Aparte de la Exposición en el III Simposio del Centro Mundial de Estudios Humanistas (CMEH), Un Humanismo para la Nueva Civilización, Sede Latinoamericana, Parques de Estudio y Reflexión – La Reja, 3 de Noviembre de 2012.
El Arq. Fernando A. García ha colaborado con el CMEH con “Occidente y los derechos humanos” (Perspectivas Humanistas, Anuario 1996, CMEH), “Humanism in India” (2009), “A una nueva civilización, una nueva espiritualidad” II Simposio CMEH, 2010), y “La imagen en la experiencia espiritual: el guía interno” (CEHBA, 2012).
http://fernandoagarcia.blogspot.com.ar/2012/11/algunas-dificultades-de-la.html
1. La espiritualidad esporádica “en grageas”;
frente a un modo espiritual integral de vivir. Las consecuencias que se derivan
de una o otra posición son proporcionales al grado de compromiso vital con la
espiritualidad.
2. La espiritualidad “consumista”, que devora
ávidamente “novedades” espirituales saltando de una a otra (aun dentro de una
misma forma de espiritualidad), pero sin profundizar con permanencia en ninguna
de ellas.
3. La espiritualidad “privada”, como práctica
estrictamente individual, sin comunicación con otros; frente a la
espiritualidad como actividad también social con otros y para otros.
4. La espiritualidad “caracol”, como fuga
frente al mundo o frente a los conflictos de la propia situación existencial;
frente a la que transforma el mundo y la propia vida.
5. La espiritualidad “vieja”, que se disfraza
de “nueva”, y con sus cambios de forma no cambia la sustancia de fondo; frente
a una nueva espiritualidad para un nuevo mundo.
6. La espiritualidad “conservadora” (y a veces
fundamentalista), como regreso a un pasado idealizado, como repliegue y defensa
ante el presente conflictivo, no como su superación y salto transformador a un
futuro querido.
7. La espiritualidad “oscurantista”, que opone
la razón a la fe; opuesta a la que las reconcilia, poniéndolas al servicio de
la vida.
8. La espiritualidad “recreativa”, como forma
de ocio, como actividad para el entretenimiento y la diversión; frente a la del
compromiso social y personal.
9. La espiritualidad “comercial” como un
“recibir” en que todo gira alrededor del propio beneficio y termina en uno
mismo; frente a la del “dar” desprendidamente en ayuda a otros.
10. La espiritualidad “espectáculo” que se
deslumbra con las vistosidades, que necesita escenarios y coreografías; frente
a aquella humilde y de bajo perfil, que atiende a lo fundamental de la
experiencia.
11. La espiritualidad “diluida”, superficial y de
consumo masivo; frente a la espiritualidad profunda que va a la raíz de la
condición existencial humana.
12. La espiritualidad “terapéutica”, como vano
remiendo de una vida incoherente y contradictoria; frente a la espiritualidad
como conversión del sentido de vida.
13. La espiritualidad “sanadora”, como medicina
alternativa para el cuerpo; frente la espiritualidad como tal.
14. La espiritualidad “simuladora”, que disfraza
otros intereses; frente a la genuina espiritualidad sin hipocresías ni
dobleces.
15. La espiritualidad “hedonista”, que se orienta
según el placer que se obtiene de ella; frente al crecimiento espiritual, que
no siempre y necesariamente es sinónimo de placer.
16. La espiritualidad “turística”, que se orienta
según los lugares, paisajes y escenarios en que se practica; frente a la que se
practica siempre y sin importar dónde.
17. La espiritualidad “ritual”, que deposita el
valor en los ritos, observancias y actividades externas, pero sin mayores
consecuencias internas; frente a la de un sentir y significado profundos que
ponen al rito y la formalidad como secundarios.
18. La espiritualidad “mágica”, como “fetiche” o
“talismán” mágico, para obtener lo que se quiere sin hacer por ello y sin
cuestionar los propios deseos; frente a la que no rehúye de la acción en el
mundo y eleva el deseo.
19. La espiritualidad “cosmética”, para embellecer
y decorar la propia vida con un toque de espiritualidad (sobre todo si es exótica
y de moda); frente a la espiritualidad de fondo que no se mira al espejo de la
vanidad.
20. La espiritualidad “de lo secundario”, que pone
un énfasis desproporcionado en aspectos menores e irrelevantes; frente a la
espiritualidad que atiende a lo primario, esencial y sustantivo.
21. La espiritualidad “declamativa”, que se
complace en hablar de dioses y divinidades, pero que no practica
proporcionalmente para acercarse a aquello que declama.
22. La espiritualidad “dialéctica”, que se usa
como arma arrojadiza para agredir y discriminar a otros, y así autoafirmarse
por contraste con ellos; frente a la que crea puentes de unión y
reconciliación.
23. La espiritualidad “encapsulada”, encerrada en
sí misma y sus asuntos, mientras permanece indiferente al sufrimiento de
quienes no comulgan con la misma; frente a la que se abre al mundo y abraza
compasivamente a todos.
24. La espiritualidad “supernova”, que agranda su
propio “yo” (brillando mientras colapsa); frente a la espiritualidad que
trasciende la propia personalidad.
Las mencionadas y otras más no se refieren a
las formas de espiritualidad existentes, sino a las actitudes con que
cualquiera de ellas se experimenta y practica.