Extracto tomado de:
Psychothérapie et spiritualité : de l’opposition au dialogue interactif,
de Louis-Charles Lavoie, Universidad del Sherbrooke,
érudit20
Roberto Assagioli es el diseñador de uno de los enfoques más completos de
la psicoterapia abiertos a la dimensión espiritual. Fue durante los años
sesenta y setenta que su enfoque tomó su forma final. El modelo antropológico
que propone consta de tres dimensiones:
El inconsciente; El campo
de la conciencia; El
"yo" (también llamado yo) y el yo superior (también llamado yo
espiritual).
Lo que llama la atención a primera vista es la importancia que Assagioli
concede al inconsciente. Lo describe de cuatro maneras diferentes. Lo que él
llama inconsciente inferior e inconsciente medio corresponde aproximadamente al
inconsciente y preconsciente freudiano. El inconsciente superior o
supraconsciente es parte de la psicología de lo sublime. Este inconsciente es
ante todo un potencial. Él está mirando hacia el futuro. Assagioli lo define en
estos términos: "Es desde aquí que las intuiciones y aspiraciones de orden
superior nos llegan en el campo del arte, la filosofía, la ciencia; los
"imperativos" de un orden ético; Los impulsos altruistas. Es la
fuente del genio, los estados de iluminación, la contemplación, el éxtasis. Es
en esta área que las energías superiores del Espíritu, las facultades y los
poderes supranormales de alto género residen en estado latente y potencial
"(1983: 27). El supraconsciente es un reflejo del ser superior considerado
como bien supremo. La conciencia del inconsciente superior suele ir precedida
de una crisis, que describiremos más adelante. El inconsciente colectivo refiere
a Jung. Está compuesto por estructuras primitivas, ancestrales, arcaicas y
arquetipos de carácter superior. Assagioli es cuidadoso al señalar que la
distinción entre el subconsciente inferior, medio y superior no se basa en
ningún juicio de valor, sino que se refiere al desarrollo. El inconsciente
inferior es la parte más primitiva. Por lo tanto, inferior no significa
"peor", sino "más viejo". Los fenómenos de ósmosis se
producen entre las diferentes partes de la psique y entre el inconsciente
individual y colectivo.
El campo de la conciencia es la parte de nuestra personalidad de la que
tenemos conocimiento directo. Este campo está atravesado por un flujo constante
de elementos psíquicos. Esta corriente de elementos incluye sensaciones,
imágenes, pensamientos, sentimientos, deseos, impulsos, voliciones y varios
estados mentales que podemos observar, analizar y juzgar.
El "yo", o yo consciente, está situado dentro del corazón mismo
de la conciencia como un punto central estacionario. El "yo" percibe
todo lo que cruza el campo de la conciencia. El "yo" también es
consciente de sí mismo, es decir, consciente de ser consciente. Assagioli
entonces lo designa como un centro de pura autoconciencia. Finalmente, el
"yo" es también un centro de voluntad. Puede, si es necesario,
intervenir para organizar los contenidos del campo de la conciencia y
canalizarlos hacia la acción. Es en relación con los valores que el "yo"
interviene activamente "para orquestar las diversas funciones o energías
de la personalidad, establecer compromisos y provocar acciones en el mundo
interior" (Brown, 1984: 30).
El yo superior o transpersonal está directamente conectado con el
"yo". El "yo" personal es, por lo tanto, solo una
manifestación del Yo superior. Jean Hardy cita un texto inédito de Assagioli en
el que especifica las relaciones del "Yo" y el Sí mismo. "En
realidad, el Sí mismo es uno. Lo que llamamos el Ser ordinario es esa pequeña
parte del Ser profundo que la conciencia en el estado de vigilia es capaz de
captar en un momento dado "(Hardy, 1989: 51). El Sí mismo existe en una
esfera de realidad diferente a la de nuestras condiciones psicofísicas. Sin
embargo, no es un postulado metafísico, sino una realidad de la cual algunos
individuos han tenido una experiencia interna directa (Assagioli 1983: 176).
Assagioli habla del Ser Superior como un centro permanente y como el verdadero
centro del ser, el centro más profundo.
Las manifestaciones del Sí
mismo adoptan una variedad de formas, que incluyen, según Ferrucci, la
intuición, el reconocimiento del propósito en la vida, la comprensión intuitiva
de una verdad, un sentido de unidad con todos los seres, un sentido de Un
profundo silencio interior, un sentimiento de liberación, un intenso amor sin
límite y sin condiciones, un profundo sentimiento de gratitud, un gran misterio
y asombro, la trascendencia del espacio y el tiempo como lo conocemos.
(Ferrucci 1982: 111). Es desde el Sí mismo también de donde vienen las
experiencias paroxísticas, tanto místicas como de la iluminación y el éxtasis.
A partir de la presentación del modelo antropológico, pasaremos ahora al
enfoque terapéutico. En este enfoque, el trabajo de división y descomposición
psíquica (psicoanálisis) es seguido por un trabajo de reestructuración
(psicosíntesis). Esta síntesis tiene lugar en dos etapas, y cada vez, alrededor
de un Centro Integrativo, en este caso, el "Yo" y el Yo Superior.
