30 jun 2018

¿Desde dónde miro? ¿Desde dónde atiendo?

En el mirar cotidiano miro y atiendo desde mis ojos. La perturbación, la alegría, el enojo, la velocidad o el lento pasar, todos ellos dominan mi mecánica mirada… y así, mecánicamente se orienta mi vida.
Pero, a veces profundizo y logro despertar un “tercer ojo” que mira lo que mira, que mira lo que siento, que mira lo que hago, que mira lo que pienso.
Estoy allí en el interior de mí-mismo, mirando con calma, con una suave y extraña alegría.
El tiempo se expande, el espacio se amplía, los movimientos se hacen lentos y armoniosos.
Aún en las situaciones perturbadoras, una cierta calma y paz acompañan mis pensamientos y acciones.
Soy consciente de mí y del mundo. Puedo elegir con mayor libertad el camino a seguir.
Cuando soy consciente de mí, puedo elegir la dirección de mi mirar e ir hacia el mundo… hacia el Universo. Puedo también cerrar mis ojos y elegir ir hacia la profundidad de mi mundo interno.
Observo al “yo” y comprendo la ilusión de su permanencia. Observo cómo funciona mi conciencia hasta en sus más ínfimos detalles.
Observo a los demás y al mundo, y los comprendo en profundidad.
En todos los casos, observo, comprendo y me siento libre.
La conciencia-de-sí es un modo de observación atenta desde un lugar más profundo de mi interioridad. La observación es calma. El perfeccionamiento de su práctica permite observar los fenómenos y movimientos del “yo”, el funcionamiento de los mecanismos de la propia conciencia y los fenómenos del mundo, desde una perspectiva amplia y neutra.
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Otros tiempos – otros espacios – otros mundos
El cuerpo es energía densa que se transforma y vuelve al mundo de la vida densa.
La energía del doble, más sutil que el cuerpo, puede trascender si logramos unidad en el espíritu o también llamado centro del centro. Esa energía, ¿a dónde va?
Al mundo de la Luz, al lugar que los Maestros han llamado “la ciudad escondida” o “ciudad de la Luz”. Mundo de los Guías. Espacios y tiempos que se comunican entre si... y están también aquí.
Tiempos y espacios que no están en el “más allá” como muchos suelen comentar.., sino aquí, dentro y fuera mío. Convivimos con ellos aunque no podamos habitualmente conectar con ellos, así como lo Profundo está permanentemente aquí, aunque sólo por fugaces momentos percibimos sus señales.
Ante esta gran verdad, ya nada es indiferente.
¿Cómo conectar aquí con esos tiempos y lugares?
La unidad del doble en este “centro” que se registra como centro del centro es el comienzo….
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Victor Piccini: Experiencias de reconocimiento. Parque la Belle Idée

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