14 ago 2025

Michael Hudson. La economía de un choque de civilizaciones

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Resumen Amplio: La Economía de un Choque de Civilizaciones. Manus IA

Video: Michael Hudson: La economía de un choque de civilizacionesFuente: Glenn Diesen EspañolDuración: 53:28Ponente: Prof. Michael Hudson, economista clásico de renombre mundial

I. Introducción: El Conflicto Civilizacional Contemporáneo

El análisis de Michael Hudson presenta la tesis central de que el mundo contemporáneo está experimentando un choque fundamental entre dos modelos civilizacionales de capitalismo: el capitalismo financiero occidental, caracterizado por la extracción de rentas, y el capitalismo industrial de los BRICS, orientado hacia la producción y el desarrollo. Este conflicto no es meramente económico, sino que representa una confrontación entre dos visiones completamente diferentes sobre cómo debe organizarse la sociedad y la economía global.

Hudson argumenta que esta competencia entre sistemas económicos constituye el núcleo de las tensiones geopolíticas actuales, donde el Sur Global, liderado por China y los países BRICS, busca liberarse del sistema de dependencia impuesto por Occidente durante las últimas décadas. Esta lucha representa una batalla por la soberanía económica y el derecho al desarrollo autónomo que ha sido sistemáticamente negado a la mayoría de las naciones del mundo.


II. Los Fundamentos Históricos del Capitalismo Industrial

A. Los Principios Originales del Capitalismo Clásico

El capitalismo industrial original, según Hudson, tenía como objetivo fundamental la reducción de los costos de producción para aumentar la competitividad económica. Este modelo se basaba en los principios de la economía clásica, que buscaba liberar a las economías de las rentas económicas improductivas. Las rentas económicas, definidas como ingresos obtenidos sin contribuir a la producción, incluían principalmente las rentas de la tierra, los monopolios y las rentas financieras especulativas.


Los economistas clásicos como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill entendían que estas rentas constituían un obstáculo para el desarrollo económico, ya que desviaban recursos de la inversión productiva hacia la especulación y la extracción parasitaria. El objetivo era crear economías donde la competencia y la eficiencia productiva fueran los motores del crecimiento, no la extracción de valor de sectores improductivos.

B. La Implementación Exitosa en las Naciones Occidentales

Los países que hoy constituyen el núcleo desarrollado del sistema mundial - Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia y otros países europeos - lograron su desarrollo precisamente aplicando estos principios del capitalismo industrial. Implementaron políticas proteccionistas para sus industrias nacientes, invirtieron masivamente en infraestructura pública, subsidiaron el desarrollo tecnológico y mantuvieron control estatal sobre sectores estratégicos de la economía.

Estados Unidos, por ejemplo, fue durante el siglo XIX uno de los países más proteccionistas del mundo, utilizando aranceles altos para proteger su industria manufacturera de la competencia británica. Alemania siguió un camino similar bajo la influencia de Friedrich List y su teoría del proteccionismo educador. Estos países entendían que el libre comercio solo beneficia a quien ya tiene ventajas competitivas establecidas, por lo que utilizaron el poder del Estado para crear las condiciones necesarias para su desarrollo industrial.


III. La Imposición de un Modelo Diferente al Sur Global

A. La División Internacional del Trabajo

Mientras las potencias occidentales se desarrollaban siguiendo los principios del capitalismo industrial, impusieron al resto del mundo un modelo completamente diferente. A los países del Sur Global se les asignó el papel de productores de materias primas y consumidores de productos manufacturados, creando una división internacional del trabajo que perpetuaba su dependencia económica.

Esta división no fue el resultado de ventajas comparativas naturales, como sugiere la teoría económica neoclásica, sino el producto de políticas deliberadas impuestas a través del colonialismo primero, y luego a través de instituciones económicas internacionales. Los países colonizados fueron forzados a especializarse en la producción de materias primas para las metrópolis, destruyendo sus industrias artesanales tradicionales y creando economías monoexportadoras vulnerables a los shocks externos.


B. La Perpetuación de la Dependencia en la Era Poscolonial

Con el fin del colonialismo formal, se esperaba que los países recién independizados pudieran seguir el mismo camino de desarrollo que habían seguido las potencias occidentales. Sin embargo, el orden económico internacional de la posguerra, diseñado principalmente por Estados Unidos, institucionalizó mecanismos que perpetuaron la dependencia económica bajo nuevas formas.

