29 nov 2017

Entrevista en Semana a Alejandro Jadad: ¿Por qué debería pensar en la muerte?

"Alejandro Jadad, médico catalogado por la revista 'Time' como uno de los genios del siglo XX, invita a los lectores a hacerse 26 preguntas antes de morir.
(Extractos de la entrevista en la revista Semana)


"Semana.com: ¿Qué significa la muerte para usted?
Alejandro Jadad (A.J.): Es el mayor aliciente para aprovechar y disfrutar mi vida porque es finita, sé que tengo los días contados. Si fuéramos eternos la vida no tendría sentido, todo daría lo mismo: si quiero visitar a mi mamá puedo hacerlo hoy o en un millón de años. No importaría porque la vida sería infinita.

Semana.com: ¿Por qué pensar en la muerte?
A.J.: ¿Y por qué no pensar en ella si es el momento más importante de nuestra vida?, ¿si es la única certeza que tenemos?, ¿por qué esperar hasta que seamos viejos o que tengamos una enfermedad terminal para pensar en ella? He tenido la oportunidad de acompañar a cientos de personas que se dan cuenta de que les queda poco tiempo de vida y es sorprendente ver la tragedia. Siempre dicen: “Si hubiera sabido… y ahora que me queda poco tiempo…” Es una combinación de miedo y remordimiento. Entonces si sabemos que nos vamos a morir ¿por qué no pensar en la muerte?
Semana.com: Usted ha dicho que uno de sus objetivos es lograr que todos los seres humanos tengan una “buena muerte”, pero qué es una “buena muerte”?

A.J.: No hay respuesta. Que el que lea esta entrevista se responda a sí mismo qué es una buena muerte y que piense cómo le gustaría morir. Esa es la única forma de lograrlo, que cada persona se regale tiempo para pensar qué es una buena muerte. Lo que he descubierto con las personas a las que he acompañado en ese proceso es que quieren morirse en su casa, rodeados de los seres queridos y sin dolor.

Semana.com: También ha dicho que quiere que todas las personas mueran felices, saludables y llenas de amor. ¿Cómo puede morir saludable una persona que padece alguna enfermedad?

A.J.: En 2008 me pregunté si la salud era la ausencia de enfermedad. Yo que soy un profesional de la salud, que tengo tres especialidades médicas, tres doctorados y 20 años de universidad no sabía qué era la salud. Me tardé tres años para resignificar el término ‘salud’ con un gran grupo de trabajo. La conclusión que sacamos es que la salud es la habilidad que tenemos las personas para gestionar los desafíos físicos, mentales y sociales que se nos presenten en la vida. Tener una enfermedad no me impide ser saludable. Si he podido gestionar el dolor estoy saludable, por ejemplo."
...
Semana.com: ¿Qué otras preguntas se deberían que hacer los lectores para vivir mejor y morir mejor?

A.j.: Deberían preguntarse:

¿Tiene tiempo para pensar en estas preguntas? Mientras menos piense, más vulnerable es.
¿Qué lo hace feliz?
¿Qué necesita para vivir feliz?
¿Cuál es la acción diaria que refleja que se esfuerza por ser feliz?
¿Qué cosa para usted no es negociable?
¿Se ama?
¿Hace el bien?
¿A qué le tiene miedo?
¿Qué haría si no tuviera miedo? Anthony Melo decía: “Lo contrario del amor no es el odio, lo contrario del amor es el miedo”.
¿Cómo le gustaría morir?
¿Qué está haciendo para morir de esa manera?
Si muriera mañana, ¿estaría haciendo lo que hace ahora?
Si fuera un enfermo terminal, ¿estaría con la pareja con la que está ahora?
¿Se aguantaría al jefe que tiene ahora si le quedaran pocas horas de vida?
¿Tiene otra alternativa para no tener que depender de su empleo?
¿Qué tiene pendiente en su vida que cree que puede hacer después?
¿Qué cosas hizo que no debió haber hecho, que hirieron a otras personas?
¿La deuda en la que se metió o en la que está a punto de meterse lo va a obligar a estar en un trabajo que no le gusta?
¿Realmente necesita aquello por lo que se va a endeudar? Algunos se pasan la vida pagando una casa que va a estar vacía.
¿En quién puede confiar?
¿Quién lo ama más de lo que usted merece?
¿Quién lo puede ayudar a cuidarse de usted mismo?
¿Qué lo distrae de su vida?
¿Por qué tiene ese deseo de alcanzar? ¿Quién se lo ha impuesto?
¿Por qué quiere reconocimiento? ¿Cuántas personas quiere que lo reconozcan?
¿Qué tanto reconocimiento necesita? ¿Lo necesita realmente?

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22 nov 2017

Nacer en el espiritu, segun Michel Fromager, antropologo

Extracto de: : 
Un viage con el antropologo Michel Fromaget. 
Sintesis de una semana de formacion y de reparación. 
Centro de Pastoral de la Salud, 
Québec, 2009

«El despertar en el espiritu, la experiencia de su toque o su explosión en nuestra vida sucede espontáneamente, sorprendentemente, en cualquier momento. Sin embargo, parece que ciertas circunstancias favorecen particularmente esta experiencia: la maravilla de la belleza, la experiencia del amor profundo, del amor puro, y la cercanía de la muerte. Entonces, todos estamos concernidos, sea que seamos "creyentes" o no. Podemos practicar todos los días para consentir experimentar el espíritu, desearlo, prestar atención a sus pequeños guiños en las vivencias mas concretas o mas comunes de nuestras vidas.

