deseo o una necesidad vital. Una estructura de conciencia, que para acceder a ella se atraviesa por una desestabilización o un suave trance, provocando desplazamientos de la posición habitual del yo.


Mhos casos de prácticas chamánicas, espíritas o religiosas, pueden provocar un desplazamiento del yo por medio del trance; la conciencia se inspira, pero produce un fenómeno de “sustitución” del yo; nos parece estar poseídos por fuerzas o espíritus externos, que traen mensajes y predicciones para la vida; la característica de sentirnos “tomados” o “poseídos”, la ubica en un estado crepuscular, sin posibilidad de progresar desde allí; puede incluso ser movilizada desde los instintos de conservación de la vida, resultando eficaz para salvaguardarla de peligros mortales.1


En la “suspensión” del yo, observamos los estados de éxtasis, arrebato y reconocimiento; pero también el pálpito, el rapto y ciertas intuiciones de particular fuerza.2


Por último, en un trabajo intencional, en que sostenemos la suspensión del yo, y cargamos afectivamente un propósito que nos oriente hacia los espacios profundos y sagrados de la

conciencia, Silo menciona la “supresión” del yo, de cuyas traducciones es posible abrevar para adentrarse en las preguntas esenciales de la existencia.


Las estructuras de conciencia pueden ser estudiadas a nivel personal o individual, pero también como una estructura de conciencia a nivel colectivo o social.


22 ago 2021

Introducción a la Psicología Trascendental. Dario Ergas, Junio 2012

 

Introducción a la Psicología Trascendental

Dario Ergas, Junio 2012


Agradezco la invitación del Parque de Estudio y Reflexión Montecillo para esta exposición sobre Introducción a la Psicología Trascendental en esta aula  magna de la Universidad Católica de Cochabamba, Bolivia.

Qué es lo trascendente en la conciencia
La concepción de conciencia que está a la base de este  trabajo es la de intencionalidad propia de las corrientes fenomenológicas. Conciencia es una función del siquismo que registra y coordina los fenómenos del recuerdo, la sensación y la imaginación.  Su labor constante es lanzar actos para que sean completados con objetos o contenidos de conciencia. Todo acto se completa con un objeto de conciencia, mientras un acto no se completa se genera una tensión de búsqueda. Este permanente movimiento de actos que se completan en objetos, o que buscan el objeto que los complete es la intencionalidad. La conciencia es fundamentalmente intencionalidad, actos lanzados hacia el mundo externo que buscan completarse.  Los objetos o contenidos de conciencia son imágenes o representaciones, es decir, síntesis o traducciones que hace la conciencia de los impulsos que provienen de la percepción, la sensación, el recuerdo,  incluso de las sensaciones que provienen de la misma conciencia.  Si digo “el gato que se subió a la mesa”, genero un acto de búsqueda que se completa  con una representación de un gato y que no encuentro sobre la mesa. Esta intencionalidad de actos de conciencia consumándose en objetos, es lo que hace concebir a la conciencia como una estructura conciencia y mundo, ya que todo acto será completado con un objeto del mundo y cualquier objeto del mundo lo será porque hay un acto de conciencia referido a él.

Vivimos una nueva época de aceleración histórica, mundialización y tecnologización de la vida y los efectos sobre la estructura psicofísica del ser humano requieren de una óptica estructural que comprenda al psiquismo en relación con su momento histórico. La adaptación a un medio deshumanizado a través de drogas, psicotrópicos o a través de terapias provenientes de la psicología o de corrientes espirituales, no parecen disminuir el índice de ansiedad, angustia, pánico, depresión, suicidios, matanzas a mansalva o desbordes violentos de poblados. Los efectos de la pérdida de referencias en el individuo frente a la desestructuración de las instituciones, ideologías y creencias, parecen anticipar  un cambio que se está avizorando mundialmente.
Si las referencias, es decir las verdades  de la conciencia individual se desestructuran, podría estar irrumpiendo un fenómeno psicosocial de carácter irracional  que necesita de una interpretación más amplia de la conciencia.  

