1) "Ir contra la evolución de las cosas, es ir contra uno mismo”
Este Principio, destaca que cuando por anticipado se sabe el desenlace de
un acontencimiento, la actitud conrrecta es la de aceptarlo con la mayor
profundidad posible, tratando de sacar ventaja aún de lo desfavorable. Examinar
momentos de la vida en los que no tuvimos conocimiento de este Principio y por
tanto obramos en contrario, nos ilustrará convenientemente sobre el significado
del mismo. Será más interesante aún, reflexionar sobre el momento que estamos
viviendo y estudiar las consecuencias de sufrimiento para nosotros y para
nuestras personas próximas, en caso de no tener en cuenta el Principio. Estamos
explicando que las cosas a las que no debemos oponernos, son aquellas que
tienen un carácter inevitable. Si el ser humano, por ejemplo, hubiera creído
que las enfermedades eran inevitables, la ciencia médica jamás hubiera
avanzado. Gracias a la necesidad de resolver problemas y a la posibilidad de
hacerlo, la humanidad progresa.
En cuanto a la
fábula que ilustra este principio, podemos contarla así:
En una laguna vivía una tortuga llamada “Pescuezo de tortuga" que
tenía como amigos a dos gansos salvajes. Entonces, vino una sequía de doce años
que dio por resultado estas ideas a los gansos: “Esta laguna se secará.
Buscaremos otro pozo de agua. Con todo, debemos despedirnos de nuestra amiga,
pescuezo de tortuga".
Al hacer ésto, la tortuga dijo: -Soy habitante de estos lugares y siempre
podría encontrar agua, pero vosotros no tendríais suficiente, así es que yo
comprendo vuestra partida. No obstante, tendría una vida aburrida. Por
consiguiente, debemos partir juntos.
-Somos incapaces de llevarte con nosotros pues eres una criatura sin
alas.
-Pero, -siguió diciendo todavía la tortuga- hay un recurso posible. Traigan
un palo de madera.
Los gansos hicieron ésto, y la tortuga se sostuvo en el medio del palo con
sus mandíbulas y dijo: -Ahora téngalo firmemente con vuestros picos; cada uno
de un lado levante vuelo y viaje regularmente por las alturas, hasta descubrir
otro lugar deseable en el que podamos vivir los tres.
Pero ellos replicaron: -Hay dos obtáculos en este lindo plan. Primeramente,
tu no tienes necesidad de ir a otro lugar, cosa que para nosotros es cuestión
de vida o muerte. El palo y tu peso pondrán en peligro nuestro vuelo y por lo
tanto a tí misma. Además, si siguiendo tus costumbres te pusieras a charlar,
perderías la vida.
-¡Oh! -dijo la tortuga- vosotros necesitais agua y yo compañía estamos pues
en la misma situación. En cuanto a mi conversación, desde este momento hago
voto de silencio; me quedaré así mientras estemos en el aire.
Los amigos pusieron el plan en marcha, pero mientras llevaban
trabajosamente a la tortuga por sobre una ciudad vecina, el pueblo, abajo, notó
aquello y se levantó un murmullo confuso cuando algunos preguntaron: “¿Qué es
ese objeto semejante a un carro, que dos pájaros llevan por el espacio? Tal vez
sea algún maharajá o acaso otro ser poderoso".
La tortuga recordando las piedras que los niños arrojaban sobre
ella en la laguna, quiso mostrar al pueblo que ahora volaba y gritó entonces
orgullosamente:
- ¡Soy yo, Pescuezo de tortuga!
Apenas habló, la pobre perdió su sostén, y cayó al suelo. Y la gente que
deseaba su carne, la cortó en trozos y se la comió.
2) “Cuando fuerzas algo hacia un fin,
produces lo contrario”
Este Principio destaca que las personas y las cosas tienen determinados
comportamientos y que resisten o facilitan nuestros proyectos si actuamos
adecuadamente. Cuando movidos por impulsos irracionales, presionamos algo contra
su propio comportamiento, observaremos que podrá ceder ante nuestras
exigencias, pero la consecuencia a corto o largo plazo,
será que volverán efectos distintos a los que queríamos lograr.
El ser humano es forjador de acontecimientos, da dirección a las cosas,
tiende a planificar y cumplir proyectos. En suma, se dirige hacia fines. Pero
la pregunta es: ¿cómo va hacia sus fines? ¿Cómo hace entender a otra persona la
solución de un problema presente: la violenta o la persuade? Si la violenta,
ahora o después habrá reacción. Si la persuade, ahora o después se sumarán las
fuerzas.
Muchos piensan que “el fin justifica los medios" y obran forzando todo
a su alrededor, logrando a menudo resultados exitosos. En ese caso, la
dificultad viene después.
El fin se ha logrado, pero no se lo puede mantener por mucho tiempo.
El Principio que estamos comentando, se refiere a dos situaciones
distintas. En una, se obtiene el fin buscado, pero las consecuencias son
opuestas a lo esperado.
En otra, por forzamiento de situaciones, se obtiene un “rebote"
desfavorable.
Trataremos los
dos casos con una leyenda y con una enseñanza.
Veamos el primer
ejemplo.
El viejo Sileno era
un sátiro (mitad chivo y mitad hombre), que aconsejaba sabiamente a Dionysos
(dios del vino). Su espíritu era profundo y juicioso, pero estaba disimulado
bajo una apariencia grotesca.