Cuando el primer despertar al espiritu, o el despertar espiritual, es consciente y reconocido como lo que realmente es1, resta aun integrarlo gradualmente, alimentarlo y cultivarlo con el transcurrir del tiempo, a fin de progresar hacia su ser total, completo y consumado. Eso representa un trabajo diario nunca terminado. Con este fin, para alimentar nuestro crecimiento en la dimensión del espíritu, la ayuda de una tradición espiritual o religiosa reconocida puede resultar muy provechosa.

¿Qué agrega todo esto al mundo de la salud? Una vez más: todo y nada! Básicamente, la visión tripartita del ser humano (cuerpo, alma y espiritu) trae consigo una nueva perspectiva. Cambia el polo de atracción. Por lo tanto, el valor absoluto ya no es más la salud: es la experiencia del espiritu, el segundo nacimiento, que se convierte en el valor absoluto, ya que es ella quien hace que el humano viva por completo y que pueda liberarse del miedo a la muerte. Esto relativiza las cosas. Debemos continuar buscando la curación. y la salud con todas nuestras fuerzas, pero es el sumergirse en el verdadero sabor de la vida lo que cuenta más que nada.``
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1Este es a menudo el problema: no reconocemos estas experiencias del espiritu como lo que son realmente : se suele estar distraido, se suele negarlas, se suelen reprimir.

14 nov 2017

Apuntes en torno a la conciencia inspirada

Tomado de:
 Andres Korizma: 
Conciencia inspirada (recopilacion)

Lo espiritual, algún día lo vamos a descubrir. Es una cierta sustancia, psíquica, mental, que trabaja además en un cierto espacio, no en el espacio cotidiano donde nos movemos nosotros.

Nosotros nos movemos y también podemos decir las coordenadas que tiene Quito, la latitud, la longitud, hay un cierto espacio. Dentro de Quito hay una calle, acá hay una intersección de dos calles, estamos en el primer piso de un edificio. Nos movemos en ese espacio y en ese tiempo, a las cinco en punto de la tarde. Nos movemos en ese espacio y en ese tiempo. Cuando hablamos de esta cosa espiritual, hacemos alusión a otro espacio, un espacio interno que no trabaja con esas categorías.

La conciencia se inspira por muchas cosas, se inspira por el amor, se inspira a veces por determinadas tragedias, cosas muy graves que pasan y que llevan a la gente a que reflexione profundamente, y se salga de lo cotidiano y empiece a pensar en el sentido que tiene su vida, la dirección que lleva su vida, de donde viene su vida, a donde va su vida, que significa esa tragedia que ha sufrido esa persona.

Son espacios diferentes. Son los espacios de la religiosidad. La religiosidad está tan mal vista últimamente, mejor dicho que estaba tan mal vista porque las cosas están cambiando mucho, mucho.
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En la Mística encontramos vastos campos de inspiración. Debemos señalar que cuando hablamos de "mística" en general, estamos considerando fenómenos psíquicos de "experiencia de lo sagrado" en sus diversas profundidades y expresiones. Existe una copiosa literatura que da cuenta de los sueños , las “visiones” del semisueño , y las intuiciones vigílicas de los personajes referenciales de religiones, sectas y grupos místicos. Abundan, además, los estados anormales y los casos extraordinarios de experiencias de lo sagrado que podemos tipificar como Éxtasis o sea, situaciones mentales en que el sujeto queda absorto, deslumbrado dentro de sí y suspendido; como Arrebato, por la agitación emotiva y motriz incontrolable, en la que el sujeto se siente transportado, llevado fuera de sí a otros paisajes mentales, a otros tiempos y espacios; por último, como "Reconocimiento" en que el sujeto cree comprenderlo todo en un instante.

En este punto estamos considerando a la conciencia inspirada en su experiencia de lo sagrado que varía en su modo de estar frente al fenómeno extraordinario, aunque por extensión se han atribuido también esos funcionamientos mentales a los raptos del poeta o del músico, casos en que "lo sagrado" puede no estar presente.
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Pretendemos tener como Centro de Gravedad de nuestras actividades un punto de vista interno con uno mismo, diferente a lo habitual, que en otras épocas se ha considerado como un nivel diferente de conciencia. Crea problemas la palabra es un estado de conciencia diferente que no se produce por el hecho de que seamos diferentes. Todo lo contrario, da la impresión de que el equipo con que cuenta el ser humano es igual. El tema es que en ocasiones se conecta o no se conecta. Es conforme a la situación que uno va pasando, histórica, biográfica, a los grupos, conforme a la ideología que tiene las personas, en realidad es como uno se comporta frente al mundo. Entonces todo esto es parte de nuestra cosa, pero en ocasiones vemos que conectamos de un modo no habitual. Podemos tener por referencia un escrito: Psicología IV, los últimos capítulos, Conciencia inspirada. Son estados frecuentes, están en el equipo pero algunos tienen una permanencia mayor o una profundidad mayor y otros pretenden tener manejo de esas inspiraciones.