Nos interesa una psicología trascendental para explorar la posibilidad de evolución de la  conciencia. Todo está en cambio y evolución y también lo está el ser humano. Lo humano es un impulso hacia la libertad y cualquier cosa que lo limita se experimenta como sufrimiento. Lo humano supera sus limitaciones espaciales a través de instrumentos como telescopios y submarinos, y modifica su cuerpo para ampliar sus posibilidades temporales aumentando sus años de vida y busca superar  la muerte que es nuestro destino. También el sistema social restringe la libertad humana y lo transformamos para humanizarlo. Pero es en su conciencia perdida de su sentido en que está la raíz de ese sufrimiento. Por ello es muy importante la posibilidad de nuevos estados de conciencia mas lúcidos, capaces de reconocer el sentido y la dimensión de lo trascendente, capaces simultáneamente de construir una sociedad humana,  universal, libertaria y no violenta. Necesitamos  que esta psicología contribuya con ese propósito de superar el dolor y el sufrimiento y humanizar el mundo.

Todo lo que podemos decir, imaginar o hablar pertenece a la conciencia y nada de lo  trascendental puede ser expresado. Lo trascendental está fuera de lo representable y fuera de lo temporal. Todo lo que se habla del mas allá son siempre figuras que hace la conciencia y siempre están mezcladas con la biografía, la cultura, las tensiones y preocupaciones de la época en que se vive.  A veces por accidente y a veces siguiendo determinados procedimientos se nos presenta el mundo trascendental conmoviendo todo nuestro ser. Cuando eso sucede cualquier palabra o expresión que usamos para describir lo sucedido no alcanza para abarcarlo. Sólo podemos obtener las traducciones que hace la conciencia de ese mundo. Ese mundo trascendental parece estar en la base de la intencionalidad y  son sus traducciones que en forma de representaciones movilizan la acción hacia el mundo cotidiano.

Hay mucha confusión cuando entramos a estudiar este campo, muchos contenidos que por experimentarlos con intensidad, los atribuimos al campo trascendental y sin embargo siguen siendo fenómenos de la conciencia.

La teoría de la conciencia de Silo nos permitirá aproximarnos a esta pregunta. Esta teoría se coloca a una distancia de la sicología tradicional similar a lo que en física podría corresponder la distancia entre la teoría de la relatividad y la física newtoniana. Podemos explicar muchas cosas con la física de Newton, pero no nos sirve para volar al universo. El modelo de la conciencia de Silo nos va  permitir abordar lo trascendental, sin confundirlo con la magia y la religión y entrar en el fenómeno desde un punto de vista psicológico. Silo desarrollo sus tesis en 1975 en la isla de Corfú en Grecia junto a una centena de sus discípulos provenientes de distintas partes del mundo. En esos trabajos se puso especial énfasis en la confusión del fenómeno trascendental con lo paranormal o con entidades que toman la conciencia y se interpretan como seres provenientes de mundos extrahumanos. Dado esas confusiones Silo recomendó trabajar en la normalización de la vigilia, desarrollar una atención sin ruido y una vida coherente;  no fue hasta la década del 2000, ya comenzado el siglo XXI, en que entregó procedimientos para el contacto con lo trascendente en el ser humano, en lo que hoy se conoce como el Mensaje de Silo y a través de los trabajos mas especializados conocidos como las Disciplinas material, energética, mental y formal . En el año 2006 en el parque de Estudios y Reflexión de La Reja en Argentina, expuso sus estudios sicológicos de los estados alterados de conciencia, los espacios profundos y la conciencian inspirada,  lo que nos permite hoy exponer este desarrollo.#  

Necesitamos hacer un breve rodeo para explicar el funcionamiento de la conciencia y cómo traduce los impulsos en representaciones.

Breve resumen de sicología de la imagen
Los estímulos del mundo externo son captados por los sentidos del tacto, vista, oído etc. Pero  también los estímulos provenientes del mundo interno son captados por una suerte de tacto interno que son los sentidos de la cenestesia y de la kinestesia.  Todos los estímulos que captan los sentidos externos o internos son transformados por éstos en impulsos psicofísicos. El impulso es el átomo mínimo de conciencia y es la sustancia con que trabaja todo el aparato síquico. También las grabaciones de memoria, los recuerdos son datos que se entregan a la conciencia en forma de impulsos psicofísicos. La conciencia traduce y sintetiza esos impulsos en imágenes o representaciones. Las imágenes de conciencia no son sólo visuales, también podemos representar una música o la sensación tibia del café matutino. Lo que podemos reconocer en nuestra conciencia son las representaciones que ella ha producido.  Estas representaciones están ubicadas espacialmente en un espacio interno de representación. La conciencia no solo traduce los impulsos en imágenes, sino que además las ubica en diferentes puntos de un espacio interno de representación. Si recuerdo lo que hice ayer notaré que esas imágenes se ubican atrás de mis ojos, y si imagino lo que haré la próxima semana, esas imágenes se ubican  delante de mis ojos. La taza de café y su aroma sobre esta mesa, tiende a llevar al cuerpo hacia la mesa. La taza de café que ahora saboreo, imaginándola al  interior de mi cabeza tiende a movilizar las papilas gustativas.