Por motivo de su
aspecto, un día fue capturado, mientras dormía, por unos campesinos. Estos,
orgullosos de su presa, llevaron a Sileno cargado de cadenas ante el rey del
lugar, llamado Midas.
Midas reconoció la
naturaleza del sátiro y luego de liberarlo hizo en su honor grandes fiestas y
homenajes, rogándole que perdonara a los campesinos por la confusión producida.
El sabio Sileno así lo hizo y quizo además retribuir el espíritu piadoso del
rey.
-Pide lo que
quieras y te lo concederé -dijo Sileno- pero sé razonable ya que lo que doy no
puedo luego quitar.
Entoces Midas,
pidió al sátiro aquello que durante toda su vida había deseado. Pidió convertir
en oro lo que tocara, explicándose de este modo: “Mi reino es pobre pero su
gente es bondadosa y unida. Si yo fuera rico, la felicidad sellaría tanto
esfuerzo y tanta privación; todo el reino se vería beneficiado por el don de su
rey bienamado.
Sileno hizo su
concesión a Midas y desapareció.
Inmediatamente, las
vestiduras que estaban en contacto con el cuerpo del rey se convirtieron en
oro.
Entonces, Midas
comenzó a recorrer sus dominios y a convertir en oro las casas de los
campesinos, sus estanques, sus cultivos y sus animales, ante el asombro y el
agradecimiento general.
Pero vuelto al
palacio esa noche un clamor lastimoso subió hasta él... Los súbditos llegaban
con quejas crecientes.
-¡No puedo ordeñar
mis cabras de oro! -dijo uno-, y mi familia se quedará sin leche y sin
carne.
-¡Los cultivos no
darán frutos! -gritaron otros.
Y así fue llegando
al rey todo tipo de lamentos.
Midas, meditando la
solución del problema escanció vinos y llevó a su boca los alimentos y los
frutos.
Todo fue entonces
de oro y no hubo líquido ni alimento que pudiera tragar.
En tal situación su
mujer fue a reconfortarlo acariciándolo, pero de inmediato quedó convertida en
la más hermosa estatua de oro.
Midas, hizó
penitencia invocando a Dionysos para que rompira el sortilegio de Sileno. Y el
buen dios volvió todas las cosas a su principio.
El oro se esfumó,
las cabras volvieron a ser cabras, y los estanques volvieron a contener las
aguas; los cultivos se agitaron al viento y la mujer del rey salió de su sueño
de oro. Entonces Midas pudo comer, pudo beber y agradeció con su pueblo al
dios, el haberles concedido la pobreza.
Veamos a cotinuacion, la enseñanza referida al “rebote" de
la acción:
Buda dijo: “si un
hombre me daña, le devolveré mi cariño; cuanto más daño me haga, más bondad
partirá de mí; el perfume de la bondad siempre llega a mí y el aire triste del
mal va hacia él".
Un hombre insensato
insulto al Buda y éste le preguntó: “si un hombre rechaza un regalo dedicado a
él, ¿a quién pertenecerá? Y el otro cotestó: “en ese caso pertenecerá al que lo
ofreció".
“Bien -repuso Buda-
te has mofado de mí, pero yo rehuso el regalo y te ruego que lo guardes para
tí: ¿No será ésto un origen de miseria para tí?"
El embaucador no
contestó y el Buda continuó:
“Un hombre perverso
que ofende al virtuoso, es como uno que mira al cielo y lo escupe; la saliva no
ensucia el cielo, sino que vuelve y mancha a su propia persona.
“El calumniador es
como uno que arroja tierra a otro, cuando el viento está contra él mismo; la
tierra no hace más que volver al que arrojó y aquel que desea lograr algo que
no es para él, obtiene aquello que es para él".
3) “No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella
se debilite, entonces, avanza con resolución”
Este Principio, no
recomienda retroceder ante los pequeños inconvenientes, o los problemas con que
tropezamos diariamente. Únicamente se retrocede, según explica el Principio,
ante fuerzas irresistibles, tales que indudablemente nos sobrepasan al
enfrentarlas. Retroceder ante las pequeñas dificultades debilita a la gente, la
hace pusilánime y temerosa. No retroceder ante grandes fuerzas, hace a la gente
proclive a todo tipo de fracasos y accidentes.
El problema aparece
cuando no se sabe anticipadamente quién tiene más fuerza, si uno o la
dificultad. Eso habrá de comprobarse tomando pequeñas “muestras", haciendo
pequeñas confrontaciones que no comprometan totalmente la situación y que dejen
espacio libre para cambiar de postura si ésta fuera insostenible.
Antiguamente, se
hablaba de “prudencia", esa era una idea muy próxima a la que estamos
explicando.
Pero hay otro
punto: ¿Cuándo avanzar? ¿En qué momento el inconveniente se ha reducido en
fuerza, o bien, en qué momento hemos ganado nosotros en fuerza? Vale la misma
idea de tomar “muestras" cada tanto haciendo pequeños intentos, no
definitivos. Cuando la fuerza está a nuestro favor y el inconveniente se ha
debilitado, el avance debe ser total. Guardar reservas en tal situación, es
comprometer el triunfo porque no se va adelante con toda la energía disponible.