Diferente los músicos o poetas que buscan ciertas inspiraciones, a veces llegan a veces no llegan, pero buscan eso. En los artistas lo vemos, en científicos, la ciencia, el arte, conexión a un modo de ver las cosas que no es lo habitual. Si no se buscaran ángulos diferentes, no saldrían muchas cosas. Cuando se produce el fenómeno de inspiración, ellos llegan a formular leyes o interpretaciones.

Estamos hablando en torno a este tema que mencionamos de la Conciencia inspirada, en las religiones encontramos también eso y tratan con sus procedimientos, al igual que los artistas, con alcohol y droga, ponerse en situación vital rara, en las religiones se busca conectarse, las traducciones para conectarse con ese mundo pasan por dios, entre ellos dios y el universo. En ellos esta ese tema de conectarse, procedimientos extraordinarios. Los rituales sirven para conectarse. Las oraciones son para ingresar a ese nivel. Los más exagerados tienen una idea más aproximada. Los místicos. Escapan bastante a lo oficial están inscritos en una religión pero su forma de conectarse con dios suele ser muy diferente a las religiones.

La mística se escapa de las religiones. El que este en este tema debería investigar más de los estados de inspiración, esos arrebatos, nos llevan a interpretaciones que pueden estar muy lejos de la realidad. En las místicas de las religiones se conecta con ese nivel pero las interpretaciones están muy alejadas, son traducciones. Tipos sumamente inspirados pero que dicen cosas muy inspiradas. Los aportes de los místicos son muy importantes. Con mucho de interpretación y deformación, con traducciones. En definitiva, siempre ese está lejos del fenómeno, lo que termina por agravar esta situación es que cuando se conecta lo que ocurre es que hay una anulación de las actividades cotidianas de la conciencia. El que ha estado ahí no tiene como explicar. Es la paradoja de esos estados porque cuando entramos bloqueamos los mecanismos habituales, si en pequeño uno no capta que los dientes no son de perla y los labios de rubí, para explicar eso hay que bloquear la visión habitual. Si no puedes bloquear eso no puedes entrar en la situación poética y si entras en eso no puedes explicar por la vía habitual. Es el primer problema.

El segundo problema es que no se puede conectar bien porque queda en un recuerdo muy difuso, y se suele llenar con recuerdos e imágenes, así que uno se pone siempre a bastante distancia. Pero para todo el mundo es posible esto, es más, a todos les pasa esto. Para nosotros ese es el tema de interés, estados de conciencia alterados. En lo posible tener por centro de gravedad ese tipo de conciencia. Eso lleva a numerosos problemas. Apuntamos a eso. Nos hemos preocupado siempre del modo de entrar. Necesitamos comprender los procedimientos para entrar. Encontraremos en nuestros estudios sobre las religiones, sobre los estados alterados de conciencia, gente de distintas latitudes, testimonios, buscamos cosas que nos explican, de los modos en que la gente entra a esos trabajos. Así que nos interesa no solo la comprensión de esos estados sino que el modo de entrar y de hacerlos disponibles, no que ocurran como una piedra que cae en la cabeza de uno. No es una cosas genética, ellos son inspirados y ya. Por lo que sea ellos pudieron entrar más fácil. A medida que profundices en ese estudio vemos la misma mecánica en todos.

El mundo no es un mundo inspirado, es un mundo cotidiano. Así que no se ve cual pueda ser la ventaja en lo inmediato, no es interesante para dar respuestas, pero es interesante respecto a lo que puede pasarle a los conjuntos humanos, pero en la vida cotidiana no es de mucho interés. No sirve para pagar la panadería. No se responde con el trabajo de conciencia inspirada. Podrás decir que hace despertar a ciertas ideas, pero es una vuelta muy larga. Así que la comprensión y el acercamiento a ese fenómeno de ese estado de conciencia, la comprensión de esos mecanismos que conectan con ese estado es para nosotros prioritario, comprender como existen esos fenómenos, y como se hace para llegar a ellos y no es porque lo podamos sacar de la cabeza sino porque hay elementos que nos permiten comprender como hace ese para entrar. Nos importa la información, porque las interpretaciones son muy variadas y absurdas.

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Es desde el surgimiento de esta conciencia inspirada desde donde pueden aparecer nuevas posibilidades evolutivas para el ser humano.
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La traducción de señales profundas se da desde la conciencia inspirada, que es una estructura de conciencia, cuya función es conectar los dos mundos y traducir las señales que provienen de ese espacio profundo cubriéndolas con un ropaje poético.
La conciencia inspirada es una estructura global, capaz de lograr intuiciones inmediatas de la realidad. Por otra parte, es apta para organizar conjuntos de experiencias y para priorizar expresiones que se suelen transmitir a través de la Filosofía, la Ciencia, el Arte y la Mística.
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Buda decía que “los dioses están tan alejados de los hombres que no tiene ningún significado hablar de los dioses”; pero aun así Buda hablaba de un mensaje de lo profundo, que le decía como enseñar a los hombres a despojarse de las creencias y condicionamientos mentales que tenían y les hacían creer en las ilusiones que les generaban sufrimiento y les impedían llegar al nirvana. Buda no niega a Dios. Buda está preocupado por lo profundo y con dios o sin dios trata de llegar al hombre, de enseñarle a superar el sufrimiento y llegar al nirvana. Así vemos que el mensaje de Buda no quedó en la historia como el mensaje de un dios, sino como el mensaje del Buda. En realidad el mensaje son interpretaciones del traductor, el mensaje es del traductor.

