Estoy muy contento de estar aquí, a pesar de los graves y difíciles problemas en que se encuentra Argentina, América Latina y el planeta también.
Al hablar de Ética y Globalización no podemos obviar la fuerte conexión que existe entre la noción de desarrollo y la de globalización. Podemos considerar que el fenómeno de la globalización es un producto ocasionado por la aventura histórica de los países llamados “desarrollados” y que el proyecto de la globalización consiste en llevar a cabo un desarrollo federalizado.
Pero en primer lugar realizaré la crítica ética de la noción misma de desarrollo y después veremos si existe un camino para la integración ética.
Si consideramos la noción de desarrollo desde un punto de vista ético, debemos saber que no existe ningún tratado ético posible si pensamos que el concepto de desarrollo tiene como núcleo una noción ética y económica.
Es un concepto que contiene en sí mismo, los conceptos de utilitarismo y de cualidad. ¿Qué significa esto? Que si nos limitamos a este tipo de visión, caeremos, en consecuencia, en la ignorancia de los rasgos no utilitarios de la vida humana: amor, pasión, honor, lo lúdico, y de todas sus cualidades.
Digamos, entonces, que existe en el interior de la noción de desarrollo, la única visión del hombre económico, “homo economicus”, y no, la realidad del hombre complejo con todos sus rasgos. En esta complejidad es donde coexiste el sentido del valor y de la calidad poética de la vida. Pero esto no basta.
Hay un carácter anti-ético en el concepto y en el movimiento histórico del desarrollo. ¿Por qué? Porque en las sociedades llamadas “desarrolladas” podemos ver la desintegración de las solidaridades tradicionales de la gran familia, del barrio, de las comunidades y la desaparición de las solidaridades concretas entre personas que no pueden ser reemplazadas por las ayudas burocráticas y las solidaridades que necesitan dinero para comprarse.
Otro rasgo: las megalópolis - las grandes ciudades del desarrollo más adelantado- están en estado de desintegración del tejido social; en la mentalidad de la gente y sobre todo en la de los jóvenes, no existe la idea de sentido cívico como un superego de la sociedad común.
Otra razón: el desarrollo es al mismo tiempo, desarrollo del individualismo; algo muy bueno ya que el individualismo significa autonomía individual, pero hay también desarrollo del individualismo egocéntrico donde las agresividades individuales, el mercado, el provecho, amplifican este egocentrismo con la sed permanente de más y más consumo, lo que produce una desintegración ética.
Sabemos también de la desintegración de una de las virtudes heredadas de civilizaciones antiguas y que se arraigó en las civilizaciones tradicionales: la hospitalidad, la recepción del otro, del extranjero.
Finalmente, las especializaciones en todos los sectores económicos del trabajo y del pensamiento también, encierran a los seres humanos en actividades fragmentadas, aisladas y donde se pierde el sentido de la realidad común en la cual nosotros estamos incluidos. De este modo el sentido de la responsabilidad para los otros y para su comunidad, también se desintegra.
No olvidemos, además que los motores del desarrollo en la ciencia, la técnica, la economía, el provecho están sin ningún control ético. Y Washington desarrolló la idea –muy útil y fundamental -, porque en los principios de la ciencia moderna occidental del siglo XVII hay una autonomía total de la ciencia frente a la política, a la ética, a la religión, digamos a la condición de desarrollo de la ciencia.
Pero a mediados del siglo pasado, la ciencia desarrolló un poder tan grande sobre la sociedad, y peligros tan gigantes o de destrucción provenientes de la física nuclear o de la manipulación que pone en evidencia la falta de regulación ética. De la misma manera, la técnica y la economía no tienen control ético y éste es el problema de nuestro porvenir planetario.
Pensemos también que las civilizaciones llamadas desarrolladas se encuentran hoy día en una profunda crisis, en una degradación de la calidad de vida, crisis económicas que no han desaparecido, y crisis ética de la cual ya hablamos. Hay una resurrección de la pobreza en los países ricos.
Además, desde el punto de vista económico podemos pensar que las crisis que se producen en varios lugares del planeta no se pueden considerar cada una como una excepción, como un accidente, cuando existe un problema crítico fundamental en el modo económico del mercado mundial sin regulación hoy día.
La tragedia de la Argentina no se puede considerar como una excepción, es un caso adelantado y extremo de los peligros comunes para todos. Esto me recuerda que en los años 50 y en la época en que no existía sanción demográfica en todos los países europeos por aumento de los nacimientos, llegó súbitamente una caída demográfica en Berlín y para muchos demógrafos era una cosa excepcional originada por la situación particular de Berlín, pero era en realidad, el anuncio de la crisis demográfica que llegó años más tarde a todos los países de Europa.
Entonces debemos pensar en todo esto y generar así la ética en nuestra civilización, en nuestro desarrollo. Podemos decir pues, que en el concepto de desarrollo sostenible hay un fondo ético. El trasfondo ético viene de una preocupación, no únicamente para las otras sociedades y para el planeta finalmente como lo indica Johannesburgo, sino también denota una preocupación ética para generaciones futuras.