He aquí la correspondiente leyenda:
Había en cierto
lugar un pescador viejo, padre de tres niños y extremadamente pobre.
Tenía la costumbre
de echar sus redes al agua solamente cuatro veces cada jornada. Un día entre
los días, después de rastrear el río dos veces en vano, sintío una gran alegría
al advertir que, a la tercera, la red pesaba mucho, de modo que apenas podía
recogerla.
Pero su desencanto
no tuvo límites cuando vio que toda su pesca consistía en un asno muerto que
algún mal vecino había tirado al agua. Se lamentó en vos alta de su desgracia,
y disponiéndose a lanzar la red por cuarta vez, dijo: -La bondad de Alá es
infinita. ¡Quién sabe si ahora tendré más suerte! Cuando arrastró la red, notó
por segunda vez que pesaba mucho, y al abrirla, encontró una gran copa tapada
con una chapa de metal. Separó ésta, vació la copa que estaba llena de cieno,
la miró por todos lados y ya pensaba en llevársela a su casa para venderla a
algún fundidor, cuando de ella empezó a salir una columna de humo que fue
creciendo y espesándose hasta alcanzar la forma de un genio de proporciones
gigantescas: su frente era alta como una cúpula; sus manos grandes como gradas
de labranza; su boca, negra como una caverna; sus ojos, brillantes como
antorchas, y sus piernas altas como árboles.
A la vista de aquel
monstruo, el pescador temblando de miedo, intentó huir, pero la voz de aquél,
imponente como un trueno, lo dejó inmóvil.
-¡No hay más Dios
que Alá, y Salomón es el profeta de Alá! -exclamó el genio. Y enseguida añadió:
-y tú, ¡oh gran Salomón!, profeta de Alá, mándame, dispón de mí y te obedeceré
puntualmente.
-¡Oh, genio
poderoso! -replicó el pescador- ¿qué estás diciendo? ¿Acaso ignoras que Salomón
ha muerto hace más de mil ochocientos años? ¿Acaso ignoras que llegó Mahoma el
profeta de Alá? ¿Pretendes burlarte de mí o estás loco?
-¿Que estoy loco?
¡Por Alá te juro, que si vuelves a ofenderme habré de darte muerte!
-¿Serías capaz de
hacerlo, ¡oh genio!, después de haberte librado de la prisión en que
estabas?
-Escucha mi
historia, pescador -dijo el genio-, y comprenderás que mi amenaza no es en
vano:
“Has de saber que
soy un genio rebelde. Mi nombre es Shar el Genio; todos los de mi especie
prestaron obediencia a Salomón, menos yo, que huí para no someterme a él. Pero
un visir que mandó en mi persecución, me aprisionó y me condujo encadenado a su
presencia. Cuando estuve ante él me pidió que aceptara su religión; como me
negué mando meterme en esa copa en que me has encontrado, la sello con su sello
y dispuso que la arrojasen al mar. Dentro de mí estrecha prisión, prometí
durante el primer siglo, hacer inmortal al hombre que me liberase. Pero nadie
me liberó. Durante el segundo siglo pensé en hacer dueño de los más ricos
tesoros a quien llegase en mi auxilio. Y nadie llegó. En el tercer siglo
prometí que el que me libertase tendría mi poder, mi fuerza y mi sabiduría;
pero también fue en vano. Entonces, dando libre salida a mi cólera, juré que
mataría al hombre que me devolviese la libertad. Ese hombre eres tú, y nadie te
librará de mí venganza".
-Pero si me matas
¡oh genio! -repuso el pescador- cometerás una injusticia que Alá no te
perdonará nunca, ya que pagas con un crimen el bien que te hice poniéndote en
libertad. Piensa, además, que soy casado y tengo tres hijos que aún no pueden
valerse por sí mismos...
Nada parecía
ablandar al gigante, cuyo rostro inmenso iba cada vez tornándose más feroz.
Comprendió el pescador que su suerte dependía de su ingenio, y, como no era
torpe, ideó una estratagema a la que se agarró como un naufrago a la tabla que
ve pasar a su lado sobre el lomo de una ola.
-¿Estás realmente
decidido a darme muerte? -preguntó el pescador.
-Claro que sí
-respondió el monstruo.
-Pues bien; antes
de que cometas esa injusticia, desearía que me sacases de una duda que
tengo.
-Habla pronto, que
estamos perdiendo mucho tiempo.
-Tú dices que
estabas dentro de esa copa; pero eso no es cierto. ¿Cómo podrías caber en ella,
si apenas entra una de mis manos? Sólo viéndolo podría creerlo.
-¡Ah! eso quiere
decir que desconfías de mí, ¿eh? Pues bien, luego de ésto habré de matarte con
más gusto aún, pescador incrédulo y desconfiado.
El genio empezó
entonces a disolverse en humo, hasta que sólo quedó una especie de espiral que
entró en la copa y desapareció totalmente. Dentro se sintió una vos que decía:
-¿Te convences ahora? ¡Oh, pescador desconfiado!
La contestación del
pescador fue poner rápidamente en la copa la tapa que le había quitado. El
genio, al verse encerrado nuevamente, gritó y amenazó primero, suplicó después;
pero el pescador no hizo caso de súplicas ni de amenazas y tomando la copa
fingió que iba a arrojarla al agua. De este modo arrancó al genio un renovado
juramento que aquél hubo de cumplir luego de recobrar su libertad.
