23 dic 2011

Cuando busco el sentido de mi vida me encuentro con varias dificultades

Aparte de Charla dada Por Dario Ergas en Italia, durante el lanzamiento del libro "La mirada del sentido" traducido al italiano 

La primera dificultad es que no es verdad que busco sentido en mi vida, la mayor parte del tiempo experimento que mi vida sí tiene sentido.  Es muy difícil buscar algo que se cree que ya se tiene.  Sin embargo en esta época de cambio veloz, los acontecimientos golpean nuestras  creencias  y eso provoca sufrimientos tan grandes, que terminamos por reconocer que estamos totalmente perdidos y nuestra vida no tiene ningún sentido. Estos baldes de agua fría que la vida nos arroja una y otra vez, es la experiencia que llamamos de fracaso.  Tenemos confundido el sentido de la vida con nuestros ensueños y deseos.  Cuando esos ensueños fracasan, despertamos de la ilusión y nos damos cuenta que estamos perdidos y sin un  sentido verdadero. El fracaso permite a la conciencia liberarse por un momento de la prisión de los ensueños. Esta experiencia de fracaso es muy importante y es muy difícil de asumir.  La experiencia de fracaso  la vivimos todos, pero sólo algunos la reconocen y muchos la ocultan o la niegan.  Cuando ocultamos o negamos nuestros fracasos caemos en el resentimiento, la depresión o el pánico.  El reconocimiento del fracaso  nos despierta de la ilusión que tiene prisionera a la  conciencia, y nos deja en libertad de iniciar una búsqueda nueva. Por esto decimos que  esta búsqueda y esta enseñanza es “para los que llevan el fracaso en su corazón”.

Galeria multimédia del Nuevo Humanismo

Vinculo para ir a Galeria Multimedia del Nuevo humanismo: http://media.newhumanist.us/gallery/


21 dic 2011

Potenciar una nueva ciudadanía: TICs y participación ciudadana


por Andres Schuschny (@schuschny).  Naciones Unidas – CEPAL


Desde hace más de 10 años la Red ha emergido de la periferia nerd hasta ubicarse en la centralidad de la mayoría de los procesos sociales. Entender la evolución de la cultura hoy, es comprender Internet con todo lo que el concepto implica: dispositivos, programas, aplicaciones, plataformas, estándares, contenidos y, hoy más que nunca, interacción. Así lo han entendido, tal vez tardíamente, la mayoría de las empresas que poseen el potencial de movilizar la actividad económica.
Sin embargo, en el ámbito de la gestión pública y la política, esta realidad recien hoy empieza a ser considerada y no fruto de una reflexión meditada sino producto del forzaje generado por la presión de la gente que se apropió del proceso de granulación de contenidos multimediados que hoy testimoniamos. En los próximos años, se producirá un viraje fundamental en la perspectiva de los actores políticos, quienes en una primera instancia, se preguntaron “qué podían hacer con todo esto” y buscaron aprovechar la irrupción de los medios sociales con sólo fines propagandísticos, y pasarán a repreguntarse, “cómo esto cambiará todo”. Signo de cierta madurez, entenderán que la transformación no es optativa, lo que deberá suponer la centralización definitiva de las hoy “(no tan) nuevas tecnologías” en la mayoría de los procesos de la gestión pública. Así como en las empresas emergieron sistemas de gestión (CMS, CRM, ERP, “business intelligence”, etc.) que hoy se van integrando en arquitecturas efectivamente más abiertas, el sector público deberá incorporar sistemas equivalentes que posibiliten una gestión mucho más co-creativa e integrada con la participación de la gente, tanto intra como inter y extra-institucionalmente, lo que finalmente consolidará la emergencia de una nueva ciudadanía.

Felicidad Nacional Bruta

Felicidad nacional bruta

Jeffrey D. Sachs, profesor de economía, director del Earth Institute en la Universidad de Columbia y asesor especial del secretario general de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, publicó el 4 de septiembre un artículo en www.elpaís.com sobre la economía de la felicidad.