La conciencia traduce los impulsos que provienen del mundo externo, interno y de la memoria en impulsos psicofísicos, esos impulsos son traducidos en imágenes o representaciones que se ubican en diferentes lugares de un espacio interno de representación. Esas representaciones son las que trasladan la energía síquica a los centros motores, movilizando al cuerpo hacia el mundo. Estas representaciones se ubican en una espacialidad interna que es un espacio de representación y según su  ubicación en ese espacio, trasladan la energía hacia los centros motores o hacia el intracuerpo, movilizando al cuerpo, o cumpliendo funciones de integración de contenidos y de acomodación interna.

Esta traducción de impulsos en representaciones la realiza la conciencia en sus distintos niveles de trabajo, en sueño, en semisueño y en vigilia.  Las imágenes en el sueño están emplazadas mas internamente y son mas plásticas y alegóricas, y en vigilia están emplazadas mas externamente, y además de las imágenes alegóricas que en este nivel se expresan como ensueños,  las imágenes adquieren también  forma sígnica y simbólica. Tanto lo que ocurre en el nivel de sueño como en vigilia, son para esta psicología fenómenos de conciencia y no reconoce ningún campo de lo inconsciente,  lo que modifica el esquema interpretativo del fenómeno mental, respecto a otras escuelas tradicionales.   
Lo central aquí es que todo fenómeno de conciencia se traduce en representaciones y esas representaciones se dan en una espacialidad. Que dependiendo de la ubicación mas interna o mas externa respecto a los ojos, esas representaciones trasladan la energía síquica hacia adentro del cuerpo o hacia fuera por medio de la acción.   

Si imaginamos ahora otra taza, vemos la taza y  podemos reconocer que hay algo que mira a esa taza, esa representación de la taza es reconocida por una mirada de la conciencia que observa a ese taza que imaginamos.  Imagino la taza y  soy yo que veo la imagen. Ese “yo”  está ubicado también en mi espacio interno de representación y a una cierta distancia de la taza imaginada. En el sueño paradojal o con imágenes veo a mi yo actuando en el sueño. Voy en una canoa descendiendo por un río y me veo a mi mismo en la canoa. El yo se ha internalizado en el espacio de representación y puedo observarlo, pero en vigilia ese yo se emplaza en los límites externos o táctiles del espacio de representación y no veo al yo, sino que yo veo al mundo.   Así el yo es también un contenido del espacio de representación y se desplaza por él. El yo es también una representación de la conciencia que confundimos como si fuera la misma conciencia. El yo es una representación particular de la conciencia que se configura por la sumatoria de todas las representaciones y sensaciones y recuerdos, mas la posición de la atención. El yo cumple la función de dirigir una serie de actividades síquicas, pero es de la misma sustancia que las representaciones, es decir no tiene materialidad. En ese sentido decimos que el yo es una ilusión, ya que nos da un registro de realidad sin embargo es tan real como cualquier imagen de conciencia. Esto es importante para el estudio de lo trascendente ya que si hay algo trascendente en la conciencia de seguro no es el yo.

Entonces sobre ese espacio de representación se emplazan todas las representaciones, también la mirada de la representación y también el yo que en ocasiones coincide en el mismo espacio que la mirada.  El espacio de representación se constituye volumétricamente por ello las representaciones no solo se desplazan en el plano, sino que en distintas profundidades de ese espacio.  En el eje z del plano y no sólo en  los cartesianos x, y.

Entonces hemos someramente dado cuenta de que la conciencia traduce todo impulso en representaciones, que esas representaciones se dan en una espacialidad, y que es gracias a esa espacialidad que las imágenes movilizan el cuerpo hacia el mundo,  que hay una representación particular que es el yo que también se desplaza en ese espacio de representación y agregamos ahora que, las distintas posiciones del yo en el espacio de representación nos denotan distintas estructuras de conciencia y distintos estados de conciencia.

