14 ago 2021

Nihilismo y humanismo (fragmento). Ernesto de Casas

 

NIHILISMO Y HUMANISMO[1]

Ernesto de Casas

 Texto de, diciembre de 1996, Madrid,

Actualizado en Mendoza, agosto 2020, y en febrero junio de 2021

 

Presentación

Podría decirse, en términos algo clásicos, que el humanismo se basa en la libertad y la libertad es para elegir entre bien o mal. Si no, no es libertad, es determinismo. Esa posibilidad de elegir entre ‘hacer el bien o hacer el mal’ es lo más grande del ser humano. Así, por cierto, se puede elegir libremente entre ser nihilista, pero también humanista (2).

En términos más actuales, resultaría: El humanismo, como nuevo enfoque del quehacer humano, libre y responsable, es una actitud que surge con fuerza una vez agotadas las falsas soluciones previas; es también una nueva sensibilidad en donde ganar sentido en la vida, porque ésta vale la pena; es un campo en donde la relación con los demás es prioritaria, al igual que la comunicación directa - no intermediada - y en donde toda actividad cotidiana no tiene porqué ser sólo mera trivialidad. La vida es un espacio de construcción, de hacer cosas con y para los demás, no es un mero esperar su fin, es más bien el encuentro de un sentido certero... transformador de situaciones sufrientes que amplía los horizontes de la acción humana.

 Sin embargo, las cosas pueden verse de otro modo, como que nada vale la pena, porque no hay un sentido, como que todo es muy difícil de implementar, como que la relación con los demás es ardua y se prefiere el aislamiento, donde el futuro finalmente está cerrado. Con ello, cunde el desaliento, el desánimo, la pérdida de fuerzas, de referencias y el ser humano y su mundo, se nihilizan día a día (3).

 De aquí la necesidad de referencias y orientación. El hombre elige entre condiciones diversas, adversas unas, neutras y facilitadoras otras, por ello, mientras más referencias tenga a su favor para hacer sus elecciones, mejor que mejor.

 Si bien la elección final es pura responsabilidad de cada uno, la tarea de acercar referencias y esclarecimientos - que es también una elección - es lo que da sentido, moral también, al humanista de hoy; interesado tanto por los demás como por sí mismo. 

Es como si se dijera: “A cada paso surge un ’si y un ‘no’ y debemos elegir permanentemente. Las referencias nos invitan a dejar la ‘franja-negativa’ y optar por la constructiva, pero si no se está alerta, atento, se produce una paulatina pero constante inclinación al ‘no’. No se puede, nada es posible y el fatalismo y la negación de la vida misma se hacen dueños de las situaciones más diversas.

Esto, en suma, nos lleva hacia un nihilismo larvado o manifiesto, mientras que lo primero va conduciendo a un humanismo emergente en la actualidad con particular vigor. (4)

Las características de libertad y responsabilidad, acortadas en muchos campos, son muy propias del nuevo humanismo, ya aparecen no sólo en manifestaciones de la vida cotidiana, sino también en diversas disciplinas, (5) y apoyan al ser humano de hoy para que sea protagonista de todos los cambios que sean necesarios de llevarse a cabo, y tenga por eso que 'hacerse cargo' de los medios a implementar para lograr realizar dichos cambios; tanto personales como sociales, que no puede dejar en manos de otros y mucho menos en manos de los supuestos “representantes del pueblo”.

No se supera ninguna crisis dejando las decisiones importantes en manos de otros. Tal actitud lleva a una indefensión, la cual le hace un flaco favor a la nueva emancipación del hombre para abandonar su condición sufriente, hoy acrecentada por todas y cada una de las formas de deshumanización y cosificación, es decir, de nihilismo, dando lugar a la formación - lamentablemente - del campo antihumanista (6).

En suma, El Humanismo busca así ser un cauce donde alojar a las más diversas posturas, siendo lo suficientemente amplio como para que quepan todas las diferencias y allí encontrar las propias verdades. Esto bien puede ser el Humanismo de hoy, un Nuevo Humanismo ciertamente, que descarta sólo a: los violentos y discriminadores. Todo lo demás, ¡bienvenidos!

