18 feb 2013

Zygmunt Bauman y La Moral Líquida

Zygmunt Bauman es un renombrado sociólogo de origen polaco cuya obra ha impactado significativamente en quienes tenemos cierto interés por comprender el devenir de la cultura contemporánea. Se trata de una de las personalidades clave del pensamiento social actual. Su obra abarca desde las cuestiones sociales hasta la cultura y la política. Sus textos se centran en la realidad del mundo contemporáneo: la violencia e indiferencia, el consumismo, la galopante globalización, la política, las relaciones, el individualismo, etc. Son conocidos sus “textos líquidos” como “Amor líquido“, “Vida líquida“, “Tiempos líquidos” y “Modernidad líquida“. No soy un estudioso exhaustivo de la obra de Bauman, sin embargo, queda claro que su pretención es realizar un viraje epistemológico al forjar el potente concepto de la “Modernidad líquida” para sustituir la confusión que trae aparejada la “posmodernidad” como concepto.

Mundo líquido

Al adjetivar desde la liquidez, lo que Bauman pretende es poner al descubierto la fragilidad y fragmentación que caracterizan a esta época, en la que nos sentimos atemorizados por establecer relaciones duraderas y se pone de manifiesto una exacerbada fragilidad en los lazos solidarios, los cuales siempre terminan dependiendo de los beneficios potenciales que estos pudieran generar.
Para Bauman es importante diferenciar la modernidad “sólida” y “pesada”, la del industrialismo, más preocupada por el orden y la eficiencia productiva, la modernidad del capitalismo desarrollista, la modernidad racional, de los Estados-Nación, la modernidad de Weber, la de los meta-relatos inamovibles, de la fe en el progreso y la fábrica fordista, la modernidad de producción masiva y la división del trabajo; de su “modernidad líquida”, esa que testimonia la demolición de las estructuras que atenúan el fluir de los nuevos poderes globales, la modernidad de la desaparición de las trabas y la desregulación, de la privatización del fenómeno social y su erosión, cuyo núcleo yace en el poder económico, invisible, etéreo, financiero, multinacional. Se trata de una modernidad en la cual el individuo se abruma en el proceso de construir su propia identidad a riesgo de sucumbir al universo de posibilidades que tiene frente a sí. Una modernidad, líquida, en la que el trabajo se vuelve precario, inestable e inevitablemente transitorio, una modernidad al servicio del consumismo hedonista, quimera de los oportunistas de turno; una modernidad en la que los vínculos más íntimos se vuelven líquidos, transaccionales, inestables y efímeros.
Según Bauman, el amor al prójimo, fundamento de la vida civilizada y de la moral, se ha distorsionado hasta tal punto que le tememos a los extraños y desconfiamos de los cercanos, y, como consecuencia de la omnipresencia de la sociedad de consumo, las relaciones se terminan midiendo en términos de costo / beneficio. En lo personal estoy convencido de que estamos comenzando a transitar una opción superadora a este pesimismo manifestado por Bauman, que podríamos considerar basada en la perspectiva integral de un meme valórico emergente. Es en tal sentido que me gusta hablar de un pasaje hacia lo que algunos solemos llamar como “Transmodernidad“, pero eso es tema para tratar en otra ocasión. Con todo, y evidencias no me faltan, la descarnada mirada considerada por Bauman suele estar penetrantemente latente en las relaciones que solemos tener. Y es que los procesos de transformación cultural, pensados en un sentido virtuoso, pueden llevar años, sino décadas, en consolidarse y, finalmente, terminar cristalizados en alguna forma de progreso social"
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Vaya con esto de la moral líquida!!. Ya en 1993 Silo describía este fenómeno social y hacía una propuesta ética.: Ver “Cartas a mis amigos” de Silo, en especial la tercera carte: (anexo fragmenetos)

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