Estados alterados de conciencia

Para continuar la investigación hacia lo que está mas allá de lo representable, necesitamos diferenciar muy bien lo que son estados elevados de la conciencia de aquellos que son oscurecidos, bajos o crepusculares.  Para tocar lo que está mas allá  trabajamos con estados alterados de conciencia, pero desde esa conciencia alterada queremos llegar a estados lúcidos y a una ampliación de la conciencia. Necesitamos esta dirección para progresar en el campo trascendental. Si no reconocemos esta distinción, la conciencia quedará tomada y prisionera de sus propios contenidos y creeremos que tenemos contacto con entidades extrahumanas, cuando en realidad se tratará de nuestras propias representaciones proyectadas alucinatoriamente.

Reconocemos niveles altos de conciencia cuando ella dispone de sus mecanismos mentales, dispone de la atención y de los mecanismos de reversibilidad, es decir puede ir a la fuente del dato de memoria evocando los recuerdos  y éstos no se le imponen, o ir a la fuente del dato perceptual, sin ser succionada o sugestionada por un estímulo; además aumenta su capacidad de cotejo, de crítica y de autocrítica. Estos indicadores son importantes para distinguir un estado alto de conciencia, de un estado bajo, de conciencia tomada por un estímulo o por una fuerza, o alucinada al haber proyectado un contenido interno y experimentarlo como percepción. La conciencia tomada es  prisionera de una emoción, o de una imagen, o de una fuerza, que a veces se proyectan alucinatoriamente y les atribuimos una realidad objetal mas allá de lo psíquico. La alienación, el estar fuera de sí, la sumisión a los propios deseos o instintos, son estados oscurecidos. En ellos se verifica la dificultad para dirigir la conciencia ya que justamente esa “dirección” de la conciencia es la que está tomada por algún contenido. Nuestro interés en esta búsqueda de lo trascendente es la ampliación de la conciencia y de su libertad.

Los estados alterados de conciencia los clasificamos en dos grupos, los de conciencia perturbada, propia de los niveles bajos o crepusculares, en que la conciencia es tomada por una emoción o por una alucinación y los estados de conciencia inspirada, en que la conciencia se reconoce a sí misma y a pesar de su fuerte conmoción el fenómeno puede seguir evolucionando y los mecanismos de reversibilidad, de crítica y autocrítica aumentan durante la experiencia y en los días posteriores ella, rozando nuevos niveles mentales.

Son las distintas corrientes místicas las que han desarrollado procedimientos para desplazar el yo y alterar la conciencia.  La técnica mas antigua es el trance y para producirlo se han utilizado distintos métodos de supresión sensorial, drogas, ritmos, que apuntan a la sustitución del yo por imágenes que se identifican como seres divinos,  o como espíritus que remplazan al yo habitual y toman a la conciencia produciendo fenómenos notables. Técnicas posteriores provenientes del yoga y de la meditación budista, o corrientes devocionales de distintas religiones, han logrado superar el trance y suspender el yo. En esa suspensión del yo nos adentramos a las zonas de silencio del espacio de representación, accediendo a estados éxtasis, de fusión con el todo, o de reconocimiento de la unidad de uno y todo lo existente.# Silo desarrolló  un procedimiento de acceso a esta experiencia que es el contacto con la Fuerza.  Este procedimiento permite avanzar en la internalización de la mirada hacia los espacios del silencio, aumentando la observación sobre sí mismo. Aprovechando la estructura del agradecimiento, del pedido y de la acción unitiva, la Fuerza  facilita la experiencia de lo trascendente a los conjuntos, sin chocar con sus creencias culturales y sin necesidad de que se hagan especialistas en el conocimiento de la mente.

El sentido de la acción y la acción con sentido

La conciencia está lanzada hacia el futuro y  todo su transcurrir, su presente es grabado en la memoria que es su tiempo pretérito. La muerte  cierra ese futuro y abre la interrogación sobre el sentido de  mi existencia y de mi acción.  

El sentido de la acción es trasladar las representaciones del mundo interno  hacia el mundo externo. Pero la acción la experimento con sentido cuando al realizarla reconozco en ella su impulso trascendente, al efectuarla me comunica con el centro de mi mismo o dicho de otro modo, siento que esa acción hace crecer en mi un centro interno. Este centro interno es lo que va consolidando un nuevo nivel de conciencia en el cual además,  se deja de creer en la propia muerte y aumenta progresivamente la sospecha de continuidad.