El sistema de Bretton Woods, establecido en 1944, creó instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial que, aunque oficialmente destinadas a promover el desarrollo, en la práctica funcionaron como instrumentos para mantener el control económico occidental sobre los países en desarrollo. Estas instituciones impusieron condiciones que impedían a los países del Sur seguir las mismas políticas de desarrollo que habían utilizado exitosamente los países desarrollados.


IV. El Papel del FMI y el Banco Mundial en la Perpetuación del Subdesarrollo

A. Las Políticas de Ajuste Estructural

Las políticas implementadas por el FMI y el Banco Mundial, conocidas como programas de ajuste estructural, constituyeron el mecanismo principal a través del cual se impidió el desarrollo autónomo del Sur Global. Estas políticas, presentadas como necesarias para la estabilización macroeconómica y el crecimiento, en realidad funcionaron como obstáculos sistemáticos para el desarrollo.

Los programas de ajuste estructural típicamente incluían: la liberalización del comercio exterior, que exponía las industrias nacientes a la competencia desleal; la privatización de empresas estatales, que transfería activos públicos a manos privadas, frecuentemente extranjeras; la desregulación financiera, que facilitaba la fuga de capitales; y la reducción del gasto público, que limitaba la capacidad del Estado para invertir en infraestructura y servicios sociales.

B. La Negación del Derecho al Desarrollo

Estas políticas representaron una negación sistemática del derecho de los países del Sur a seguir las mismas estrategias de desarrollo que habían utilizado exitosamente los países desarrollados. Se les prohibió proteger su agricultura local a través de aranceles o subsidios, se les impidió desarrollar industrias estratégicas a través de políticas industriales activas, y se les negó la posibilidad de mantener control público sobre recursos naturales y servicios básicos.

La ironía histórica es evidente: los mismos países que habían utilizado extensivamente el proteccionismo, los subsidios estatales y la intervención gubernamental para desarrollarse, ahora predicaban las virtudes del libre mercado y exigían a los países en desarrollo que adoptaran políticas que ellos mismos nunca habían seguido durante sus propios procesos de desarrollo.


V. La Transformación hacia el Capitalismo Financiero

A. El Abandono de la Producción por la Extracción de Rentas

Hudson argumenta que el capitalismo occidental experimentó una transformación fundamental durante las últimas décadas del siglo XX, abandonando gradualmente su orientación productiva para convertirse en un sistema centrado en la extracción de rentas financieras. Esta transformación marcó el paso del capitalismo industrial al capitalismo financiero, donde la generación de valor a través de la producción fue reemplazada por la extracción de valor a través de mecanismos financieros.

El sector financiero, que tradicionalalmente había cumplido la función de intermediar entre ahorradores e inversores para facilitar la inversión productiva, se convirtió en un fin en sí mismo. La financiarización de la economía significó que una proporción creciente de las ganancias corporativas provenía no de la producción de bienes y servicios, sino de actividades financieras especulativas y de la extracción de rentas de diversos tipos.

B. La Extracción Sistemática de Valor del Sur Global

Este capitalismo financiero desarrolló mecanismos sofisticados para extraer valor sistemáticamente del Sur Global. El endeudamiento externo se convirtió en el principal instrumento de esta extracción, creando flujos de recursos desde las economías periféricas hacia los centros financieros occidentales que superaban con creces los flujos de inversión en dirección contraria.

Los países del Sur quedaron atrapados en ciclos de endeudamiento donde se veían obligados a destinar una proporción creciente de sus recursos a servir la deuda externa, limitando su capacidad para invertir en desarrollo interno. Las crisis de deuda recurrentes proporcionaban oportunidades para imponer nuevas rondas de políticas de ajuste estructural que profundizaban la dependencia y facilitaban la apropiación de activos nacionales por parte de intereses extranjeros.


VI. Los Mecanismos de Control Económico

A. El Ciclo de Deuda y Austeridad

Hudson describe cómo se estableció un ciclo vicioso donde los países del Sur Global se veían forzados a endeudarse para financiar sus importaciones y luego se veían obligados a implementar políticas de austeridad para servir esa deuda. Este ciclo funcionaba de la siguiente manera: primero, las políticas de liberalización comercial exponían las economías locales a la competencia desleal, destruyendo industrias locales y creando déficits comerciales; segundo, estos déficits tenían que ser financiados a través de endeudamiento externo; tercero, cuando los países tenían dificultades para servir la deuda, el FMI intervenía imponiendo programas de ajuste que profundizaban la dependencia.