 Entonces, el humanismo hoy:

-    El Humanismo como punto de encuentro. Los diversos humanistas convergen en la medida que por la intercomunicación converjan otros. También es punto de encuentro para quienes, frustrados en otros derroteros, puedan ahora proseguir su camino en pos de un destino noble, sin por ello frustrar su caminar mismo, aunque se haya terminado el ciclo de otros medios de desplazamiento.

-    El humanismo como nueva fuerza transformadora de esquemas y sistemas oprimentes del ser humano en su interioridad y sociabilidad.

-    Los humanistas varios hemos de coincidir en algo básico: defender al hombre. Por ello: El ser humano como valor central (7). ¡Sea!

-           El humanismo como fuerza constructiva que no tiene que destruir nada para empezar su trabajo porque es la caída del sistema de valores vigente el que se cae por su propio peso debido a la globalización y aceleración de su propia incoherencia. (*) De modo que el humanista no gasta un ápice de su energía en voltear nada, sino todo lo contrario, ir construyendo para un mundo futuro entre los escombros y naufragios producidos por otros... Todo lo contrario, se pone en marcha con fe en su acción, en lo mejor de los demás, en la construcción de un mundo mejor.

*) Este concepto se trata en la Nota ampliatoria A con respecto a quienes sostienen que habría “que destruir, atacar, al sistema, lo cual da lugar a las diversas formas violentistas, las que a su vez provocan reacciones más violentas del sistema mismo, en un espiral que se realimenta aparentemente sin fin.

Antecedentes

El nihilismo tiene su historia, más bien reciente, pues es en el siglo pasado donde empieza a usarse el término, apareciendo en dos campos, en la filosofía centroeuropea y en la literatura rusa. (Ver Nota ampliatoria A).En esta última, el vocablo es usado para calificar a aquellos que estaban negando los valores establecidos de entonces, en una sociedad con un régimen sumamente absolutista y despótico. En cambio, en las páginas filosóficas aparece como una postura que niega valores y sentido, en general, y hace una negación de la vida misma. Esto sucede con una gran diversidad de interpretaciones y acepciones, puesto que este vocablo al intentar dar una noción de negación de valores referentes a la vida y su trascendencia y, por fuerza, esa concepción se traspasa a otros campos, obviamente.

En la actualidad

Creo hoy se puede captar una cierta sensibilidad y una actitud nihilistas que a veces resulta ser derrotista y da lugar a fenómenos más perjudiciales para el ser humano. 

En rigor aquí interesa verlo en el plano cotidiano, observando cómo se difunde el nihilismo como negación de posibilidades y cerrazón de futuro, creando condiciones para el antihumanismo manifiesto.

Cabe destacar que, en boca de dirigentes y de gente influyente es de cuidarse del discurso nihilista.

Por otra parte, no es una postura de vida fija, sino que es un momento, una etapa, que puede dar lugar a otra. Una época nihilista activa, de negación de valores oprimentes es de algún modo comprensible para poder pasar a otra cosa, aunque eso ya no es necesario puesto que esos supuestos valores vigentes se desmoronan día a día, en la caída estrepitosa de la gran mentira construida a lo largo de años de descuido humano. (**) Pero la postura nihilista-derrotista-fatalista que lleva al oscurecimiento del entendimiento, es ciertamente algo a superar, pues eso sí es, qué duda cabe, precipitarse al abismo. (8)

Así mientras más tarde en cobrar fuera el humanismo en uno mismo y en el medio social en que vivimos, más se instala el nihilismo desesperanzador y descorazonador. Todo nihilista produce en el otro un registro de descorazonamiento profundo, de desaliento.

Mientras que el nuevo humanismo en su mayor anhelo nos dice: “aquí estamos, ¡hay esperanza!”.

No lo vemos entonces al humanismo como en oposición, como “versus” el nihilismo, sino con la analogía de que la falta de luz hace a la oscuridad y así, puede inferirse que la falta de humanismo hace que surja el nihilismo y antihumanismo. Se resalta así que la acción a adoptar es la de ampliar, extender el humanismo, su accionar, su metodología, su mirada. 

**) Esta es la situación relacionada con lo antes citado de lo innecesario de ninguna actitud destructiva pues aquello que oprime se cae, más bien la urgencia es la construcción de la nueva referencia.

