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Con horizontalidad y autonomía se permite que los espacios de decisión sean múltiples y que el consenso sea una práctica habitual a la hora de dinamizar los debates y las actividades. Este mecanismo hace que el movimiento no se pueda destruir fácilmente. Al no tener líderes absolutos y formales, estos movimientos sociales no se pueden parar fácilmente porqué no hay presidente o representante a quién corromper o detener, y se procura que todas y cada una de las personas y los colectivos se apoderen para que ninguno tenga que ser imprescindible.
A menudo los mass media procuran convertir a los portavoces en líderes, y los movimientos sociales lo evitan con estrategias como las rotaciones de portavoces. Ahora bien, es muy importante evitar que la descentralización y horizontalidad se acompañes de atomización o disgregación. Entendemos que la diversidad es parte de nuestra fuerza, rechazamos el mensaje único, y queremos hacer saber que tenemos muchos mensajes diferentes que se respetan y se enriquecen mutuamente. Pero por tal que se pueda dar esta capacidad de coordinación, tan necesaria, hay que fomentar los espacios de encuentro y conocimiento entre los diferentes participantes y compartir los recursos de que cada grupo dispone o conoce. ...
Evidentemente esto a los más poderosos no les hace ninguna gracia, de manera que responden con estrategias que no por diversas dejan de ser ya muy conocidas. La primera de ellas sería la integración. Acostumbra a utilizarse ante los colectivos más moderados o dependientes económicamente, de manera que se les finanza y se les abre la puerta a participar de alguna manera en la acción de gobierno a cambio de parar su potencial transformador. Cuando ésta no funciona vienen muchas otras. Una de ellas es la represión que también llega por parte del Estado, esta coarta determinadas movilizaciones y proyectos, a la vez que trata de hacernos coger miedo o desanimarnos; una variables de éstas son las multas cada vez más frecuentes y que buscan inhabilitarnos económicamente.
Otra es la criminalización que llega desde algunos medios de comunicación de masas. Con ella se pretende que la sociedad rechace a los movimientos sociales y todo lo que hacemos y también a romper puentes con otros sectores sociales. Cuando ninguna de éstas funciona sencillamente se nos censura.
Pero ninguna de estas estrategias parará a los movimientos sociales. Ahora, en un contexto de crisis estructural del sistema capitalista, es momento, más que nunca, de esforzarnos y seguir luchando por la libertad de los pueblos y de las personas, de seguir construyendo otra sociedad, de practicar una mejor manera de vivir.
Mientras hacemos camino, es importante recordar que ningún partido parlamentario puede representar las propuestas de los movimientos sociales que llaman a hacer política de otro modo. En contrapartida, animamos a la ciudadanía a organizarse con los vecinos y vecinas en asambleas de barrio, a montar asambleas en las universidades y el trabajo. Invitamos así a todo el mundo a participar directamente de la transformación de la sociedad partiendo del entorno vital de cada uno ...
A menudo los mass media procuran convertir a los portavoces en líderes, y los movimientos sociales lo evitan con estrategias como las rotaciones de portavoces. Ahora bien, es muy importante evitar que la descentralización y horizontalidad se acompañes de atomización o disgregación. Entendemos que la diversidad es parte de nuestra fuerza, rechazamos el mensaje único, y queremos hacer saber que tenemos muchos mensajes diferentes que se respetan y se enriquecen mutuamente. Pero por tal que se pueda dar esta capacidad de coordinación, tan necesaria, hay que fomentar los espacios de encuentro y conocimiento entre los diferentes participantes y compartir los recursos de que cada grupo dispone o conoce. ...
Evidentemente esto a los más poderosos no les hace ninguna gracia, de manera que responden con estrategias que no por diversas dejan de ser ya muy conocidas. La primera de ellas sería la integración. Acostumbra a utilizarse ante los colectivos más moderados o dependientes económicamente, de manera que se les finanza y se les abre la puerta a participar de alguna manera en la acción de gobierno a cambio de parar su potencial transformador. Cuando ésta no funciona vienen muchas otras. Una de ellas es la represión que también llega por parte del Estado, esta coarta determinadas movilizaciones y proyectos, a la vez que trata de hacernos coger miedo o desanimarnos; una variables de éstas son las multas cada vez más frecuentes y que buscan inhabilitarnos económicamente.
Otra es la criminalización que llega desde algunos medios de comunicación de masas. Con ella se pretende que la sociedad rechace a los movimientos sociales y todo lo que hacemos y también a romper puentes con otros sectores sociales. Cuando ninguna de éstas funciona sencillamente se nos censura.
Pero ninguna de estas estrategias parará a los movimientos sociales. Ahora, en un contexto de crisis estructural del sistema capitalista, es momento, más que nunca, de esforzarnos y seguir luchando por la libertad de los pueblos y de las personas, de seguir construyendo otra sociedad, de practicar una mejor manera de vivir.
Mientras hacemos camino, es importante recordar que ningún partido parlamentario puede representar las propuestas de los movimientos sociales que llaman a hacer política de otro modo. En contrapartida, animamos a la ciudadanía a organizarse con los vecinos y vecinas en asambleas de barrio, a montar asambleas en las universidades y el trabajo. Invitamos así a todo el mundo a participar directamente de la transformación de la sociedad partiendo del entorno vital de cada uno ...
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