4)“Las cosas están bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente”
Esto quiere decir,
que si impulsados por un objetivo desacomodamos toda nuestra vida, el logro del
resultado buscado se verá sometido a numerosos accidentes y aún, si
efectivamente se consigue, tendrá amargas consecuencias. Si, para obtener
dinero o prestigio, desacomodamos nuestra salud, sacrificamos nuestra gente
querida, nos despreocupamos de otros valores, etc., es posible que surjan tales
accidentes, que no logremos el re-sultado buscado.
En otros casos,
puede ser que lo obtengamos pero ya no habrá salud para disfrutarlo, ni seres
queridos con quienes compartir, ni otros valores que nos den sentido.
“Las cosas están
bien cuando marchan en conjunto" y esto es así, porque nuestra vida es un
conjunto que requiere equilibrio y desarrollo adecuado, no parcial. Si bien hay
cosas más importantes que otras, cada persona debería tener una verdadera
escala de valores para que lo primario, lo secundario, lo terciario, pudieran
cumplirse proporcionalmente. Con la fuerza que debe aplicarse a cada cosa de
acuerdo a la importancia fijada, todas marcharían en verdadero conjunto.
Ilustremos lo explicado con una leyenda en las que las acciones
desproporsionadas producen efectos desastrosos:
Cuatro magos vivían
en amistad. Tres de ellos alcanzaron una gran instrucción pero carecían de
juicio. El otro aborrecía la instrucción, pero su razonamiento era
excelente.
Uno de los magos
dijo: “¿De qué vale el juicio sin instrucción? Podrá saberse qué es bueno y qué
es malo, pero no cómo hacer una cosa u otra".
Para ilustrar lo
dicho, el menor de ellos comentó: “Mañana debemos estar en Persépolis pero hay
hasta allá una gran distancia, de manera que en un día nuestros camellos no
podrán recorrerla, pero con nuestra instrucción podremos hacerlo".
Entonces, le
pidieron al juicioso que acercara uno de los camellos y así uno estiró sus
pienas hasta la altura de una casa del silencio, el otro amplió sus lomos de
manera que los cuatros cupieran en otras tantas jorobas y el restante mago se
preocupó de darle al animal un cuello tan largo que pudiera divisar a la
dis-tancia cualquier punto de interés.
A la mañana
siguiente, montaron sólo tres, porque el mago juicioso dijo: “Mejor tres que
cuatro cuando los problemas se suman".
Y los tres magos
montaron riendo del temeroso.
La carrera comenzó
a gran velocidad, pero al poco tiempo, no hubo agua que pudiera colmar la sed
de semejante animal. Para colmo las fuertes areniscas daban en la cabeza
altísima del enorme monstruo, de tal manera que en lugar de erguirla debía
colocarla como serpiente que va veloz tras su presa.
Así, debilitado el
camello y desequilibrado por la anormal postura de su cuello, terminó cayendo
como una torre a la que le fallan los cimientos.
Triste fue el
regreso de los magos, pero afortunadamente, el juicioso los esperaba para
reconfortarlos.
Sea como fuere, no
llegaron a tiempo al lugar propuesto y perdieron sus negocios.
Otro día, los
cuatro encontraron un animal muerto y queriendo probar al juicioso, el valor de
la instrucción, dijeron: “Ea, hagamos algo por este pobre león muerto. Pero
ahora pongámonos los tres de acuerdo a fin de que todas las partes coincidan
bien y en un conjunto razonable, porque aquel asunto del camello fue habilidad
de cada uno, pero no de los tres".
El primero,
entonces dijo: -Yo se como unir el esqueleto.
El segundo dijo:
-Yo puedo suministrar piel, carne y sangre.
El tercero dijo:
-Yo puedo darle vida.
De este modo, el
primero junto el esqueleto, el segundo proporcionó piel, carne y sangre. Y
mientras el tercero intentaba darle vida, el mago de juicio aconsejó contra
esto, observando:
-Este es un león.
Si tu le das vida, matará a cada uno de nosotros.
¡-Símplón! -dijo el
otro-, yo seré el que reduzca tu buen juicio a nada.
-En este caso -fue
la contestación- espera un momento, mientras yo me trepo a este árbol
conveniente.
Cuando hubo hecho
esto, aquél dio vida al león, y éste se levantó y mató a los tres
y luego que el león
se hubo retirado, el mago juicioso, bajó del árbol y se fue a su casa.
5)“Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el
invierno, has superado las contradicciones”
Este Principio
destaca en forma figurada la oposición de las situaciones. Sin embargo, tal
oposición podrá ser conciliada si se modifica el punto de vista con respecto al
problema.
El excesivo calor
del verano, hace pensar compensatoriamente en el frío del invierno y a la
inversa.
Toda situación
difícil hace evocar o imaginar a su antagónica, pero una vez en ella, vuelve la
disconformidad.
Entonces, la
compensación nos lleva a su punto opuesto. Allí donde aparezca el sufrimiento,
la compensación se pondrá en marcha, pero no por ello el sufrimiento mismo será
vencido.