La acción con sentido sólo puede estar dirigida a los otros seres humanos, para quienes también su conciencia intenta traducir un significado profundo para trasladar al  mundo. El otro es la libertad que busca manifestarse, es el amor que quiere expresarse, es lo irrepresentable representado en la existencia,  es la sustancia trascendental traduciéndose en la vida para poder ser reconocida. El otro no es un contenido propio de mi conciencia sino que deviene también en un significado y una profundidad y su sufrimiento es el mío y su liberación es mi liberación y su sentido es el sentido de la misma existencia.

Paradojalmente la búsqueda de lo que está mas allá nos ha conducido a un mas acá cotidiano en que lo trascendente es actuado en cada encuentro con el otro, en cada acción válida que busca la liberación del otro ser humano. La acción entonces se experimenta con sentido en el encuentro con la libertad del otro con su liberación y su humanización.

El espacio mítico

En la profundidad de la conciencia, donde no hay representación, ni espacio, ni tiempo, está lo que la impulsa, un acto sin su objeto, algo que busca fuera de sí misma y no encontrará reposo en ninguna percepción, ninguna imagen, ningún recuerdo, algo que no existe y tiene que construirlo, y esa construcción es su  proceso, su historia, su vida, su sentido.   Lo que la conciencia no puede representar es lo que la impulsa, es el motor mismo de la intencionalidad que la vida ha puesto en marcha. De ese mundo tenemos noción por desplazamientos del yo habitual y por suspensión del yo. Son los esos estados inspirados en que reconocemos la libertad, el amor, la compasión y la belleza, que conmueven a la conciencia que los experimenta.

Los mitos son traducciones colectivas de los espacios profundos de la conciencia. Traducen ese impulso trascendente compensando el sistema de tensiones de una época, de un pueblo, de una cultura. Esa traducción plástica da orientación a pueblos enteros. Cuando el mito está operando no se lo ve, pero guía las conductas de los conjuntos humanos. Cuando el mito está vivo en una cultura, no se lo reconoce como tal, se lo vive  como sentido común, como las verdades mas simples y obvias.  En su ocaso se desestructuran civilizaciones completas, pero en esas grandes crisis la conciencia queda disponible para traducir las señales del mundo intemporal y lanzarse a construir una nueva historia hacia la superación del sufrimiento y felicidad humana.

El mito es un acto lanzado en un tiempo original,  donde todo estaba unido , hacia un tiempo remoto en que nos volveremos a encontrar. Es una señal que nos llega desde el lugar en donde pertenecemos y al que necesitamos imperiosamente volver.

En la crisis que hoy vivimos,  cuando todas las culturas de la humanidad se encuentran en el mismo tiempo histórico, nos acercamos a la  primera civilización planetaria y un mito agita nuestro espíritu adormecido, es el ser humano que despierta, una conciencia lúcida se abre al universo, la nación humana universal se aproxima  desde un largo y enorme  futuro.
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fuente: https://humanismeemergent.blogspot.com/2012/07/dario-ergas-el-sentido-de-la-accion-y.html

humanizar la tierra empieza por uno mismo*

 “Este punto de humanizar la tierra que parece una tarea colosal empieza por uno mismo, y empieza por la pregunta por el sentido de la vida: la vida que estamos llevando ¿tiene o no sentido? ¿Somos simplemente un aerolito que pasa por el espacio sin rumbo definido o somos seres humanos que necesitan antes que nada dar respuestas por su futuro y dar respuesta por su sentido? ¿El Ser Humano es un ser como cualquiera, como cualquier otro de la naturaleza, que simplemente nace, crece se reproduce y muere, o es alguien que debe volver sobre su propio sentido para darle dirección, para ser artífice de su destino, para darle dirección a sus actividades? Estas preguntas debemos hacérnoslas, me parece. Ni siquiera digo debemos; más bien, diría: bueno, es conveniente reflexionar sobre el sentido que tiene para cada uno la vida. ¿Usted se ha tomado el trabajo, aunque sea al terminar el día de preguntarse: bueno ¿qué es lo que he estado haciendo, y qué es lo que va a derivar de ésto, y qué es lo que va a pasar conmigo dentro de diez años?, ¿se ha tomado Usted ese pequeño trabajo? Bueno, hay gente que ni siquiera quiere tomarse ese trabajo porque se va a encontrar que no gobierna su propia vida, porque es gobernado por los mismos acontecimientos. Entonces para empezar a Humanizar la Tierra hay que empezar a comprender la falta de sentido que pueden tener muchas de las cosas que yo hago, hay que replantear el funcionamiento de la propia vida. ¿Hoy se siente cada día más alegre, más potente, con ganas de hacer más cosas? Esos son indicadores muy claros, parecidos a los indicadores que tiene alguien cuando ejercita sus músculos (...) ¿Me siento cada día más deprimido, temo más al futuro, temo cada día más a la enfermedad, a la soledad; o por lo contrario, veo que se abre mi futuro, me comunico mejor, veo que mis ideas funcionan a gran velocidad? Esas preguntas son muy parecidas a las que podría hacerme por mi musculatura.

