por: Raúl Zibechi
"...Las democracias van a ir restringiéndose y desapareciendo, como escenario real. Vamos hacia regímenes cada vez más autoritarios en que la política de conquista, lo que Harvey llama apropiación por desposesión o por despojo, irá in crecendo, y creo que es la única receta de fondo que tiene claro el capital anglosajón, núcleo del capital imperialista, para sostenerse en el timón. En tales escenarios de guerra, de no democracia, de utilización de bandas armadas y paramilitares, de amenazas para quienes cuestionan, para las disidencias, creo que vamos a movernos.
Ustedes los colombianos ya tienen cierta experiencia en eso, como de 60 años, desde el gaitanazo, Vivir bajo situaciones enormemente conflictivas en las cuales no hay dos sino múltiples frentes, y creo que el espejo mexicano actual es un ejemplo del escenario en que vamos a tener que movernos. Hace unos meses, el sub Marcos decía que la guerra era para destruir el tejido social mexicano; entre otras cosas, es para eso: una forma de acumulación, de destruir el tejido social sobre el cual, y sólo sobre el cual, podemos construir movimientos sociales. Si no hay tejido social ni vínculos interpersonales, no podemos construir movimientos; si hay miedo, la fuerza más paralizante, se rompe el tejido y no surgen los movimientos.
Por supuesto que las clases dominantes lo tienen claro; tienen centros de estudio dedicados a esto desde hace tiempo y saben inculcar miedo, y el miedo paraliza, impide que nos organicemos y nos movilicemos. Y esta crisis, que nos producirán dolor y sufrimiento y nos llevará a situaciones realmente angustiosas, también es una posibilidad, una oportunidad para cambiar el mundo.
Repitiendo a Marx: sin crisis, sería imposible modificar lo que hay delante de nosotros. ¿Puede la actividad colectiva de los de abajo, lo que llamamos movimiento popular o movimiento social, crear un mundo nuevo en tales circunstancias? La respuesta no es fácil porque los de arriba están usando el terror para impedir y no sabemos qué hacer.
Vivimos la mayor concentración de poder de la historia. Eso que dice el movimiento Ocupar Wall Street (“Somos el 99 por ciento frente al 1 por ciento”). El 1 por ciento son 70 millones, un poco más tal vez, que manejan hilos importantes en lo financiero y económico, las principales multinacionales, ejércitos, complejo intelectual-militar-industrial. Nos tienen estudiados. En el último medio siglo se invirtió la lupa. Antes sabíamos quiénes eran los ricos, con nombres y apellidos. Hoy se han opacado, se han hecho opacar para no estar en el ojo de los de abajo.
Ese 1 por ciento juega con las divisiones del 99 por ciento, porque no es una mayoría unificada o que al menos tenga los mismos intereses o formas de ver el mundo o las mismas inquietudes. Tenemos una enorme cantidad de divisiones. Hay una parte grande de ese 99 por ciento que tiende a la pasividad o la inercia. Además, hay intereses contradictorios. Una parte de ese 99 por ciento, más de la mitad quizá, se sume en la extrema pobreza y es objeto de políticas sociales, sobre todo de gobiernos progresistas, que buscando consolidarse evitan la conflictividad social...."
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