Es muy distinto el
punto de vista y el comportamiento frente a las dificultades, por parte de
quien está orientado por un sentido de vida definido. Si alguien cree que su
vida tiene un sentido y que todo lo que le sucede sirve a su aprendizaje y
perfeccionamiento en esa dirección, los problemas que le aparezcan no tenderán
a ser eludidos compensatoriamente, sino que los asumirá descubriendo también en
ellos alguna utilidad. El frío del invierno será aprovechable y también el
calor del verano y cuando cada uno se presente, esa persona dirá: “¿En qué se
oponen las estaciones, si ambas me sirven"?
He aquí una historia que revela esa postura a la perfección:
Hubo un varón
llamado Job, recto y temero-so de Jehová; su prole y su riqueza eran grandes y
en todo estaba sujeto a la voluntad de Dios.
Un día vinieron los
hijos de Dios a presentarse delante de Jehová, entre los cuales vino también
Satán, el maligno. Y dijo Jehová a Satán: “¿De dónde vienes?" Y
respondiendo Satan dijo: “de rodear la tierra y de andar por ella". Y
Jehová dijo a Satán: “¿No has considerado a Job, que no hay otro tan justo en
la tierra?"
A lo que replicó
Satán: “Al trabajo de sus manos has dado bendición y su hacienda y sus hijos
han crecido.
Más, extiende ahora
tu mano, y toca a todo lo que tiene y verás si no te blasfema en tu
rostro". Jehová permitió entonces, que pusiera el maligno su mano sobre
toda posesión de Job, más no sobre su persona.
Entonces los hijos
de Job fueron muertos por unos salteadores; el fuego consumió a sus ovejas, los
caldeos robaron sus camellos, y un gran viento derrumbó su casa.
Sabedor de todo
aquello, Job hizo duelo y cayendo en tierra dijo: “Desnudo salí del vientre de
mí madre y desnudo tornaré allá. Jehová me dio y Jehová me quitó, vendita sea
su voluntad".
Entonces, Satán
pidió permiso a Dios para tocar a Job y Jehová se lo dio a condición de que no
tomara su vida.
Hirió a Job una
sarna desde la planta de su pie hasta la mollera de su cabeza. Y tomaba una
teja para rascarse con ella, sentado en medio de ceniza.
Así, durante años
la aflicción y la enfermedad cayeron sobre la cabeza de Job, y su mujer de la
distancia le gritaba:
“¿Aún retienes tu
simplicidad? ¡Bendice a Dios y muérete! “A lo que Job respondía: “Recibimos el
bien de Dios, ¿por qué no habremos de recibir su mal? Santo es Su nombre y Su
voluntad".
También sus amigos
y conocidos se apartaron y fueron numerosos los que habiendo sido reconfortados
por él en su momento, le dijeron: “Males y bienes se reparten en la vida pero
quien sino un pecador y un hipócrita puede recibir tanto mal.
Porque hay malos
que gozan beneficios y hay buenos del mismo modo. También malos y buenos
reci-ben la ira de Dios en sus cabezas, pero no hay quienes sufran del cielo
tanto mal, a cambio de alabanza, ¿o es Jehová injusto?" A esto respondió
Job: “No soy yo quien pueda juzgar los designios de Jehová. El me dio, él me
quitó, bendita sea su voluntad".
Entonces Jehová
atendió a Job y aumentó al doble todas las cosas que de él habían sido.
Y vinieron a él
todos sus hermanos y todas sus hermanas y todos los que antes le habían
conocido y comieron con él pan en su casa y condoliéronse de él y consoláronle
de todo el mal que sobre él había Je-hova traído; y cada uno de ellos le dio
una pieza de moneda, y un zarcillo de oro.
Y bendijo Jehová la
postrimería de Job más que su principio, porque tuvo catorce mil ovejas, y seis
mil camellos y mil yuntas de bueyes y mil asnas. Y tuvo siete hijos y tres
hijas. Y no se hallaron mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la
tierra. Y después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a
las hijas de sus hijos, hasta la cuarta generación.
Y Job, dijo
entonces: “Jehová me quitó, Jehová me dio, bendita sea su voluntad".
6)“Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en
tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se
presente”
Este Principio
puede resultar chocante en una primera lectura, porque se piensa que se está
diciendo:
“Goza aunque
perjudiques a otros, ya que el único freno es tu salud personal". Pues
bien, eso no se está diciendo. En realidad se explica que es absurdo el
deterioro de la salud por el ejercicio de placeres exagerados o directamente
nocivos. Pero además, se destaca que la negación prejuiciosa del placer produce
sufrimiento; o que el ejercicio del placer con problemas de conciencia, también
es perjudicial. En fin, la idea principal es aquélla de no perseguir el placer,
sino de ejercitarlo sencillamente cuando se presenta, ya que buscar cuando no
está presente el objeto placentero o negarlo cuando aparece, siempre son hechos
acompañados de sufrimiento.
A este principio
(como a todos los otros), no hay que sacarlo del conjunto o interpretarlo de
manera que se oponga a otros. De este modo, hay otro Principio que dice:
“Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas". Por
consiguiente, el sentido cambia cuando se ejercita el conjunto, no un Principio
aislado.
En la siguiente leyenda se describen posturas equivocadas y
justas frente al objeto de placer:
El maestro regaló a
la asamblea de sus discípulos un pastel mágico, del que se podía comer tanto
cuanto se deseara, sin que por ello menguara en sus dimensiones. La condición
era comer una sola vez al día.
Ese presente dio el
maestro, al emprender un largo viaje y para evitar problemas menores a la
comunidad de monjes.