La psicosíntesis personal es el primer paso del proceso. El primer objetivo
para llegar a la síntesis es la adquisición de un buen conocimiento de uno
mismo. Este conocimiento se adquiere a través de una exploración de los
aspectos conscientes de la personalidad, así como por aquellos aspectos menos
conocidos o ignorados del inconsciente medio e inferior. El segundo objetivo
coincide con la conciencia del "yo" personal. Esta conciencia se
adquiere mediante técnicas de desidentificación, mediante las cuales la persona
aprende a reconocer que, si bien tiene cuerpo, emociones, intelecto, ella no es
este cuerpo, estas emociones, este intelecto. Solo una vez que se hacen estas
desidentificaciones, puede alcanzar la autoconciencia pura, es decir, una
conciencia libre de toda identificación. Los ejercicios de desidentificación
tienen virtudes terapéuticas. De hecho, la desidentificación permite la
desintegración de imágenes y complejos dominantes, y las energías así liberadas
se vuelven más fácilmente controlables. Esta efectividad se basa en un
principio establecido por Assagioli según el cual "estamos dominados por
todo con lo que nuestro ego puede identificarse. Podemos dominar, dirigir y
usar todo aquello de lo lo que nos desidentifiquemos "(1983: 33).
La conciencia del "yo" es también la conciencia de la voluntad.
Assagioli insiste en la voluntad porque su ejercicio implica una evaluación y
una evaluación implica a su vez una escala de valores. Ejercitar la voluntad de
uno es, por lo tanto, practicar hacer elecciones ajustadas a los propios
valores. Es obvio, escribe Assagioli, "que el fin o propósito al que la
voluntad debe dirigir sus esfuerzos debe tener un valor apreciable" (1983:
122). Por eso otro objetivo de la psicosíntesis personal es la exploración del
inconsciente superior. Su exploración lleva a la realización de los valores
esenciales, que Maslow llamó los valores del ser. Son estos valores los que
guiarán la voluntad en sus elecciones.
La reconstrucción de la personalidad es el objetivo final de la
psicosíntesis personal. Este proceso de reconstrucción se realiza a través de
valores, considerados como bienes superiores, capaces de integrar a la
personalidad. Como Assagioli lo concibe, este proceso es similar al descrito
por Jung: se trata de integrar las polaridades de acuerdo con un Centro, el
"Yo". Assagioli insiste, sin embargo, en que la psicosíntesis
personal no pretende extinguir todo conflicto. En esta etapa de la
psicosíntesis, se trata de atenuar las oposiciones que tienen su origen en los
conflictos neuróticos y así favorecer una mejor adaptación de la persona a su
entorno.
Sin embargo, la adaptación a la realidad es solo un paso en la realización
de uno mismo. La transición a un nivel más alto de realización a menudo es
precedida por una "crisis espiritual". Al menos eso es lo que
Assagioli describe como un estado de vaga ansiedad, un sentimiento de vacío,
una insatisfacción persistente, una pérdida de interés en la vida real, una
crisis moral que afecta a algunas personas en medio de su vida. Es fácil
malinterpretar el significado de tal crisis, así como remontar sus causas a
conflictos pasados, cuando en realidad se producen "por el surgimiento de
nuevas tendencias, por aspiraciones de carácter moral, religioso o espiritual,
que se despiertan gradualmente" (1983: 53). Esta crisis es en realidad el
preludio de un despertar espiritual.
Entre las reacciones positivas que siguen al despertar espiritual,
Assagioli señala: alegría, luz interior, percepción del verdadero sentido de la
vida, mayor seguridad interior. En esta enumeración hemos reconocido
manifestaciones del Sí mismo, que son solo temporales. A veces les siguen
experiencias más o menos dolorosas, también transitorias. Una vez finalizado
este paso, puede comenzar el trabajo de reconstrucción de la personalidad en
torno a un centro superior. Este trabajo es la culminación de la psicosíntesis
espiritual o transpersonal. Este trabajo de reestructuración es un proceso
largo y complejo que se divide en varias fases. Comienza con la eliminación
activa de los obstáculos al libre movimiento de las energías transpersonales.
Continúa con el desarrollo de facultades superiores, incluida la intuición y la
voluntad. Le siguen fases pasivas o receptivas en las que el ego aprende a
someterse a la acción del Yo transpersonal.
El discípulo de Assagioli, Pietro Ferrucci (1982: 110-125) describió varias
características del Yo personal y del Yo transpersonal. La siguiente tabla
ofrece una vista resumida de sus respectivos modos de operación:
Yo Personal
|
Yo Transpersonal
|
Multiplicidad: manifestada en la diversidad de opiniones, las
relaciones, las numerosas subpersonalidades
|
Unidad: revelada en la solidaridad con los otros,
Dios, la naturaleza, una pieza artística magistral.
|
Estado
de incompletud
|
Estado
de plenitud
|
Insatisfacción: siempre hay una necesidad que tiende a satisfacerse
|
Servicio: expresión básica del Yo. Capacidad de dar sin
esperar a cambio, por la sola alegría de dar.
|
Preocupación: por la sobrevivencia física, emotiva y social
|
Apertura a la vida
|
Control
de la vida
|
Abandono:
hacia lo que la vida aporta
|
Vida centrada
en el contenido: ganar dinero, hacer
carrera, etc.
|
Vida
centrada en el proceso: sobre la manera
de vivir, sobre la calidad de vida.
|
Vida
centrada en los resultados de la acción:
|
Vida
centrada en la armonía, la belleza, el
placer intrínseco de la acción.
|
Mundo estructurado y limitado
|
Mundo
sin forma, sentimiento de libertad y expansión.
|
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