Ad portas del vigesimo aniversario del terremoto de Armenia (25 enero 1999)
¿Qué fue eso que sentimos?
(marzo de 1999)
Para crecer no basta con vivir: es necesario reflexionar lo vivido. Después del sismo del 25 de enero mucha gente de la región experimentó algo inusual en la comunicación interpersonal y en la actitud personal respecto a la vida, a sí mismo y a sus semejantes. Tratando de puntualizar todo esto, podemos decir lo que marcadamente ocurrió durante los siete días que siguieron al sismo:
1. Valoramos más el milagro de la vida. Se hizo evidente que la vida humana vale mucho más que las posesiones materiales.
2. Nos relacionábamos como iguales, sin diferencias de status sociales ni económicos. Desaparecieron las distancias entre pobres y ricos, entre estudiados e iletrados, entre cachacos y desarrapados.
3. Hubo amplia disposición a la reconciliación entre hermanos, esposos, familiares, amigos y vecinos.
4. Muchos daban de su tiempo, su apoyo, su energía, su alimento, en forma desinteresada, sin esperar recibir a cambio.
5. Se incrementó la solidaridad y el apoyo mutuo.
6. Surgieron espontáneamente formas comunitarias y vecinales de organización, ocupando el vacío que dejó el colapso de los aparatos e instituciones oficiales burocráticas y manipuladas.
A pesar de la penuria material, había algo nuevo y sabroso en la gente. Pero…cuando los bancos volvieron a funcionar, cuando el dinero volvió a circular masivamente, cuando los horarios laborales volvieron a ser exigidos, es decir, cuando el sistema se fué restableciendo, volvimos a portarnos como siempre, volvimos a ser "ciudadanos normales" (normalmente prevenidos, normalmente distanciados, normalmente competitivos).
A medida que el sistema economicista (con su dios dinero) momentáneamente colapsado era rápidamente restablecido, en esa misma medida lo humano se volvía a replegar al fondo de los corazones.
¿Qué fue lo que vivimos durante esa primera semana? Vivimos una "interrupción humanista", un instante en la vida de la región en donde lo humano primaba sobre todas las cosas, en donde la igualdad de los seres humanos era una vivencia y no un declamativo derecho.
En la historia de la humanidad se evidencian "momentos humanistas": períodos de tiempo en que lo humano aflora, y hay democracia, igualdad, respeto por la vida, amor al conocimiento, respeto por la diversidad, y repudio a la violencia.
En las mentes y corazones de los habitantes del eje cafetero está aún fresco e indeleble el recuerdo, el registro de lo que es vivir una "irrupción colectiva de humanismo": todos vivenciamos la posibilidad real de relacionarnos con otros códigos más humanos, más cálidos y unitivos; todos vivenciamos la posibilidad de organizarnos colectivamente de otra manera.
Pero…cuidado!: esos muros invisibles que usualmente nos separan y que cayeron temporalmente con el terremoto, están siendo levantados de nuevo, sin nuestro permiso ¡no permitamos que el sistema nos vuelva a dividir!: mantengamos la transparencia, la unidad, la comunicación directa y el acto solidario desprendido. Luchemos contra la reinstalación de nuestros viejos hábitos y reforcemos la unidad y comunicación con nuestros vecinos y cercanos.
Eso fue lo que pasó, y eso merece ser rescatado, difundido y comentado.
Bueno, amigos esa es la situación de nuestra gente en Armenia en este momento. Nuevamente ¡Muchas Gracias! a todos, los que de alguna manera han tomado contacto con nosotros y nos han dado aliento, sugerencias y apoyo.
Paz, Fuerza y Alegría para todos.
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