Un primer discípulo
probó el pastel y quedó maravillado por el sabor exquisito. Pero a poco de
saciarse, comenzó a imaginar la ración del día siguiente. Así, de día en día,
su obsesión fue creciendo. Tan intolerable se hizo aquello que decidió poner
término a la situación comiendo una porción tal, que su deseo quedara
satisfecho hasta la ración siguiente. Pero todo terminó con una indigestión tan
tremenda que lo llevó al borde de la muerte.
En recuerdo de
aquello, se colocó enfrente del monasterio una placa con la siguiente
inscripción: “Sufre el que busca y el que desea conservar".
Un segundo
discípulo, tomando en cuenta lo sucedido, no quiso probar al principio del
pastel, no obstante su gran deseo. Se había dicho que el placer llevaba al
dolor y que, por tanto, para no sufrir no había tampoco que gozar. Una cosa
llevaba a la otra, según probaba la experiencia: pero
sucedido, no
obstante, que diariamente el asceta imaginaba montañas de pasteles sin poder
probar un solo bocado. A veces, al dormir, enormes pasteles poblaban sus sueños
y despertaba sobresaltado como alguien que es mordido por una de las grandes
hormigas solitarias. En fin, que para evitar mayores sufrimientos, un día probo
un trozo del maravilloso alimento, logrando con esto traicionar sus
convicciones y además, aumentar la obseción.
En el frente del
monasterio se fijó una segunda placa que decía: “El pecado no está en el pastel
ni en la barriga, sino en lo que se sueña y piensa por arriba".
Finalmente, un
tercer discípulo se pregunto por las tareas que había encomendado el maestro
antes de la partida. Vio que el monasterio y la chacra y los animales habían
quedado descuidados, que las diversas opiniones en torno al asunto del pastel
habían dividido a la comunidad. Y entonces, empezó a hacerse cargo de todo
antes del regreso del maestro. Mientras ponía orden en uno de los recintos,
encontró el motivo del escándalo. Se detuvo un momento, cortó un buen trozo y
lo saboreó lentamente. Luego, se olvidó del asunto tan atareado como estaba con
el trabajo del monasterio.
Al regresar el
maestro, se encontró con los dos carteles en la entrada de la casona y pidió
que se le ex-plicara todo aquello. Esto motivó que el maestro se deshiciera del
pastel. Luego dijo: “Se ha cometido una gran injusticia. Poned una tercera
placa que proclame: El exceso de un tono fuerte y el ascetismo de un docto
débil, llevan al mismo resultado. Para el santo es el trozo, que tanto problema
deja al codicioso".
7)“Si
persigues un fin te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera
un fin en sí mismo, te liberas”
Enseña a obtener
beneficio de toda situación intermedia que nos lleva al logro de un objetivo.
No dice que no deban existir fines, ya que la planificación de cualquier
actividad se realiza en base a fines. Se está explicando que dado un fin
cualquiera, todos los pasos que llevan a él, deben considerarse del modo más
positivo posible. De otro modo, cualquier actividad anterior al logro del fin
produce sufrimiento y por lo tanto, si es que el fin se logra, pierde sentido
por el costo vital que representa el sufrimiento invertido en los pasos.
La siguiente leyenda describe los problemas que se presentan
cuando no se tiene en cuenta lo inmediato por considerar solamente objetivos
alejados de la situación que se vive.
Una lechera llevaba
sobre su cabeza un jarrón grande de leche. Lo llevaba a vender al mercado del
pueblo.
“Aquí llevo un
jarrón lleno de leche -se dijo-. Si viene una carestía obtendré por él cien
rupias. Con esa suma podré tener dos chivas. Cada seis meses tendrán dos chivas
más. Después de las chivas, vacas; cuando las vacas tengan crías, venderé los
terneros. Después compraré búfalos; después yeguas. Las yeguas me darán
abundantes caballos. La venta de éstos, significa abundancia en oro. El oro
comprará una gran casa con un patio interior. Entonces, vendrá alguien a mi
casa quien se presentará con una dote adecuada a mi posición y nos
desposaremos. Tendremos un hijo al que llamaremos Señor Luna.
Cuando tenga edad,
vendrá corriendo hacia mí y se acercará demasiado a los caballos. Entonces, me
enojaré y llamaré al padre para que saque a los caballos, pero como él andará
en sus cosas no lo hará. Entonces yo me acercaré a ellos y los sacaré a
puntapiés".
La lechera dio un
mal paso en el camino al chocar su pie contra una piedra que no vío, tan preocupada
como estaba con su ensueño, el jarrón cayó de su cabeza estrellándose contra el
suelo y esparciendo todo su contenido.
8) “Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su
última raíz, no cuando quieras resolverlos”
Invita a evitar la
improvisación movida por impulsos irracionales. No dice que no haya que hacer
algo, dado un problema, sino que simultáneamente al hacer, debe comprenderse.
Casi todas las personas, frente a un conflicto y movidas por su ansiedad, se
lanzan a solucionarlo sin comprenderlo en su raíz. De esa manera, se complica
aún más el problema y éste motiva a otro, en una cadena inagotable.
Examinemos un ejemplo a modo de leyenda:
Un joven pastor, a
causa de su manta pasaba mal las noches de frío. No por que aquélla estuviera
mal tejida o fuera de pobre calidad.