Traducción de las señales de lo profundo

Hay momentos en los que uno conecta con ciertos estados que uno desconocía que estaban en uno, son estados que te conmueven, te mueven muchas cosas. Importante atender a las señales de lo profundo en uno, a como se expresan y se traducen esas señales en el mundo. Como se traducen esas señales que da la conciencia. Se pueden traducir con bondad pero también se pueden traducir en forma negativa. Ojalá esa traducción se vaya abriendo hacia lo positivo.

De todas maneras, aun cuando se terminen expresando en forma negativa en el mundo, la vida seguirá abriéndose paso como lo ha hecho siempre a través de la historia. La vida se expresa y se abre camino y la conciencia ha ido avanzando, la vida ha ido creciendo. Podemos ver lo positivo y también lo negativo.

Que es lo nuestro...

En las religiones, lo tradicional no va hacia lo profundo, es un “como sí”. Lo nuestro se va abriendo como una manera de estar en el mundo, es como una estructura mental. Ya no hay la estructura de conciencia desdichada, es la estructura de conciencia inspirada que busca abrirse paso en el mundo de lo trillado, de lo gris, yendo detrás de los semáforos que cambian de rojo a verde, y de verde a rojo todos los días; de la pérdida de sentido. La conciencia inspirada está muy ligada al sentido. La que en este momento vivimos no es la que nos lleva a otros mundos. Desde el “Yo tengo los pies en la tierra”, no es posible la conciencia inspirada, no hay conmoción. Cuando uno está con conciencia inspirada, uno se conmueve.

Hoy uno quiere escapar del sin-sentido, de la nada. Estamos en otra instancia histórica y psicológica. Por vía explicativa no lo vamos a hacer, eso no va por vía explicativa. No porque la reflexión explicativa no sea importante sino porque en este campo no se necesita. De hecho hay campos en los que la reflexión explicativa es importante, pero en el campo en el que uno registra sin-sentido y uno quiere avanzar hacia el sentido, esa no es la vía. Lo nuestro no va por la vía explicativa, no lo hagas así, no va a funcionar.

En la actualidad no hay método. No es como en otras épocas donde un método independientemente de que estés de acuerdo o no con esa visión, daba dirección a quien creía en ello. El materialismo dialéctico, con su tesis, antítesis y síntesis, marcaba por lo menos una dirección en quienes creían en ello. ¿Y qué tiene que ver un método con una revolución...? Le da dirección.

La lógica de hoy por el contrario, es la lógica de la desestructuración, de la incoherencia. Allí la gente experimenta y registra esa desintegración progresiva. Por ello se entiende sus ensueños y aspiraciones, como el de la unidad. La búsqueda de integración de los pueblos viene de ahí, es una traducción de esa necesidad de integración interna, de sentir cohesión interna, unidad interna, frente a su creciente registro de desintegración sicológica.

La gente no ordena lo que le pasa, tiene una ensalada en su cabeza. La lógica actual es la de los slogans. Todo se reduce a slogans que se repiten en libros, en TV, etc., pero no puedes manejar todo con slogans. El clima social está lleno de slogans. Las ideologías estaban llenas de slogans, pero hoy ya no dicen esas cosas; ya no lo dicen por cuestiones de conveniencia y convivencia social.

La nuestra, es una lógica diferente, es una lógica que toma en cuenta no solo lo que se ve sino también lo que no se ve, las co-presencias. Es una manera de hacer las cosas que va a incidir en la dirección de lo que va a ir pasando. La manera de ordenar determina la manera de estar en el mundo.

La religión interior no necesita ninguna de esas cosas, se genera un gran vacío como decía Hegel: “Dios se expresa en forma de vacío”. Es casi como se plantea en el budismo, aunque surgió como una propuesta interesante y luego todo terminó en religión.

Las religiones han hecho gala de topar lo interno del ser humano, pero no lo han logrado. Los dioses están muy lejos, no va por la vía de los dioses, muy complicado llegar hasta ellos. Los dioses no nos escuchan. El ser humano ha tenido momentos en los que ha sido capaz de encontrar sus propias respuestas y sus propias salidas.

Se llega al drama por el sufrimiento que produce la opresión. Por el dolor que ocasionan las condiciones de vida. Por la injusticia, por lo que se hacen unos a otros, todo lo que hacen los que provocan sufrimiento. Quienes hacen cosas por superar las condiciones de sufrimiento en los seres humanos, hacen su parte, crean condiciones. No le van a resolver las cosas a la gente, pero están creando condiciones. Bien por los que trabajan por ello.