Las políticas de austeridad típicamente incluían recortes en el gasto social, aumentos de impuestos, devaluaciones monetarias y nuevas rondas de privatizaciones. Estas medidas, presentadas como temporales y necesarias para restaurar la estabilidad macroeconómica, en la práctica se convertían en permanentes y servían para facilitar la extracción de recursos hacia el exterior.

B. La Privatización como Mecanismo de Apropiación

La privatización de empresas estatales y servicios públicos constituyó uno de los mecanismos más efectivos para transferir activos de los países del Sur hacia manos privadas, frecuentemente extranjeras. Estas privatizaciones raramente resultaron en mejoras de eficiencia o reducción de costos para los consumidores, pero sí facilitaron la extracción de rentas por parte de los nuevos propietarios privados.

Los servicios básicos como agua, electricidad, telecomunicaciones y transporte, que habían sido desarrollados con inversión pública, fueron transferidos a empresas privadas que podían extraer rentas monopolísticas de poblaciones cautivas. Los recursos naturales, incluyendo petróleo, gas, minerales y tierras agrícolas, fueron también objeto de privatización, permitiendo su explotación por parte de corporaciones transnacionales bajo términos que favorecían la exportación de ganancias más que el desarrollo local.


VII. La Respuesta del Sur Global: Los BRICS y las Alternativas

A. El Modelo Chino de Desarrollo

China representa el ejemplo más exitoso de un país que ha logrado liberarse parcialmente del sistema de dependencia occidental y seguir un modelo de desarrollo basado en los principios del capitalismo industrial clásico. El éxito chino se basó en mantener el control estatal sobre los sectores estratégicos de la economía, implementar políticas industriales activas, proteger su mercado interno durante las etapas iniciales de desarrollo, y mantener el control sobre su sistema financiero.

China rechazó las prescripciones del Consenso de Washington y mantuvo un papel activo del Estado en la economía, utilizando empresas estatales para desarrollar industrias estratégicas y construir infraestructura. El país también mantuvo controles de capital que le permitieron evitar las crisis financieras que afectaron a otros países en desarrollo que habían liberalizado prematuramente sus mercados financieros.

B. La Iniciativa de los BRICS

Los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), junto con otros países del Sur Global, están desarrollando instituciones alternativas al sistema financiero occidental. Estas iniciativas incluyen el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, y diversos mecanismos de intercambio comercial que evitan el uso del dólar estadounidense.

Estas alternativas buscan proporcionar financiamiento para el desarrollo sin las condiciones políticas que tradicionalmente han impuesto el FMI y el Banco Mundial. El objetivo es crear un sistema financiero internacional multipolar que permita a los países del Sur Global seguir estrategias de desarrollo autónomas sin estar sujetos a la supervisión y control de las instituciones occidentales.


VIII. La Lucha por la Soberanía Económica

A. El Derecho al Desarrollo Autónomo

La lucha contemporánea del Sur Global representa fundamentalmente una batalla por el derecho al desarrollo autónomo. Los países buscan recuperar la capacidad de implementar políticas económicas que respondan a sus necesidades internas más que a los intereses de los centros financieros occidentales. Esto incluye el derecho a proteger industrias nacientes, subsidiar sectores estratégicos, mantener control público sobre recursos naturales, y dirigir el crédito hacia inversiones productivas.

Esta lucha por la soberanía económica implica también el derecho a rechazar las políticas de austeridad impuestas desde el exterior y a priorizar el bienestar de sus poblaciones por encima del servicio de la deuda externa. Los países buscan liberarse de la camisa de fuerza de las políticas neoliberales que han impedido su desarrollo durante décadas.

B. La Construcción de un Orden Multipolar

El objetivo final de esta lucha es la construcción de un orden económico internacional multipolar donde ningún país o grupo de países pueda imponer unilateralmente sus políticas económicas al resto del mundo. Esto requiere no solo el desarrollo de instituciones financieras alternativas, sino también la creación de nuevos marcos conceptuales que legitimen diferentes modelos de desarrollo económico.