Estas posturas de nihilismo o humanismo, resulta un poco aquello de: “Por el camino interno puedes andar oscurecido o luminoso. Atiende a las dos vías que se abren ante ti...” (9)[2]

En este texto, escrito en prosa poética, es de una enorme profundidad sicológica, especialmente en este caso en que nos permite comprender el origen del nihilismo, como una predisposición del ánimo, como una dirección mental; tal como puede aparecer en cualquier persona, o grupo social, a modo de una tendencia hacia lo oscuro (entonces surgen las modas de lo negro, el contenido fatalista en la cultura, en los artistas, en las modas, en la ciencia misma). O hacia lo claro, lo luminoso (entonces, están las modas y formas multicolores, claras, el contenido optimista, el canto a lo utópico, a lo múltiple, a lo posible).

Sin duda es algo a estudiar con detenimiento, pero lo que siento oportuno comentar aquí es que no se es nihilista por una ideología externa que se inculca, o porque hay una moda, sino más bien por registros propios que encuentran eco en el medio y se van haciendo predominantes, a pesar de sus consecuencias destructivas (?). Claro que, por falta de cotejo con otros indicadores positivos, los registros negativos avanzan, se estancan, o se desgastan.

Resumiendo, en la actualidad, con la globalización, se da un estado de conciencia en donde todo está vigente. Situaciones que se daban en ámbitos cerrados de antaño, o dentro de ciertos límites, ahora tenemos que la prensa lo universaliza al instante y nada resulta aislado, por ello este nihilismo que oscurece a las personas, no se limita a regiones ni a la literatura o la filosofía, como tampoco el nuevo humanismo queda reducido a determinadas fronteras.

Es entonces menester impulsar a éste para que el otro quede reducido a una mera anécdota.

2. Características

El Humanismo histórico respecto del nuevo humanismo presenta diferencias substanciales; mientras aquél surge con la mirada hacia atrás, reivindicando y rescatando la filosofía clásica, - para así poder saltar de la opresión cristiano-católica - éste, el N. H., surge con la mirada hacia adelante, hacia el futuro y no como rescate de algo, sino como construcción de lo por hacer. Es así algo bien distinto, no sólo en que no es una actividad cultural, especialmente artístico literaria, sino que es tanto una visión del mundo, de tipo sistémica y estructural, como una actividad cotidiana, con el interés en humanizar la vida cotidiana, de dar sentido a la vida de todos los días, en transcender la trivialidad; por lo que resulta definitivamente importante.

El Nuevo Humanismo - que es obviamente de otra etapa - difiere del humanismo histórico, el que más bien es orientado por sabios, estudiosos, especialistas. Por último, el nuevo humanismo propone como destinatario al hombre común y corriente, sufriente y existente en un mundo que lo deja al margen, que lo deshumaniza y cosifica (Ver Nota ampliatoria B) y que pone los privilegios en manos de pocos).

A ese ser humano el N.H. le tiende una mano de liberación, de realización. (10)

El Nuevo humanismo que proponemos encuentra su fundación en las Tesis[3] (que se incluyen en el Anexo II) pero es en estas que encontramos los fundamentos esenciales:

 

“Tesis 2.2. No obstante, el mundo en que se nace es también un mundo social, constituido por intenciones humanas.


Tesis 2.3. Solo tiene intención la sociabilidad del mundo. Lo natural es susceptible de ser intencionado, ‘humanizado’. Por cierto, que lo social es agente y paciente de humanización, de sentido.


Tesis 2.4. La existencia humana está abierta al mundo y opera en él intencionalmente”


Es en esa simple frase…” constituido por intenciones humanas” en donde encontramos como se va constituyendo la sociedad y la vida individual y como se reciben los efectos de las intenciones de otros, también a esos niveles, individual y social. Es así que cuando surgen planteos que quieren despojar al ser humano de su capacidad de intencionar, surge un gran problema, porque se produce todo lo contrario, un rebote que ojalá sea con buen sentido. Al operar intencionalmente, puede revalorizar los modelos que se tienen en cuenta, las referencias consideradas, para justamente, desnihilizar –si cabe el término-, o mejor, humanizar el actuar en el mundo de las cosas, de los demás, de las sociedades; algo que se puede comprender mejor. Es su posibilidad de intencionar en acciones que llevan a un futuro y mundo mejores, en donde se pueden sentar las bases de una actividad constructiva de sumo interés. En eso estamos.

 

 

 

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