Como bien es sabido, a pesar de que vivimos en una época de riqueza y comodidades sin precedentes en la historia, los niveles de malestar y pesimismo se han disparado en la mayoría de los países. Muchos son los ciudadanos conscientes de que "no vamos por el camino adecuado", con la constante búsqueda de mayores ingresos. El progreso económico es importante y puede mejorar la calidad de vida, pero sólo si es un objetivo que se persigue junto con otros.
Como relata Sachs, hace ya 40 años que el reino de Bután, en el Himalaya, lidera el camino en la búsqueda de la felicidad. Su cuarto rey propuso que el país trabajase para mejorar la "Felicidad nacional bruta" (FNB), en vez del tan deseado "producto interior bruto" (PIB). Desde entonces Bután ha seguido una estrategia diferente para su desarrollo, que hace hincapié no sólo en el crecimiento económico, sino también en la cultura, la salud mental, la compasión y la comunidad.
Hace unas semanas, se reunieron Jeffrey D. Sachs junto con el primer ministro de Bután y decenas de expertos en la materia, instados por la Asamblea General de Naciones Unidas, con el fin de examinar de qué manera las políticas nacionales pueden promover la felicidad en sus sociedades.
El punto de partida de la reunión fue la opinión unánime sobre la importancia de buscar la felicidad en lugar de la riqueza. La cuestión fue: ¿de qué manera puede cambiar nuestra vida económica para volver a crear una sensación de comunidad, confianza y sostenibilidad ambiental?
Las principales conclusiones que se obtuvieron tras la reunión, fueron:
  1. El progreso económico es fundamental para la felicidad: para poder ser feliz hay que tener cubiertas las necesidades básicas como la comida, agua potable, atención médica, educación…

  2. La simple búsqueda del PIB, sin tener en cuenta otros objetivos, no conduce a la felicidad, sino que lleva a grandes desigualdades en riqueza y poder.

  3. La felicidad se logra a través de una estrategia equilibrada frente a la vida. Como individuos, una vez cubiertas nuestras necesidades elementales, sólo seremos felices si la búsqueda de mayores ingresos no reemplaza nuestra dedicación a la familia, los amigos, la comunidad, la compasión y el equilibrio interno. Como sociedad, una cosa es organizar las políticas económicas para que los niveles de vida aumenten y otra es olvidar los valores de la sociedad (justicia, confianza, salud física y mental, sostenibilidad ambiental...) para conseguir mayores ganancias.

  4. Debido a que el capitalismo global plantea amenazas directas a la felicidad, proponen algunas actitudes que se deberían modificar para fomentar la felicidad: la destrucción del medio ambiente natural; la debilitación de la confianza social y la estabilidad mental; el uso, por parte de la industria de comida rápida, de ingredientes adictivos para crear una dependencia poco saludable de alimentos que contribuyen a la obesidad; o la publicidad que contribuye a muchas otras adicciones de consumo que implican grandes costes para la salud pública (tiempo excesivo frente al televisor, apuestas, consumo de drogas, tabaquismo y alcoholismo).

  5. Para promover la felicidad, debemos identificar los muchos factores más allá del PIB que pueden aumentar o reducir el bienestar de la sociedad. La mayoría de los países invierten para medir el PIB, pero gastan muy poco para identificar las causas de la mala salud.
Para consultar el artículo completo, puedes consultar este link:

Islandia: Si se puede poner en el banco a los bancos!

http://viva.org.co/cajavirtual/svc0285/articulo15.html
Este pequeño país del periférico ártico rechazó rescatar a los bancos. Los dejó caer y aplicó la justicia sobre quienes habían provocado ciertos descalabros y desmanes financieros. Los matices de la historia islandesa de los últimos años son múltiples. A pesar de trascender parte de los resultados que todo el movimiento social ha conseguido, poco se ha hablado del esfuerzo que este pueblo ha realizado.

Frei Betto sobre Espiritualidad y Religión

(Tomado del blog de Silvio Rodriguez el trovador cubano)

(...) Espiritualidad y religión se complementan pero no se confunden. La espiritualidad existe desde que el ser humano irrumpió en la naturaleza, hace más de 200 mil años. Las religiones en cambio son recientes, no traspasan los 8 mil años de existencia.

La religión es la institucionalización de la espiritualidad, así como la familia lo es del amor. Hay relaciones amorosas sin constituir familia; del mismo modo, hay quien cultiva su espiritualidad sin identificarse con ninguna religión. Hay incluso espiritualidad institucionalizada sin ser religión, como el caso del budismo, que es una filosofía de la vida.

Las religiones, en principio, debieran ser fuentes y expresiones de espiritualidades. Pero no siempre sucede así. En general, la religión se presenta como un catálogo de reglas, creencias y prohibiciones, en tanto que la espiritualidad es libre y creativa. En la religión predomina la voz exterior, la de la autoridad religiosa; en la espiritualidad predomina la voz interior, el ‘toque’ divino
(...)

A proposito del tema, les invito a escuchar el siguiente documento filmico:
Silo, Punta de Vacas, mayo 4 de 2004 (tambien se encuentra el texto RTF de dicha arenga)