8 nov 2017

Humanismo y Revolución, una perspectiva desde el Humanismo Universalista

07.11.2017 - Santa Clara, Cuba - Javier Tolcachier
Tomado de: Pressenza
El Taller Internacional de Pensamiento Humanista y Revolución Socialista, desarrollado en los días 26 y 27 de Octubre en Santa Clara, Cuba, en el que confluyeron académicos del Departamento de FIlosofía de la Universidad Central de las Villas “Marta Abreu” y miembros del Centro Mundial de Estudios Humanistas y la agencia internacional de noticias Pressenza, brindó el marco adecuado para presentar las principales ideas de Silo, fundador de la corriente del Nuevo Humanismo, en el contexto de un posible fecundo diálogo con la corriente marxista.
Publicamos aquí el texto íntegro de esa exposición, a cargo de Javier Tolcachier, del Centro de Estudios Humanistas de Córdoba, Argentina y columnista en agencia Pressenza, quien también aludió a la posición revolucionaria del Humanismo como base para una necesaria convergencia.
Humanismo y Revolución, una perspectiva desde el Humanismo Universalista
Taller internacional Pensamiento Humanista y Revolución Socialista
Santa Clara, Cuba, 26-27 Octubre 2017
Buenos días a todas y todos. Agradezco la posibilidad de participar de este importante encuentro y no puedo comenzar esta presentación sin reconocer el enorme aporte del pueblo cubano a la emancipación de los pueblos del mundo. Cuba, indoblegable y generosa, constituye un efecto demostración histórico de soberanía, altivez y solidaridad que encendió la esperanza frente al despojo, la amenaza permanente, la indiferencia y la resignación. Por lo mismo, Cuba fue y es víctima de un bloqueo criminal y violento que repudiamos y exigimos debe terminar de inmediato.
Quiero también agradecer la cálida acogida brindada por el Departamento de Filosofía de la Universidad Central Marta Abreu de las Villas (UCLV) y resaltar su aporte – en particular el realizado por el profesor Guadarrama – de cuya obra tenemos apenas conocimiento fragmentario – por la reafirmación del contenido humanista del marxismo y por el rescate de las simientes existentes en diversos pensadores latinoamericanos cuya labor abonó el terreno en el que florecieron sucesivos movimientos de liberación.
Sumándonos a ese flujo de conocimiento, esta exposición intentará presentar los principales rasgos de la corriente de pensamiento del Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista, fundada por el mendocino Mario Luis Rodríguez Cobos, más conocido por su seudónimo literario Silo. Esta corriente, devenida en su crecimiento en un abanico de múltiples expresiones en los más distintos campos, surgió en los años 60’ del siglo XX y se extendió progresivamente a todas las regiones y culturas del planeta.
Presentar las principales ideas de Silo en el contexto de estas jornadas tendrá aún mayor sentido si hacemos alguna referencia al posible aporte de este Humanismo al análisis y la práctica de revoluciones presentes y futuras, asunto al que intentaremos aludir, aún en el marco de esta reducida exposición.
Precisamente en términos de interpretación, debemos agregar que quien expone, es un militante humanista desde su temprana juventud, lo cual resta objetividad a la exposición, pero explica su interés. Por lo demás, como es habitual en el transcurso del pensamiento y la práctica social, no estamos aún a la necesaria distancia histórica como para aprehender suficientemente la real valía y el aporte de este Humanismo Universalista al proceso humano.
Dicho esto, entremos en materia.
En la Cuarta Carta del libro Cartas a mis Amigos, Silo explica el punto de partida de sus ideas así: “Nuestra concepción no se inicia admitiendo generalidades, sino estudiando lo particular de la vida humana; lo particular de la existencia; Hablemos pues de la vida humana. Cuando me observo, no desde el punto de vista fisiológico sino existencial, me encuentro puesto en un mundo dado, no construido ni elegido por mí. Me encuentro en situación respecto a fenómenos que empezando por mi propio cuerpo son ineludibles. El cuerpo como constituyente fundamental de mi existencia es, además, un fenómeno homogéneo con el mundo natural en el que actúa y sobre el cual actúa el mundo.”
Y algo más adelante: “Pero ocurre que el mundo se me presenta no solamente como un conglomerado de objetos naturales sino como una articulación de otros seres humanos y de objetos y signos producidos o modificados por ellos.” “La intención que advierto en mí aparece como un elemento interpretativo fundamental del comportamiento de los otros y así como constituyo al mundo social por comprensión de intenciones, soy constituido por él.”
Y también: “Por otra parte, los objetos naturales y humanos se me aparecen como placenteros o dolorosos y trato de ubicarme frente a ellos modificando mi situación.“
De esta manera, en una suerte de camino inductivo y reflexión existencial, Silo describe cómo el ser humano existe en una situación dada, no elegida, conformada no tan sólo por un mundo de objetos naturales sino también como mundo social constituido esencialmente por intenciones humanas. Mundo en el que aparecen opciones placenteras o dolorosas que nos implican. Mundo con el que estamos en apertura e influencia recíproca.
