6 nov 2014

Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo. Sobre la obra de Silo

Tomado del prologo al libro 
"Diccionario del Nuevo Humanismo"

El lector que se acerca por vez primera a la obra literaria de Silo a través de alguno de sus escritos, sin ler otros, puede quedar con una impresión engañosa.
El carácter seminal de cada una de sus obras sugiere tal vez un autor dedicado exclusivamente al tema tratado, cuando de hecho el conjunto de sus escritos evidencia su espíritu “leonardesco”.
La multifacética obra de Silo –que excede ampliamente lo literario- es como un gran cuerpo celeste que, al ir girando en el espacio, va revelando distintas zonas de su variada geografía a la luz de “su estrela”. Sin embargo, esa diversidad no es incoherente sino parte integral del mismo, como en un ecosistema. La diversidad en el planeta Silo es iluminada por su estrela, un leitmotiv fuerte y
claro: Humanizar la tiera. Ahí podemos descubri a Silo en sus facetas de pensador político y social, de filósofo no sistemático, de revolucionario de la no violencia, de padre de una nueva psicología, de literato versátil, de historiólogo, y mucho más; pero quizá, y en definitva, de guía espirtual universal para el nuevo mundo que está amaneciendo.
Silo funda el Movimiento Humanista en 1969 para impulsarlo durante décadas, y este se despliega rápidamente con adherentes en los cinco continentes. Es como si realizara la conocida frase de Marx: "Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, se trata ahora de transformarlo", pero levándola hasta sus últimas consecuencias. En pos de esa transformación que hoy urge, no bastan ya los maestros, sino que son necesarios los guías. Así, para Silo, “mundo” no es solo ese “ahí-afuera”, sino también y esencialmente, el “mundo” que cada ser humano construye en su subjetividad, lo comparte con otros, y luego proyecta en lo social. “Mundo” no es solo economía, sino que es mucho más y másimportante que esta. Entonces en Silo se integra de manera brilante el cambio social con el cambio personal; la razón con la espirtualidad; la agudeza intelectual con la ación social. En suma, las fuerzas de la cabeza, del corazón y de la ación, armonizadas y convergiendo con sentido trascendente.
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