Encuadre del Tercer Simposio Mundial del Centro Mundial de Estudios Humanistas (Nov 2012)
El desarrollo de las civilizaciones a lo largo de la historia no ha sido un
proceso lineal, sino que nuevas civilizaciones han ido surgiendo mientras las
precedentes se iban desestructurando. El estudio del proceso histórico nos
indica que la humanidad hoy se encuentra en una de esas encrucijadas de la
historia.
La crisis profundamente humana y
social a la que el mundo se enfrenta, y que se refleja en todos los ámbitos,
implica necesariamente detenerse a reflexionar sobre el modo en que queremos
seguir avanzando.
El mundo se ha transformado y continúa haciéndolo a velocidad vertiginosa. Muchas creencias, valores e ideologías acuñadas en un momento anterior ya no son capaces de dar respuesta a los problemas actuales y mucho menos aportar soluciones que puedan abrir horizontes a futuro. No creemos que esta situación deba entenderse de manera catastrófica, sino más bien que sirva para reconocer en este momento histórico el fin de una época y de una cultura. La crisis está creando el vacío necesario para que nazca algo nuevo.
El mundo se ha transformado y continúa haciéndolo a velocidad vertiginosa. Muchas creencias, valores e ideologías acuñadas en un momento anterior ya no son capaces de dar respuesta a los problemas actuales y mucho menos aportar soluciones que puedan abrir horizontes a futuro. No creemos que esta situación deba entenderse de manera catastrófica, sino más bien que sirva para reconocer en este momento histórico el fin de una época y de una cultura. La crisis está creando el vacío necesario para que nazca algo nuevo.
Esta crisis nos ofrece la
oportunidad de dar un salto hacia adelante en la historia de la evolución
humana. Se está empezando a sentir un profundo cambio y está apareciendo una
nueva sensibilidad planetaria entre la turbulencia contemporánea que, mirando
hacia el futuro con optimismo consciente, lleva consigo toda una concepción del
ser humano, y por tanto, de la sociedad y del progreso.
Sin embargo, esta nueva
civilización no surgirá mecánicamente, sino que necesitará de una elección
intencional y creativa para construir sus nuevos fundamentos.
La identificación del ser humano
como valor y preocupación central, el reconocimiento de la igualdad de todos
los seres humanos, el respeto por la diversidad personal y cultural, la
afirmación de la libertad de ideas y creencias, la tendencia al desarrollo del
conocimiento por encima de lo aceptado como verdad absoluta y el repudio de la
violencia en cada una de sus formas, son sin duda los puntos fundamentales
alrededor de los cuales puede reunirse y plasmarse esta nueva sensibilidad como
parte de una nueva civilización: la primera civilización planetaria de la
historia.
Este Nuevo Humanismo,
continuación creativa de las mejores aspiraciones de quienes nos han precedido,
no es propiedad de ninguna cultura ni puede ser cristalizado en tiempo
histórico alguno. El Humanismo está presente en todas las culturas bajo
distintas denominaciones y formas, y fluye hacia renovados significados del
mismo modo como transita la especie
humana de una manera dinámica desde la determinación hacia la libertad.
Este Nuevo Humanismo, por
definición plural e incluyente, no pretende un mundo uniforme o un pensamiento
único, sino la convergencia, el diálogo y la acción conjunta de todos aquellos
que se reconocen en esta nueva sensibilidad.
Afirmar la necesidad de un Nuevo
Humanismo, significa también afirmar aquella búsqueda de un Sentido trascendente
que justifique la existencia humana más allá de la provisoriedad del
transcurrir. Un Sentido que se encuentra en lo profundo de cada ser humano y
que de ser atisbado, se traduce en un modo de ver y de sentir que nos conduce a
la acción válida en el mundo interpersonal y social.
Quienes formamos parte del Centro
Mundial de Estudios Humanistas creemos que el nuevo mundo será tal y como lo
construyamos y con este espíritu invitamos a todos a participar en el Tercer
Simposio mundial “Un Nuevo Humanismo para la Nueva Civilización”.
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