Ya en este punto, Silo rompe toda posibilidad de solipsismo, connotando la íntima ligazón de la estructura conciencia-mundo, cuando expresa: “Mi conciencia se ha configurado intersubjetivamente ya que usa códigos de razonamiento, modelos emotivos, esquemas de acción que registro como “míos” pero que también reconozco en otros. Y, desde luego, está mi cuerpo abierto al mundo en cuanto a éste lo percibo y sobre él actúo.”
Sin embargo, la nota distintiva de lo Humano no es simplemente la de ser un ente social, ya que ello también es característico de las distintas especies. ¿Cuál es entonces la clave que señala la especificidad de lo Humano?
Silo lo expresa de este modo: “Al encontrarse cada nuevo ser humano con un mundo modificado por otros y ser constituido por ese mundo intencionado, descubro su capacidad de acumulación e incorporación a lo temporal, descubro su dimensión histórico-social, no simplemente social. Vistas así las cosas, puedo intentar una definición diciendo: el hombre es el ser histórico, cuyo modo de acción social transforma a su propia naturaleza.”
Por tanto, un ser en desarrollo, transformador  y en autotransformación permanente.
Como se indica en el opúsculo “Acerca de lo Humano”: “En el ser humano no existe “naturaleza” humana, a menos que esta “naturaleza” sea considerada como una capacidad diferente a la animal, de moverse entre tiempos fuera del horizonte de percepción. Dicho de otro modo: si hay algo “natural” en el ser humano, no es en el sentido mineral, vegetal o animal, sino en el sentido de que lo natural en él es el cambio, la historia, la transformación. Tal idea de cambio no se aviene convenientemente con la idea de “naturaleza” y por ello preferimos no usar esta última palabra como se ha venido haciendo y con la cual se han justificado numerosas deslealtades hacia el ser humano.”
Pero, ¿porqué habría el Ser Humano de necesitar cambiar su entorno y a sí mismo?
“Por la situación de finitud y carencia temporo-espacial en que se halla y que registra como dolor físico y sufrimiento mental.”, se responde.
Es decir, por la evidencia de las propias limitaciones, incluyendo en ellas a la conciencia de la muerte, que producen señales claras de sufrimiento, movilizando al ser humano a su superación.
Así, la superación del dolor no es simplemente una respuesta animal, sino una configuración temporal en la que prima el futuro y que se convierte en impulso fundamental de la vida aunque esta no se encuentre urgida en un momento dado.
“La superación del dolor aparece, pues, como un proyecto básico que guía a la acción. Es ello lo que ha posibilitado la comunicación entre cuerpos e intenciones diversas, en lo que llamamos la “constitución social”. La constitución social es tan histórica como la vida humana, es configurante de la vida humana. Su transformación es continua pero de un modo diferente a la de la naturaleza porque en esta no ocurren los cambios merced a intenciones.”
De esta manera, el Humanismo Universalista concibe al Ser Humano en rebelión frente a un aparente destino natural que lo condena a padecimientos físicos y mentales, que lo conmina a buscar soluciones y elegir opciones frente a la fatalidad, que lo mueve a construir sentido ante el inminente absurdo de la mortalidad. Este propósito se expresa en la historicidad inherente a la construcción social dotándola de un sentido permanente.
Pero ¿cómo es posible esta afirmación de la elección frente al determinismo? ¿Cuáles son aquellas virtudes distintivas, que permiten esta afirmación y las posteriores transformaciones? Y ¿cómo es que estas características dotan de humanidad a este ser animado?
El concepto de intencionalidad de la conciencia, ya anotado por la escolástica medieval en el estudio de Aristóteles, será definido por F. Brentano “como referencia a un contenido, dirección hacia un objeto (que no significa una realidad), o como objetividad inmanente.”  Concepto que retomará Husserl diciendo “la conciencia es conciencia de algo”. O más rigurosamente, noesis, el acto del pensar y noema, lo pensado son en estructura.
A partir de lo desarrollado por el fundador de la Fenomenología trascendental en relación al “origen de la representación del espacio”, Silo, en un acercamiento más propio de una psicología fenomenológica, indaga en la “espacialidad de la representación”, es decir en cómo los fenómenos síquicos se presentan en la conciencia como formas emplazadas en un espacio mental que admite niveles y profundidades. Dichas formas o imágenes no son copias sino reelaboraciones de la percepción del mundo externo. Esta espacialidad en la representación de la conciencia habilita la formalización de imágenes que terminan impactando en el mundo como acciones.
De este modo, afirma Silo “la conciencia no es producto ni reflejo de la acción del medio, sino que tomando las condiciones que éste impone termina por construir una imagen o conjunto de ellas capaz de movilizar la acción hacia el mundo y con esto modificarlo.”
La relevancia de esta aseveración queda de manifiesto cuando leemos “Si las imágenes permiten reconocer y actuar, conforme se estructure el paisaje en individuos y pueblos, conforme sean sus necesidades (o lo que consideren que sean sus necesidades), así tenderán a transformar el mundo”.
Por otro lado, Silo explicita la ampliación del horizonte temporal de la conciencia humana, lo que permite a ésta retardos frente a los estímulos y ubicación de éstos en un espacio mental complejo, habilitante para el emplazamiento de deliberaciones, comparaciones y resultantes fuera del campo perceptual inmediato.