*Silo. Extracto de entrevista radial. México, 1991

14 ago 2021

Nihilismo y humanismo (fragmento). Ernesto de Casas

 

NIHILISMO Y HUMANISMO[1]

Ernesto de Casas

 Texto de, diciembre de 1996, Madrid,

Actualizado en Mendoza, agosto 2020, y en febrero junio de 2021

 

Presentación

Podría decirse, en términos algo clásicos, que el humanismo se basa en la libertad y la libertad es para elegir entre bien o mal. Si no, no es libertad, es determinismo. Esa posibilidad de elegir entre ‘hacer el bien o hacer el mal’ es lo más grande del ser humano. Así, por cierto, se puede elegir libremente entre ser nihilista, pero también humanista (2).

En términos más actuales, resultaría: El humanismo, como nuevo enfoque del quehacer humano, libre y responsable, es una actitud que surge con fuerza una vez agotadas las falsas soluciones previas; es también una nueva sensibilidad en donde ganar sentido en la vida, porque ésta vale la pena; es un campo en donde la relación con los demás es prioritaria, al igual que la comunicación directa - no intermediada - y en donde toda actividad cotidiana no tiene porqué ser sólo mera trivialidad. La vida es un espacio de construcción, de hacer cosas con y para los demás, no es un mero esperar su fin, es más bien el encuentro de un sentido certero... transformador de situaciones sufrientes que amplía los horizontes de la acción humana.

 Sin embargo, las cosas pueden verse de otro modo, como que nada vale la pena, porque no hay un sentido, como que todo es muy difícil de implementar, como que la relación con los demás es ardua y se prefiere el aislamiento, donde el futuro finalmente está cerrado. Con ello, cunde el desaliento, el desánimo, la pérdida de fuerzas, de referencias y el ser humano y su mundo, se nihilizan día a día (3).

 De aquí la necesidad de referencias y orientación. El hombre elige entre condiciones diversas, adversas unas, neutras y facilitadoras otras, por ello, mientras más referencias tenga a su favor para hacer sus elecciones, mejor que mejor.

 Si bien la elección final es pura responsabilidad de cada uno, la tarea de acercar referencias y esclarecimientos - que es también una elección - es lo que da sentido, moral también, al humanista de hoy; interesado tanto por los demás como por sí mismo. 

Es como si se dijera: “A cada paso surge un ’si y un ‘no’ y debemos elegir permanentemente. Las referencias nos invitan a dejar la ‘franja-negativa’ y optar por la constructiva, pero si no se está alerta, atento, se produce una paulatina pero constante inclinación al ‘no’. No se puede, nada es posible y el fatalismo y la negación de la vida misma se hacen dueños de las situaciones más diversas.

Esto, en suma, nos lleva hacia un nihilismo larvado o manifiesto, mientras que lo primero va conduciendo a un humanismo emergente en la actualidad con particular vigor. (4)

Las características de libertad y responsabilidad, acortadas en muchos campos, son muy propias del nuevo humanismo, ya aparecen no sólo en manifestaciones de la vida cotidiana, sino también en diversas disciplinas, (5) y apoyan al ser humano de hoy para que sea protagonista de todos los cambios que sean necesarios de llevarse a cabo, y tenga por eso que 'hacerse cargo' de los medios a implementar para lograr realizar dichos cambios; tanto personales como sociales, que no puede dejar en manos de otros y mucho menos en manos de los supuestos “representantes del pueblo”.

No se supera ninguna crisis dejando las decisiones importantes en manos de otros. Tal actitud lleva a una indefensión, la cual le hace un flaco favor a la nueva emancipación del hombre para abandonar su condición sufriente, hoy acrecentada por todas y cada una de las formas de deshumanización y cosificación, es decir, de nihilismo, dando lugar a la formación - lamentablemente - del campo antihumanista (6).

