Mario Luis Rodríguez Cobos, Silo, nació en Mendoza, Argentina, el 6 de enero de 1938.
El 4 de mayo de 1969, en Punta de Vacas (a los pies del Monte Aconcagua, Argentina), Silo habló ante unas doscientas personas reunidas en aquel paraje de la cordillera de Los Andes, siendo ésta su primera exposición pública de las ideas que, con el tiempo, inspirarían la formación del Movimiento Humanista. En esta arenga, conocida como «La curación del sufrimiento», expuso temas como la superación del dolor y el sufrimiento, el sentido de la vida, la superación de la violencia.
A partir de estas ideas se organizan el Partido Humanista; La Comunidad para el Desarrollo Humano (asociación cultural que fomenta la educación para la no violencia); la Convergencia de las Culturas (asociación a favor del diálogo entre las culturas y la no discriminación); Mundo sin Guerras (asociación antinuclear y anti-armamentista) y el Centro Mundial de Estudios Humanistas. Estos organismos han desarrollado, a lo largo de los años, una intensa acción en cada uno de sus ámbitos
Es fundador del Movimiento Humanista y autor de numerosas obras que firma con el seudónimo de "Silo". Estas han sido traducidas y publicadas en las mas diversas lenguas y dialectos.
Su pensamiento comenzó a circular hace casi tres décadas en distintas partes del mundo. Traducciones y copias manuscritas y mecanografiadas de "La Mirada Interna" fueron apareciendo entre los jóvenes de San Francisco, los estudiantes de Roma, los obreros de Glasgow y los artistas e intelectuales de Varsovia y Budapest.
Su obra (que algunos califican como una nueva corriente de pensamiento), ha sido asociada a las numerosas organizaciones encuadradas dentro de lo que genéricamente se conoce como movimiento no violento, pacifista, humanista y ecologista.
En 1993 Silo fue distinguido en Moscú con un Doctorado Honoris Causa por el Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de Rusia.
A mediados de 2002 dio a conocer El Mensaje de Silo orientado hacia la difusión de una nueva espiritualidad y a la búsqueda de lo sagrado al interior de uno mismo. Impulsa también, en varios países ubicados en diferentes continentes, la construcción de Parques de Estudio y Reflexión, como puertas de entrada al mundo mental de Lo Profundo y como lugares de encuentro e irradiación de una nueva espiritualidad que rechaza toda forma de violencia y discriminación y que apela a esa dimensión sagrada de la mente humana para encontrar libertad y sentido
En primer lugar, Silo cuestiona la noción de naturaleza humana, definiendo al ser humano como "un ser histórico con un modo de acción social capaz de transformar al mundo y a su propia naturaleza". Al afirmar esto niega la existencia de un derecho natural, o de una propiedad natural, o instituciones naturales o, por último, un tipo de ser humano a futuro tal cual es hoy, como si estuviera terminado para siempre.
Hace ver que en el mundo social, la intención común de superar el dolor es negada por la intención de otros seres humanos y que unos hombres naturalizan a otros negándoles su intención, convirtiéndolos en objetos de uso. Así, la tragedia de estar sometido a condiciones sociales de desigualdad e injusticia impulsa al ser humano a la rebelión contra esa situación en la que se advierte no el juego de fuerzas ciegas sino el juego de otras intenciones humanas. Solo ha de pasarse, dice, de la prehistoria a la verdadera historia humana recién cuando se elimine la violenta apropiación animal de unos seres sobre otros.
Por otra parte, considera que la crisis de este momento histórico afecta tanto a las personas y a su modo de relación, como a la sociedad en su globalidad. Señala que la aceleración del proceso tecnológico y económico está produciendo la caída de los valores y de las referencias morales, religiosas, políticas y culturales, dejando el vacío en su lugar. Subraya que el problema mayor no está en los cambios acelerados sino en lo imprevisible de su dirección. Es esto lo que genera la pérdida de referencias y la falta de sentido en la vida tanto personal como social. Por esto, exhorta a dar una dirección coherente a la propia vida e invita a influenciar en este sentido en el medio inmediato de cada quien, teniendo siempre presente el objetivo mayor de una reorientación de toda la sociedad.
Manifiesta que de ninguna manera piensa que vamos hacia un mundo deshumanizado tal cual nos lo presentan algunos autores de Ciencia Ficción, algunas corrientes salvacionistas o algunas tendencias pesimistas. Cree sí, que nos encontramos justo en el punto, por lo demás muchas veces presentado en la historia humana, en que es necesario elegir entre dos vías que llevan a mundos opuestos y que el Humanismo tiene un papel importante que jugar a favor de la mejor de las opciones.
Tomado de: Silo. Obras Completas,Virtual Ediciones, Santiago de Chile, Mayo de 2014 -
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