Las características de espacialidad y temporalidad de la conciencia humana, sumadas a su esencial intencionalidad, hacen de ésta una herramienta de transformación por excelencia.
De allí que en un tono más poético, Silo dirá: “Te diré cual es el sentido de tu vida aquí: Humanizar la Tierra.”
“Humanizar es salir de la objetivación para afirmar la intencionalidad de todo ser humano y el primado del futuro sobre la situación actual. Es la imagen y representación de un futuro posible y mejor lo que permite la modificación del presente y lo que posibilita toda revolución y todo cambio. Por consiguiente, no basta con la presión de condiciones oprimentes para que se ponga en marcha el cambio, sino que es necesario advertir que tal cambio es posible y depende de la acción humana. Esta lucha no es entre fuerzas mecánicas, no es un reflejo natural, es una lucha entre intenciones humanas. Y esto es precisamente lo que nos permite hablar de opresores y oprimidos, de justos e injustos, de héroes y cobardes. Es lo único que permite practicar con sentido la solidaridad social y el compromiso con la liberación de los discriminados sean éstos mayorías o minorías.”
A partir de estos conceptos, Silo fundamenta una ética y premisas para la acción transformadora, diciendo: “El ser humano por su apertura y libertad para elegir entre situaciones, diferir respuestas e imaginar su futuro, puede también negarse a sí mismo, negar aspectos del cuerpo, negarlo completamente como en el suicidio, o negar a otros. Esta libertad ha permitido que algunos se apropien ilegítimamente del todo social es decir, que nieguen la libertad y la intencionalidad de otros, reduciéndolos a prótesis, a instrumentos de sus intenciones. Allí está la esencia de la discriminación, siendo su metodología la violencia física, económica, racial y religiosa.”
Por ello es que el Nuevo Humanismo lucha activamente contra toda  forma de violencia, sea ésta grosera o sutil, expuesta o larvada, definiéndola como la negación de la humanidad en otros. De esta manera, la imagen de humanización del mundo aparece nítidamente en el horizonte no tan sólo como la acción de dotar de intención al mundo, sino como aquella que permite imaginar y construir una existencia social libre de violencias. Así, la acción no violenta decidida, en forma de protesta, crítica, repudio, no colaboración, boicot y superación de las prácticas violentas constituye una metodología coherente con el objetivo enunciado. Por supuesto, es posible ir más allá, imaginando el repudio a la violencia como  una conquista cultural definitiva, constitutiva del ser humano del futuro. En el mismo sentido, Silo aborda la necesidad de una reconciliación profunda con uno mismo y los demás como un paso evolutivo fundamental para dejar atrás las prácticas vengativas que, una y otra vez reinstauran ciclos violentos.
Esta lucha por superar condiciones opresivas es también una lucha por ampliar la libertad de todos los seres humanos y de la especie como conjunto.
Del Humanismo Universalista se deriva entonces una práctica de acción, dirigida a desterrar los factores de violencia social, y una ética, cuya escala de valores coloca como valor y preocupación central al ser humano. Esta moral libertaria propone como máxima de relación intersubjetiva una reformulación persuasiva – no autoritaria – de aquella vieja Regla de Oro, presente en todas las culturas, sugiriendo: “Si tratas a los demás como quieres ser tratado, te liberas.”
Lejos de recluirse en el humanismo occidental, esta apertura a las expresiones humanistas presentes en la historia de las diferentes culturas, le da al Humanismo Universalista su nota distintiva. En un momento histórico de evidente mundialización y contacto multicultural, este pensamiento transversal tipifica y señala los “momentos humanistas” de las distintas culturas, proponiendo profundizar la interrelación a través de ellos, constituyendo así un aporte al entendimiento y la construcción colaborativa entre naciones y pueblos.
En ese mismo sentido, el Humanismo, más allá de toda acepción filosófica en sentido estricto es comprendido en sus trazos básicos como una actitud y una posición común de los humanistas de las distintas culturas que puede resumirse en seis puntos:  1. la ubicación del ser humano como valor y preocupación central; 2. la afirmación de la igualdad de todos los seres humanos; 3. el reconocimiento de la diversidad personal y cultural; 4. la tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de lo aceptado o impuesto como verdad absoluta; 5. la afirmación de la libertad de ideas y creencias y 6. el repudio a la violencia.
En cuanto a la situación actual mundial, Silo enfatiza en que precisamente la Revolución es el único modo de abrir un sistema cerrado de concentración capitalista en el que a mayor intento de control social crecerá la entropía.
En su Séptima Carta de Cartas a mis amigos, dedicada a la revolución social, el pensador dice: “No se detendrá la marea revolucionaria que está en marcha como expresión de la desesperación de las mayorías oprimidas. Pero aún esto no será suficiente ya que la dirección adecuada de ese proceso no ocurrirá por la sola mecánica de la “práctica social”. Salir del campo de la necesidad al campo de la libertad por medio de la revolución es el imperativo de ésta época en la que el ser humano ha quedado clausurado. Las futuras revoluciones, si es que irán más allá de los cuartelazos, los golpes palaciegos, las reivindicaciones de clase, o de etnia, o de religión, tendrán que asumir un carácter transformador incluyente sobre la base de la esencialidad humana.”