El orden multipolar que buscan construir los BRICS se basaría en principios de respeto mutuo, no interferencia en asuntos internos, y cooperación mutuamente beneficiosa. Este orden permitiría que diferentes países siguieran diferentes modelos de desarrollo según sus circunstancias específicas, sin estar sujetos a un modelo único impuesto desde el exterior.


IX. Las Implicaciones Geopolíticas del Conflicto

A. La Resistencia del Sistema Occidental

El sistema occidental no está dispuesto a aceptar pasivamente la pérdida de su hegemonía económica y está utilizando diversos mecanismos para mantener su control. Estos incluyen sanciones económicas, presión política, intervenciones militares, y la utilización del sistema financiero internacional como arma geopolítica.

La respuesta occidental al desafío de los BRICS ha incluido intentos de aislar económicamente a países que buscan alternativas al sistema dominante, la imposición de sanciones que buscan forzar el cumplimiento de las reglas occidentales, y la utilización del control sobre el sistema financiero internacional para castigar a países que desafían el orden establecido.

B. La Escalada del Conflicto

Hudson sugiere que este conflicto económico tiene el potencial de escalarse hacia confrontaciones más amplias, incluyendo conflictos militares. La resistencia occidental a perder su hegemonía económica puede llevar a intentos de mantener el control a través de medios no económicos, incluyendo la fuerza militar.

La guerra en Ucrania, según esta perspectiva, puede entenderse como parte de este conflicto más amplio entre sistemas económicos, donde Occidente busca mantener su control geopolítico para preservar su hegemonía económica. La expansión de la OTAN hacia el este puede interpretarse como un intento de mantener el control occidental sobre Europa del Este y prevenir su integración en el sistema económico euroasiático liderado por China y Rusia.


X. Conclusiones: Hacia un Nuevo Paradigma Económico

A. La Obsolescencia del Modelo Occidental

Hudson concluye que el modelo económico occidental, basado en la extracción de rentas financieras y el mantenimiento de la dependencia del Sur Global, se ha vuelto obsoleto e insostenible. Este modelo no solo ha fallado en promover el desarrollo global, sino que ha creado niveles insostenibles de desigualdad y inestabilidad que amenazan la estabilidad del sistema mundial.

La financiarización excesiva de las economías occidentales ha creado burbujas especulativas recurrentes, mientras que la extracción sistemática de recursos del Sur Global ha generado resistencia creciente que amenaza la viabilidad a largo plazo del sistema. El modelo occidental se enfrenta a contradicciones internas que lo hacen cada vez menos capaz de mantener su hegemonía.

B. La Emergencia de un Nuevo Orden Económico

El nuevo orden económico que está emergiendo, liderado por China y los BRICS, representa un retorno a los principios del capitalismo industrial clásico, pero aplicados a escala global y con características del siglo XXI. Este nuevo orden se basa en la cooperación mutuamente beneficiosa, el desarrollo de infraestructura, la inversión productiva, y el respeto por la soberanía económica nacional.

Este nuevo paradigma económico tiene el potencial de generar un desarrollo más equilibrado y sostenible a nivel global, donde el crecimiento económico se base en la mejora de la productividad y el bienestar humano más que en la extracción financiera y la especulación. Sin embargo, la transición hacia este nuevo orden no será pacífica, ya que implica una redistribución fundamental del poder económico mundial.

C. Los Desafíos del Futuro

El éxito de esta transición hacia un orden económico multipolar dependerá de la capacidad de los países del Sur Global para desarrollar instituciones efectivas, mantener la cohesión frente a la resistencia occidental, y crear modelos de desarrollo que sean tanto económicamente exitosos como socialmente inclusivos.

Los desafíos incluyen la necesidad de desarrollar tecnologías avanzadas, crear sistemas educativos que produzcan la fuerza laboral necesaria para economías modernas, establecer marcos regulatorios que prevengan la corrupción y la captura regulatoria, y mantener la estabilidad política necesaria para implementar estrategias de desarrollo a largo plazo.

El análisis de Hudson sugiere que estamos viviendo un momento histórico de transición comparable a otros grandes cambios en el sistema económico mundial, y que el resultado de esta transición determinará las características fundamentales del orden económico global durante las próximas décadas