En suma, El Humanismo busca así ser un cauce donde alojar a las más diversas posturas, siendo lo suficientemente amplio como para que quepan todas las diferencias y allí encontrar las propias verdades. Esto bien puede ser el Humanismo de hoy, un Nuevo Humanismo ciertamente, que descarta sólo a: los violentos y discriminadores. Todo lo demás, ¡bienvenidos!

 Entonces, el humanismo hoy:

-    El Humanismo como punto de encuentro. Los diversos humanistas convergen en la medida que por la intercomunicación converjan otros. También es punto de encuentro para quienes, frustrados en otros derroteros, puedan ahora proseguir su camino en pos de un destino noble, sin por ello frustrar su caminar mismo, aunque se haya terminado el ciclo de otros medios de desplazamiento.

-    El humanismo como nueva fuerza transformadora de esquemas y sistemas oprimentes del ser humano en su interioridad y sociabilidad.

-    Los humanistas varios hemos de coincidir en algo básico: defender al hombre. Por ello: El ser humano como valor central (7). ¡Sea!

-           El humanismo como fuerza constructiva que no tiene que destruir nada para empezar su trabajo porque es la caída del sistema de valores vigente el que se cae por su propio peso debido a la globalización y aceleración de su propia incoherencia. (*) De modo que el humanista no gasta un ápice de su energía en voltear nada, sino todo lo contrario, ir construyendo para un mundo futuro entre los escombros y naufragios producidos por otros... Todo lo contrario, se pone en marcha con fe en su acción, en lo mejor de los demás, en la construcción de un mundo mejor.

*) Este concepto se trata en la Nota ampliatoria A con respecto a quienes sostienen que habría “que destruir, atacar, al sistema, lo cual da lugar a las diversas formas violentistas, las que a su vez provocan reacciones más violentas del sistema mismo, en un espiral que se realimenta aparentemente sin fin.

Antecedentes

El nihilismo tiene su historia, más bien reciente, pues es en el siglo pasado donde empieza a usarse el término, apareciendo en dos campos, en la filosofía centroeuropea y en la literatura rusa. (Ver Nota ampliatoria A).En esta última, el vocablo es usado para calificar a aquellos que estaban negando los valores establecidos de entonces, en una sociedad con un régimen sumamente absolutista y despótico. En cambio, en las páginas filosóficas aparece como una postura que niega valores y sentido, en general, y hace una negación de la vida misma. Esto sucede con una gran diversidad de interpretaciones y acepciones, puesto que este vocablo al intentar dar una noción de negación de valores referentes a la vida y su trascendencia y, por fuerza, esa concepción se traspasa a otros campos, obviamente.

En la actualidad

Creo hoy se puede captar una cierta sensibilidad y una actitud nihilistas que a veces resulta ser derrotista y da lugar a fenómenos más perjudiciales para el ser humano. 

En rigor aquí interesa verlo en el plano cotidiano, observando cómo se difunde el nihilismo como negación de posibilidades y cerrazón de futuro, creando condiciones para el antihumanismo manifiesto.

Cabe destacar que, en boca de dirigentes y de gente influyente es de cuidarse del discurso nihilista.

Por otra parte, no es una postura de vida fija, sino que es un momento, una etapa, que puede dar lugar a otra. Una época nihilista activa, de negación de valores oprimentes es de algún modo comprensible para poder pasar a otra cosa, aunque eso ya no es necesario puesto que esos supuestos valores vigentes se desmoronan día a día, en la caída estrepitosa de la gran mentira construida a lo largo de años de descuido humano. (**) Pero la postura nihilista-derrotista-fatalista que lleva al oscurecimiento del entendimiento, es ciertamente algo a superar, pues eso sí es, qué duda cabe, precipitarse al abismo. (8)

Así mientras más tarde en cobrar fuera el humanismo en uno mismo y en el medio social en que vivimos, más se instala el nihilismo desesperanzador y descorazonador. Todo nihilista produce en el otro un registro de descorazonamiento profundo, de desaliento.

Mientras que el nuevo humanismo en su mayor anhelo nos dice: “aquí estamos, ¡hay esperanza!”.

No lo vemos entonces al humanismo como en oposición, como “versus” el nihilismo, sino con la analogía de que la falta de luz hace a la oscuridad y así, puede inferirse que la falta de humanismo hace que surja el nihilismo y antihumanismo. Se resalta así que la acción a adoptar es la de ampliar, extender el humanismo, su accionar, su metodología, su mirada. 

**) Esta es la situación relacionada con lo antes citado de lo innecesario de ninguna actitud destructiva pues aquello que oprime se cae, más bien la urgencia es la construcción de la nueva referencia.