Agregando además que “… el nuevo tipo de revolucionario que corresponde a este nuevo tipo de revolución deviene, por esencia y por actividad, en humanizador del mundo.“
Silo tipifica el carácter de la revolución a la que alude con estas palabras: “Así está trazada la línea divisoria entre el Humanismo y el Anti-humanismo. El Humanismo pone por delante la cuestión del trabajo frente al gran capital; la cuestión de la democracia real frente a la democracia formal; la cuestión de la descentralización, frente a la centralización; la cuestión de la antidiscriminación, frente a la discriminación; la cuestión de la libertad frente a la opresión; la cuestión del sentido de la vida, frente a la resignación, la complicidad y el absurdo.“
Distingue además “entre proceso revolucionario y dirección revolucionaria. Desde nuestra posición, se entiende al proceso revolucionario como un conjunto de condiciones mecánicas generadas en el desarrollo del sistema. En cuanto a la dirección, ésta depende de la intención humana y escapa a la determinación de las condiciones que origina el sistema. Ya en otros momentos hemos aclarado nuestra posición respecto a la no pasividad de la conciencia humana, a su característica esencial de no ser simple reflejo de condiciones objetivas, a su capacidad de oponerse a tales condiciones y pergeñar una situación futura diferente a la vivida en el momento actual. Dentro de ese modo de libertad, entre condiciones, interpretamos la dirección revolucionaria.”
A estas alturas ya se comprende cómo el Nuevo Humanismo enfatiza en la relación indisoluble entre la interioridad humana y el mundo social, factores que se entrelazan en continua realimentación. Por ello, no opone la acción transformadora en el mundo a la íntima reflexión intrapersonal sobre el sentido de la existencia y la dirección de las propias acciones en la relación con los demás. Entiende que ambas pueden, acaso deben, resolverse en sentido positivo y de mutua implicancia.
Situarnos desde un radical determinismo objetivo asfixia la posibilidad de elección humana. Dicha perspectiva desmotiva, colocando un automatismo que relativiza todo aporte individual o colectivo. En el otro extremo, absolutizar la capacidad decisoria individual de cada ser humano, negando las condiciones intersubjetivas y sociales en las que se desenvuelve su existencia, aparece como una ingenuidad alejada de todo contexto. Este modo de ver propicia el alejamiento del todo social y los demás seres humanos,  conduciendo al ensimismamiento y la reclusión.
Así las cosas, parece necesario establecer en el análisis y práctica revolucionaria un pacto de colaboración entre la situación objetiva y la subjetividad humana. Adoptar una visión estructural y dinámica que, abandonando una óptica lineal o mecanicista, se interne en las profundidades de una mirada multidimensional, colocando a la innegable intencionalidad y posibilidad de transformación humana en tensión con vectores de pertenencia socioeconómica, generacional y cultural.
De este modo, la revolución aparece en una dimensión múltiple y simultánea, que requiere una práctica decidida y decisiva de cambios profundos en la organización económica, jurídica y política, pero también en los hábitos, las valoraciones y las aspiraciones individuales y colectivas.
Por este camino, el sujeto transformador actúa con referencia a un ámbito triple, el mundo social, el de la relación interpersonal y el de su interioridad con el criterio de lograr coherencia. Aún con las dificultades y limitaciones que cada momento histórico interpone, pensamos que dichas tareas revolucionarias no son solamente ineludibles, sino que además, dotan a la vida humana de un sentido pleno.
¿Será en efecto una renovada y creativa convergencia entre Humanismo y Socialismo, un Humanismo socialista o Socialismo humanista, una puerta hacia futuras revoluciones liberadoras del espíritu humano? En todo caso, es una tesis a explorar.
En ese sentido, quisiera culminar esta presentación, citando el párrafo final de la introducción del Documento Humanista, inserto en el libro Cartas a mis amigos, de Silo, que sintetiza el propósito que nos trajo hasta aquí y que intuyo resuena del mismo modo en vuestros corazones:
“Entre las aspiraciones humanistas y las realidades del mundo de hoy, se ha levantado un muro. Ha llegado pues, el momento de derribarlo. Para ello es necesaria la unión de todos los humanistas del mundo”
Muchas gracias por su atención.
Bibliografía
Brentano, F. Psychologie vom empirischen Standpunkt. Leipzig 1874, nueva edición 1911. Wiederauflage bei Ontos
Husserl, Edmund. Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. Libro primero (traducción de José Gaos), FCE, México, 1997
Silo (1990) Contribuciones al Pensamiento, O.C. Vol. I. México: Ed. Plaza y Valdés.
Silo (1993) Cartas a mis amigos, O.C. Vol. I. México: Ed. Plaza y Valdés.
Silo (1996) Habla Silo, O.C. Vol. I. México: Ed. Plaza y Valdés.
Silo (1996) Diccionario del Nuevo Humanismo, O.C. Vol. II. México: Ed. Plaza y Valdés.