Hay un concepto ético introducido en la noción de desarrollo sostenible. Pero a mi entender, esto no es suficiente. Pienso que se deben integrar los mejores rasgos del concepto de desarrollo para una generación ética, pero integrarla con un concepto más amplio, más crítico, más generoso que podríamos llamar una política de civilización.
Ya hemos hablado de la decadencia, de la desintegración de las solidaridades, y también de la desintegración del sentido de la responsabilidad. Pensemos ahora que solidaridad y responsabilidad son las dos fuentes primarias de la ética; la otra es la comprensión del uno hacia el otro.
Y la resurrección ética necesita eliminar la idea cerrada de desarrollo; no basta dulcificarla con el desarrollo sostenible e integrarla a una política de la civilización humana.
Estamos así, frente a un difícil y complejo problema: organizar la convergencia de las diversas vías que lleven a la resurrección o al desarrollo de la ética. Es decir, en primer lugar, debemos integrar lo mejor de la civilización occidental (los derechos humanos del hombre y la mujer, la democracia - una cosa que puede degenerarse y aun en estado inconcluso-). Pero frente a esta idea de democracia está la idea de autonomía individual, de eliminar lo peor, es decir la hegemonía del provecho, de una racionalidad abstracta.
Por otro lado, esta política de la civilización humana significa utilizar y fortalecer las cualidades civiles del sur. Porque es evidente que si el norte demuestra su superioridad en las cuestiones del cálculo, de la economía, de la técnica, de las armas, de todas estas cosas, hay una pobreza humana en esta hegemonía, porque las cualidades humanas fundamentales están sumidas en una opresión.
Entonces el sur tiene sus valores cuando hace una resistencia a la hegemonía del provecho y del cálculo. Cuando el sur toma en serio, no únicamente las cuestiones privadas individuales, sino la cuestión de todas las cualidades que podemos encontrar en nuestra vida que es evidentemente lo que llamamos cualidad de la vida. Se puede decir que en el mundo rico, la idea de hoy día es mejor.
Entonces la idea de Iván Illitch, que hace treinta años llamó la convivialidad, es decir, la posibilidad de comunicaciones, de amistad, de relaciones buenas entre humanos. Y también las actividades gratuitas de servicios, mutuales, la hospitalidad.
Es evidente que se necesita una política económica a varios niveles, al nivel de las naciones, y las naciones es evidente que hay un papel para el estado luchar contra la plétora burocrática y luchar contra la corrupción.
Muchos problemas en ese sentido, de la administración, que ilustró muy bien Michel Crozier, pero hay también un papel económico a nivel continental como este continente que debe adelantar más y todas esas conexiones y cooperaciones para llegar a una confederación de los países de América Latina.
Es evidente que a nivel planetario, existe una necesidad de regulación, de control, de crear una instancia, un poder con poderes capaces de hacer esta regulación y también la penalización de la especulación.
También se está instalando en varias partes del mundo la idea de la economía plural y no únicamente la economía del provecho individual, sino la economía de las asociaciones, de las cooperativas.
Esta idea que empezó a desarrollarse en América Latina, primero en Méjico, luego en Perú y ahora en otros países, la idea del comercio equitativo, que necesita que los productores reciban un precio justo de los productos sin la especulación y sin el parasitismo de los intermediarios, “los coyotes”, porque ellos toman la mayor parte del valor, del producto del café en Brasil o del cacao, por ejemplo. La idea del comercio equitativo que hoy existe es importante desarrollarla, porque la idea de cuidar es fundamentalmente una idea ética.
Ayudar a la conjunción de la acción de los productores y de los consumidores a través de esta equidad en los precios, y la calidad de los productos. Tengamos en cuenta también dentro de esta idea de desarrollo sostenible, la idea de salvaguardar el ambiente, una idea ética de solidaridad humana y planetaria en estrecha relación con la biosfera.
Ayudemos a la juventud a ayudar el mundo. La juventud se encuentra en la esperanza de una cosa justa, debemos movilizar la juventud en eventos de solidaridad de país a país, de los ricos sobre todo hacia las naciones pobres, y al mismo tiempo hacer olvidar la idea de servicio militar obligatorio.
Es una cosa histórica que se lleva a cabo en varios países, pero debemos desarrollar un servicio cívico nacional e internacional, y animar, estimular y coordinar todas las fuerzas sociales de la generación y los esfuerzos individuales que existen en todas las categorías sociales.
Entonces, para la regeneración ética se pueden combinar cuatro caminos que tienen cada uno su valor ético:
- El primero es un camino de las reformas institucionales y sociales para el desarrollo de la libertad, la igualdad y la fraternidad o solidaridad.
- Hay el camino de la reforma educativa, uno de los más importantes, y me parece muy bueno que haya un panel de discusión sobre esta cuestión. Pero yo quiero decir que sobre esta cuestión educativa, la reforma educativa debe comportar una cosa que falta en todos los sistemas educativos y es enseñar la comprensión humana.