El pastor solía
hablarse de ese modo: “Desde pequeño esta manta me protegió de vientos, heladas
y nieves, pero ahora el frío pasa a través de ella. Sin duda que con el uso se
ha rasgado aquí y allá. Si me ha servido cuando niño, debe servir también
ahora; basta hacer algunos remiendos adecuados".
Así, puso manos a
la obra y la dejo nuevamente en buenas condiciones.
Al llegar la noche,
notó que sus pies quedaban descubiertos y a punto de congelarse. Entonces, tomó
la frazada y la corrió hacia abajo dejando al descubierto buena parte de su
pecho, porque la manta era demasiado corta.
De ese modo pasó la
noche: cubriendo abajo descubría arriba y a la inversa.
A la noche
siguiente, reflexionó de este modo: “Si esta manta me acompañó en la niñez y
entonces sirvió bien de protección, también ahora deberá servir, porque está
como nueva luego del arreglo. Tendré que encojerme bien al dormir, ya que según
parece he crecido demasiado.
Y el otro amanecer
encontró al joven insomne y con todo el cuerpo dolorido, tal había sido su
molesto encojimiento.
Entonces decidió:
“Ni la manta creció en todo este tiempo, ni yo puedo achicarme para que sigamos
juntos".
9)
"Cuando perjudicas a los demás, quedas encadenado. Pero, si no perjudicas
a otros, puedes hacer cuanto quieras con libertad"
De comienzo explica
que crear problemas a los demás, tiene por consecuencia que los otros se lo
creen a uno. Además, dice que no hay motivo para dejar de hacer lo que se
quiere si nadie se perjudica con tal acción.
He aquí algunas enseñanzas sobre la justa libertad de
acción.
Jesús dijo:
"No juzguéis, para que no seáis también juzgados.
Porque con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida que medís, con ella os
volverán a medir.
Y con ello
demostraba que el mal hecho al prójimo, es también mal para el que lo
hizo."
Y aconteció que
estando Jesús a la mesa, muchos publicanos y pecadores se sentaban también a su
lado porque había muchos y le seguían.
Y sus enemigos,
viéndole comer con publicanos y pecadores, dijeron a sus discípulos: "Que
es esto, que vuestro maestro come y bebe con publicanos y pecadores?.
Y oyéndolo Jesús,
les dice: "Los sanos no tienen necesidad de medico sino los que tienen
mal".
Y aconteció que
pasando el por los sembrados en sábado, sus discípulos comenzaron a arrancar
espigas. Entonces sus enemigos le dijeron: "Por que hacen en sábado lo que
no es lícito?"
Y el les dijo:
"El sábado por causa del hombre es hecho, no el hombre por causa del
sábado".
Y muchas cosas
explicaba diciendo: "Andad pero antes aprended que cosa quiere decir:
misericordia quiero y no sacrificio".
10)
"Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas"
Este Principio es
de grandes consecuencias porque lleva a una apertura, a una comunicación
positiva con los otros seres humanos.
Sabemos que el
encerramiento en uno mismo, genera problemas mas o menos graves. El llamado
"egoísmo" puede reducirse precisamente a un problema de encerramiento
y falta de comunicación. El Principio otorga importancia al hecho de ir
positivamente hacia los otros y complementa al Principio anterior que
recomienda: "No perjudiques a otros", pero la diferencia entre ambos,
es grande.
La enseñanza sobre
la acción solidaria es una de las mas antiguas de la humanidad. Veamos el
siguiente caso.
Un discípulo
preguntó a Confucio: "¿Cuál es el hombre bueno?"
El maestro
respondió: "Puedes llamar hombre bueno al que ves por sus acciones buenas.
Si un gobernante se desvive por su pueblo y sólo hace por él, puedes llamarlo
bueno. Pero más que bueno es santo aquel que se fortalece primero en el
conocimiento y luego lo da a otros. Aquel que hace con otros aquello que
quisiera que hicieran con el. Por ello, sin ser gobernante cualquier súbdito
puede ser santo en su medida y esto no depende de su rango ni de sus
posesiones".
11) "No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos; lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando"
Aquí no se explica
que haya que abandonar todo bando. Aquí se sugiere considerar la posición en
que uno se encuentra, como resultado de factores ajenos a la propia elección;
factores educacionales, de ambiente, etc. Tal actitud hace retroceder el
fanatismo, al tiempo que permite comprender los bandos y las posiciones que
asumen otras personas. Evidentemente, esta forma de considerar el problema de
los bandos contribuye a la libertad de la mente y tiende un puente fraterno,
hacia las demás personas aún cuanto estas no coincidan con mis ideas, o
aparentemente se opongan a mis ideas.
Este Principio, al
tiempo que reconoce la falta de libertad en las situaciones que uno no ha
construido, afirma la libertad de negar las oposiciones si son parte de las
mismas situaciones. En otras palabras: yo no he decidido ser alto o bajo, gordo
o delgado y si esa condición esta acompañada de oposiciones a otros que tampoco
eligieron su bando, tengo libertad para negar esa oposición. Yo no invente a
los altos, a los bajos, a los gordos o a los delgados, por tanto niego toda
oposición responsable.
Veamos sobre esto, una antigua enseñanza:
Los enemigos de
Jesús decidieron ponerlo en dificultades presentándole dos posibilidades, de
tal modo que eligiendo una, quedara en mala posición frente a la otra.
