tomado de ReadWriteWeb España
La tecnología avanza sin mesura, arrastrando a otras muchas disciplinas, y lo que antes nos parecía cosa de ciencia-ficción ahora es real o está muy cerca de serlo. La paradoja es que el ritmo cada vez se acelera más y es difícil saber qué nos depararán los proóximos años. El afamado Dr. Michio Kaku tiene sus propias ideas sobre cómo cómo será la vida dentro de tan sólo un par de décadas, el día a día de cualquier persona. Realidad Aumentada, nanotecnología y conexión total, suficientes para llevar a cabo la revolución digital.
El doctor en física teórica de la Universidad de Nueva York Michiu Kako trata de mantenerse apegado a la realidad a la hora de hacer predicciones para el futuro. Sin embargo, la tecnología que hasta hace muy poco era considerada como algo futurista está actualmente o en investigación o incluso en pruebas. Por ello a cada idea ‘descabellada’ el investigador le pone el nombre de la empresa u organismo público que lo está desarrollando.
Las telecomunicaciones en la persona
La Realidad Aumentada será la palanca que impulse al ser humano a una sociedad repleta de conocimientos. Sin necesidad de alterar su cuerpo, solamente con una conexión a Internet, se tendrá acceso a toda la información tanto para el aprendizaje, como para el trabajo o para el ocio.
En 10 o 20 años, cuenta el profesor Kaku, los cristales de las gafas o incluso unas lentillas servirán de pantallas para completar la información que el mundo real transmite. Un turista viajará a Roma y podrá ver a las legiones luchando o las viejas construcciones. Por otra parte, servirá como complemento a la información personal, ya sea para subtitular a tiempo real a personas que hablan en otra lengua o para recordar, mediante reconocimiento facial, de qué y cuándo conoces a esa persona que te está saludando y que no ubicas exactamente. Sin olvidar la enorme cantidad de usos militares, como por ejemplo para los pilotos de avión, que podrán ver efectivamente en 360º.
La habitación del futuro con comunicación sin interrupciones
Todo será mucho más simple dentro de unos años. Las teles serán transparentes, aunque proyecten imágenes 3D sin gafas. Es decir, una ventana. De hecho, cualquier superficie será una pantalla, algo que ya se está consiguiendo mediante varias investigaciones paralelas, una de ellas, la de Skin.
Pero irá más allá; gracias a su interacción, hablarle a la pared será como decir “espejito, espejito mágico”, y se cumplirá el deseo del usuario. El papel transformado en pantalla será tan barato como un folio actual. Se convertirá en doctor, en consulta rápida, en secretaria para ver la agenda o también en reproductor de vídeo al que se le puede pedir que en lugar de Humphrey Bogart el protagonista de Casablanca sea uno mismo.
No habrá escritorio porque el hardware deja de ser necesario. Bastará con escribir en cualquier sitio y el archivo se subirá a la nube. Y entonces, como si supiese a quién pertenece, seguirá a su propietario “a cualquier sitio y en cualquier momento. Es comunicación sin interrupciones”. Y tampoco es ciencia ficción porque ya existe, por ejemplo, en los laboratorios de Microsoft Research.
De la producción en masa a la producción personalizada
Salir a la calle tampoco será lo mismo dentro de 10 ó 20 años. Google sorprendía a propios y extrañ recientemente paseando por las autopistas de Estados Unidos sus coches autopilotados. Este desarrollo, conjunto con Toyota, es sólo el comienzo de un futuro que contempla sin atascos ni accidentes.
Ya en la calle, una de las tareas que serán más sencillas en el futuro según Kaku es la de comprar. La información almacenada permitirá pasar de la producción de masas a la producción personalizada para que aumente el grado de satisfacción del usuario. Por ejemplo, alguien llegará a una tienda y verá un modelo que le guste y le quede más o menos bien en función de su talla. Pero eso ya no será un obstáculo porque, al pagar, la tarjeta de crédito dirá a la fábrica que produzca ese modelo con unas medidas determinadas para su cliente.
El capitalismo utópico de Adam Smith estará más cerca, según el doctor, ya que el usuario tendrá en todo momento mucha más información. Sobre los precios de todas las tiendas, sobre la calidad y fabricación de los productos, sobre los bienes sustitutivos. Cómo implantarlo socialmente, eso sí, no es su campo.
Y por encima de todo, la salud
La medicina reducida a las telecomunicaciones. Imaginemos un mundo en el que no hay lugar a la intimidad ya que el ser humano está constantemente controlado por su entorno.
Desde el punto de vista médico, por ejemplo, el váter será capaz de analizar día a día la orina para recomendar una dieta, el cepillo de dientes pedirá cita en el dentista si detecta una caries, la ropa sabrá cómo está la temperatura corporal o si hay algún fallo funcional y avisará a urgencias si es necesario.
Y por qué parar aquí. La reconstrucción de órganos para implantes partiendo de células propias, las interfaces cerebrales que permiten ya a una persona con parálisis total navegar por Internet o jugar videojuegos o nanocápsulas recorriendo el interior del cuerpo humano en busca de problemas. Todo es posible en un futuro que estará aquí en 10 o 20 años.
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humanizar-nos:
..Falta que todos tengan acceso a tales maravillas!
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