Que la comprensión humana no es solamente una cuestión objetiva, que solo alcanza saber que una persona tiene un metro setenta de altura, un peso determinado, no. Es una cosa más compleja en donde se deben entender las razones del individuo, el por qué de sus actos, y dicha compresión humana es muy difícil y necesita entonces de una larga enseñanza a partir de las primeras clases y que es de una necesidad fundamental como podemos adelantar en las relaciones humanas es decir la ética entre nosotros y también entre hermanos, padres, hijos, extranjeros.
- Y pienso también en el camino de un pensamiento complejo. Cuando se tiene una visión global y no como hoy realiza la educación que corta en pedacitos los varios componentes del saber , cuando ve la relación de todos con todo, es entonces cuando se ve la solidaridad que existe en los campos del conocimiento y esto es una ayuda para entender la solidaridad humana. Porque la persona que se encuentra encerrada en su oficio sin conocer lo que les pasa a otros, no puede entender de su solidaridad hacia los otros.
Hay también una ética fundamental que significa (la palabra ética como sinónimo de hacer el bien no sirve para nada,) es el ejemplo personal lo que sirve, pero hay una cosa de enseñanza que viene del complejo sentido de la identidad humana. La identidad humana es un concepto individual pero que forma parte de una sociedad, y formamos parte también de la especie humana. Y no estamos separados en un 33 % individual, otro tanto social y otro tanto biológico, no. Cada uno de esos aspectos está incluido en los otros. Nosotros no estamos únicamente incluidos en la sociedad, la sociedad con su lenguaje, sus normas está incluida en las mentes de los individuos. De la misma manera no estamos únicamente incluidos en una especie porque se continua la especie, en el sistema de reproducción, por ejemplo es necesario que dos individuos hagan el amor y la producción de los niños entonces hay una relación muy fuerte entre los tres aspectos, en esta especie de trinidad humana por así llamarlo.
Esto significa que hay tres direcciones de la ética: una ética para uno, para su honor para admirarse uno mismo, una ética para la sociedad que se necesita sobre todo en las sociedades democráticas donde hay un poder de control de los ciudadanos y una ética para la humanidad que hoy en día ha tomado una significación concreta puesto que allí esta en juego el destino de todos los humanos. Todo esto en resumen es para hablar del camino de la reforma educacional, de gran importancia, pero debemos reeducar a los educadores.
- El cuarto camino es el de la reforma de vida. A finales del siglo XIX en Alemania, un gran momento de industrialización extraordinaria, se creó un movimiento llamado lebensreformpara escapar de los peores aspectos de este desarrollo industrial, económico. Y algunos se fueron a un lugar en la Suiza italiana que se llama Monte Verita, y allí trataron en grupos la idea de buscar una mejor calidad de vida, ver la importancia de la belleza, de la estética y también de la belleza de los cuerpos, la danza y demás, la convivencia, la relación con la naturaleza, y la comunidad. Digamos que esto fue la vanguardia de lo que hoy día vemos buscar en todas las sociedades: la reforma de vida.
Y además luchar contra la tendencia del egocentrismo. Es como si nosotros tuviéramos un doble programa en la mente: un programa egoísta, egocéntrico y otro altruista que nos habla de hacer cosas para los otros, para la familia, para la patria, para la comunidad. Nuestra civilización desarrolla el programa egocéntrico y el programa altruista es menos desarrollado y es esto lo que debemos cambiar y combinar con la reforma personal. Hay mucha gente también en el occidente desarrollado, que entiende que hay un vacío, un malestar interno y a esto se debe el éxito del budismo zen, del budismo tibetano, todos los modos posibles que puedan dar una nueva y buena relación de un individuo consigo mismo.Todos estos caminos existen pero sin comunicación los unos con los otros. Si hablo de civilización humana, es decir no únicamente integrando los rasgos buenos e importantes del mundo occidental y de lo que permite desarrollar la ética que es la racionalidad autocrítica.
Esta racionalidad autocrítica tuvo lugar en el peor momento de la historia de expansión, de la dominación occidental, de la conquista de las Américas y fueron dos personas: Bartolomé de las Casas que decía que los indígenas americanos tenían un alma y eran tan humanos como nosotros y Montaigne que decía que cada civilización tenía sus valores y que no existía únicamente el valor del mundo occidental. Y pienso que ahora se necesita para la civilización humana un dialogo de las civilizaciones.
Bien, estamos en los preliminares de los preliminares de una nueva aventura pero, me parece a mí que no debemos permanecer en el mismo camino. Y por esta razón pienso que también la idea de desarrollo sostenible no basta, porque se queda en el mismo camino.
Es el camino lo que debemos cambiar. La nave, el planeta debe cambiar de vía, debe cambiar de dirección. Y esto es una tarea muy difícil, pero muy necesaria para la salvación contra la amenaza del desastre, para la salvación de la humanidad y en particular del continente latinoamericano que personalmente quiero tanto.
* Director Emérito del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.
Conferencia dictada en el marco del Seminario Internacional “Los Desafíos Éticos del Desarrollo”, Buenos Aires, 5 y 6 de septiembre de 2002. Documento incluido dentro de la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo -www.iadb.org/etica del Banco Interamericano de Desarrollo. | | Edgar Morin * |
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