Se acercaron a el y
dijeron: " Maestro, sabemos que eres amador de la verdad, y que enseñas
con verdad el camino de Dios y que no te inclinas por nadie, ya que no tienes
acepción de persona de hombres. Dinos pues que te parece? Es lícito dar tributo
a Cesar o el tributo debe ser para el culto religioso?". Mas Jesús,
entendida la malicia de ellos, les dijo: "Porque me tentáis, hipócritas?
Mostradme la moneda del tributo".
Y ellos le
presentaron un denario. Entonces les dijo:" De quien es esta
figura?"
Díjole: "De
Cesar".
Y díjoles:"
Pagad pues a Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios".
Oyendo esto, sus
enemigos se confundieron y dejándole, se fueron.
12) "Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en
ti. Si repites tus actos de unidad interna, ya nada podrá detenerte"
Aquí se quiere
decir que todo acto que se realiza queda grabado en la memoria y desde allí
influye en las otras vías. Por tanto, la repetición de actos que dan unidad
interna o que generan contradicción, van formando una conducta que condiciona a
las acciones posteriores en alguno de los dos sentidos. Repetir los actos de
unidad interna, significa ejercitar los Principios en la vida diaria. También
se da a entender que no se trata de la repetición de un acto (o de un Principio
aislado), sino de un conjunto de actos de unidad interna.
Sin duda que al
ejercitar todos los Principios, nos encontramos con una disciplina integral,
capaz de ir transformando nuestra condición sufriente en una nueva forma de
vida de creciente unidad interna y, por tanto, de creciente felicidad.
A veces, sumando
actos contradictorios, se construye la vida de una persona o de un conjunto
humano. También sucede que pueden aparecer muchos resultados exitosos durante
un tiempo, pero antes o después se producirá la catástrofe porque la base de
toda esa vida es falsa. Mucha gente ve solamente las anécdotas exitosas, pero
no alcanza a comprender el proceso de esa vida y, sobre todo, su absurdo final.
Desarrollemos una leyenda que nos ilustre sobre la acumulación
de actos contradictorios:
Un príncipe
orgulloso decidió construir una enorme torre que llegara a lo alto de los
cielos. Para ello reunió a un tercio de sus hombres y les encomendó el trabajo.
A excepción de los sabios, la población se había corrompido como su príncipe.
Era aquel reino rapaz de sus vecinos y vanidoso de las riquezas. Pasaron los
años y la construcción fue subiendo hasta las nubes. Pero a medida que se
elevaba, los problemas crecían. Las fuerzas del reino cada vez mas, debían
adquirir nuevos recursos y animales y esclavos.
Entonces, el tercio
inicial seguía trabajando en la torre, pero luego hubo que sumar otro tercio a
la guerra y un tercio aún al transporte, equipo, administración y artesanía.
Continuaron pasando los años y todo se seguía agregando. Como el esfuerzo se
suma al esfuerzo, las piedras se sumaron a las piedras. Y la torre seguía
llevándose hacia las alturas toda la riqueza, todo el poder, todo el
sufrimiento. Era como cuando los mares evaporan sus aguas y estas suben, pero
la tierra aumenta en su tristeza porque el agua no vuelve a ella; porque no
llueve, porque hay sequía.
Entonces, los
sabios explicaron al príncipe las consecuencias que debían sobrevenir del
monstruoso proyecto, pero fueron silenciados...
Así, al crecer la
torre, creció también la soberbia del soberano y de los súbditos, hasta que
estos dijeron: "Esta torre que servirá para respeto y sumisión de todas
las naciones, requiere que sus constructores estén a la altura de tanto mérito.
Por lo tanto las órdenes de los ingenieros, de los arquitectos, de los maestros
talladores y de los que dirigen el izado, deben ser dadas según jerarquías y
desde la altura de la torre que corresponda a su dignidad".
Ocurrió entonces
que todos quisieron dirigir desde el último tramo de la rampa, pero tan lejos
estaban de la tierra que, al gritar a los de abajo, estos entendían mal. Para
peores, las órdenes de unos se oponían a las órdenes de otros. Así fue como
unos subían argamasa adonde debían llegar las palancas y otros reparaban
herramientas sin que hubiera quien las llevara.
Por fin, la construcción empezó a hacerse irregular; las cuerdas se
cortaban en las salientes y caían poleas y cestos. En algunos lugares sobró
liga y en otros faltó y ya al final del caos, la torre fue suma de error sobre
error, inclinándose peligrosamente. Tal fue la locura de los constructores que,
al seguir cargando de ese modo la obra, esta falló en sus cimientos y se
derrumbó, arrastrando con ella a sus directores desde lo alto de los cielos a
lo mas bajo de la tierra.
Entonces, los sabios se reunieron y dijeron:" Aprovechemos el material
para algo útil. Dispongamos todo para que vuelva algún beneficio a nuestro pueblo".
Y así sucedió que las aguas fueron apresadas y llevadas a lejanos lugares
de cultivo, las viviendas de la población afirmadas, y las murallas extendidas
para la defensa y no para el ataque.
Todo se sumó para beneficio del pueblo y el pueblo trabajó viviendo en paz
consigo mismo y en amistad con sus vecinos.
Los 12 Principios
de accion válida que se encuentran en el Libro El Mensaje de Silo
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