fragmento de:
Alicia Ordóñez
Centro de Estudios - Parque La Reja –
Julio 2010
Resumen:
En el contexto de este trabajo entendemos por Ser a aquello que da
fundamento a la existencia humana.
Se destaca como en los comienzos de lo que hoy llamamos Occidente, en el
mundo griego, los pensadores se orientaban a un contacto directo con el Ser.
A este contacto lo relacionamos con la experiencia que se obtiene en el trabajo
con la Disciplina Mental.
Con el comienzo de la filosofía, tal cual se la entiende actualmente, la
búsqueda de este contacto queda relegada para orientarse a una explicación
del mundo y de las cosas.
Aún cuando en casi toda filosofía se habla del ser, se lo trata de una manera
que podríamos llamar ‘científica’, o sea se llega a él mediante explicaciones
racionales, para concluir que es algo que pertenece a un ámbito suprasensible
y por lo tanto inaccesible a la experiencia humana.
Desde Aristóteles, padre de la metafísica, en adelante, se sientan las bases
para el desarrollo de la ciencia y de la técnica.
Este desarrollo llega hasta nuestros días, y la ‘presencia’ del Ser va quedando
cada vez más oscurecida para la mirada habitual.
Es recién con la aparición de la fenomenología y con el rechazo de la
metafísica donde se intenta llegar a una comprensión del fundamento,
partiendo de la experiencia humana.
De todas maneras este transcurso del pensar denota una particular situación
de la humanidad occidental, configurando un horizonte de orfandad y sin
sentido que avanza en la búsqueda de la ‘distracción’ frente a la muerte.
Consideramos que es la aparición de un nuevo horizonte lo que puede dar
lugar a una transformación orientada a la conexión con experiencias
trascendentales. Y también que en este nuevo horizonte, que marcaría el
comienzo de una nueva civilización, habría una señal clara de la cercanía del
Ser
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