Estas posturas de nihilismo o humanismo, resulta un poco aquello de: “Por el camino interno puedes andar oscurecido o luminoso. Atiende a las dos vías que se abren ante ti...” (9)[2]

En este texto, escrito en prosa poética, es de una enorme profundidad sicológica, especialmente en este caso en que nos permite comprender el origen del nihilismo, como una predisposición del ánimo, como una dirección mental; tal como puede aparecer en cualquier persona, o grupo social, a modo de una tendencia hacia lo oscuro (entonces surgen las modas de lo negro, el contenido fatalista en la cultura, en los artistas, en las modas, en la ciencia misma). O hacia lo claro, lo luminoso (entonces, están las modas y formas multicolores, claras, el contenido optimista, el canto a lo utópico, a lo múltiple, a lo posible).

Sin duda es algo a estudiar con detenimiento, pero lo que siento oportuno comentar aquí es que no se es nihilista por una ideología externa que se inculca, o porque hay una moda, sino más bien por registros propios que encuentran eco en el medio y se van haciendo predominantes, a pesar de sus consecuencias destructivas (?). Claro que, por falta de cotejo con otros indicadores positivos, los registros negativos avanzan, se estancan, o se desgastan.

Resumiendo, en la actualidad, con la globalización, se da un estado de conciencia en donde todo está vigente. Situaciones que se daban en ámbitos cerrados de antaño, o dentro de ciertos límites, ahora tenemos que la prensa lo universaliza al instante y nada resulta aislado, por ello este nihilismo que oscurece a las personas, no se limita a regiones ni a la literatura o la filosofía, como tampoco el nuevo humanismo queda reducido a determinadas fronteras.

Es entonces menester impulsar a éste para que el otro quede reducido a una mera anécdota.

2. Características

El Humanismo histórico respecto del nuevo humanismo presenta diferencias substanciales; mientras aquél surge con la mirada hacia atrás, reivindicando y rescatando la filosofía clásica, - para así poder saltar de la opresión cristiano-católica - éste, el N. H., surge con la mirada hacia adelante, hacia el futuro y no como rescate de algo, sino como construcción de lo por hacer. Es así algo bien distinto, no sólo en que no es una actividad cultural, especialmente artístico literaria, sino que es tanto una visión del mundo, de tipo sistémica y estructural, como una actividad cotidiana, con el interés en humanizar la vida cotidiana, de dar sentido a la vida de todos los días, en transcender la trivialidad; por lo que resulta definitivamente importante.

El Nuevo Humanismo - que es obviamente de otra etapa - difiere del humanismo histórico, el que más bien es orientado por sabios, estudiosos, especialistas. Por último, el nuevo humanismo propone como destinatario al hombre común y corriente, sufriente y existente en un mundo que lo deja al margen, que lo deshumaniza y cosifica (Ver Nota ampliatoria B) y que pone los privilegios en manos de pocos).

A ese ser humano el N.H. le tiende una mano de liberación, de realización. (10)

El Nuevo humanismo que proponemos encuentra su fundación en las Tesis[3] (que se incluyen en el Anexo II) pero es en estas que encontramos los fundamentos esenciales:

 

“Tesis 2.2. No obstante, el mundo en que se nace es también un mundo social, constituido por intenciones humanas.


Tesis 2.3. Solo tiene intención la sociabilidad del mundo. Lo natural es susceptible de ser intencionado, ‘humanizado’. Por cierto, que lo social es agente y paciente de humanización, de sentido.


Tesis 2.4. La existencia humana está abierta al mundo y opera en él intencionalmente”


Es en esa simple frase…” constituido por intenciones humanas” en donde encontramos como se va constituyendo la sociedad y la vida individual y como se reciben los efectos de las intenciones de otros, también a esos niveles, individual y social. Es así que cuando surgen planteos que quieren despojar al ser humano de su capacidad de intencionar, surge un gran problema, porque se produce todo lo contrario, un rebote que ojalá sea con buen sentido. Al operar intencionalmente, puede revalorizar los modelos que se tienen en cuenta, las referencias consideradas, para justamente, desnihilizar –si cabe el término-, o mejor, humanizar el actuar en el mundo de las cosas, de los demás, de las sociedades; algo que se puede comprender mejor. Es su posibilidad de intencionar en acciones que llevan a un futuro y mundo mejores, en donde se pueden sentar las bases de una actividad constructiva de sumo interés. En eso estamos.